La reducción de emisiones GEI es la principal línea de acción para combatir el cambio climático. Los elevados niveles de CO2 de la atmósfera provocados en su gran mayoría por los combustibles fósiles, son los que provocan el calentamiento global que amenaza la supervivencia del planeta y la biodiversidad, y genera consecuencias climáticas extremas. 

El reto más importante que asume la humanidad ahora mismo es reducir estos niveles de CO2 para poder cumplir con los objetivos del Acuerdo de París 2015. Para no llegar a una situación de no retorno, la comunidad científica establece como límite que el incremento de la temperatura planetaria anual no sea superior a los 2ºC -respecto a los niveles preindustriales-.

Para reducir estas emisiones de CO2, la propia naturaleza  -muchos dirían “sabia”-, ya ha establecido algunos mecanismos que históricamente nos han ayudado. Y es que tanto los bosques como los océanos son grandes sumideros de carbono capaces de capturar CO2. Algunos ecosistemas como los manglares y humedales o los mismos glaciares, a través del permafrost, también son capaces de realizar esa función de ayuda en la reducción del nivel de carbono de la atmósfera.

Las ballenas son capaces de absorber más CO2 que 1.300 árboles

Aunque uno de los mecanismos de captura de CO2 más desconocidos son las ballenas. Según el último comunicado de Greenpeace estos cetáceos son capaces de absorber más CO2 que 1.300 árboles. Las ballenas tienen un papel “insustituible” a la hora de contribuir a la lucha frente el cambio climático.

Tanto es así que un artículo de investigación elaborado por economistas del Fondo Monetario internacional ha cifrado el valor de las ballenas en la lucha contra el cambio climático y la economía en más de 900 millones de euros. El cálculo del FMI se basa en la contribución que estos animales efectúan en la absorción del carbono y en su función de estabilizar la vida en el océano -algo que repercute en la economía pesquera-.

Cuando las ballenas mueren entierran en el océano 33 toneladas de CO2

Y es que cuando las ballenas mueren, se hunden y se llevan al fondo del océano una media de 33 toneladas de CO2. Sobre todo las ballenas con mayores dimensiones como la azul o la gris, realizan una función de mitigación “significativa” para la lucha contra el cambio climático según el estudio del FMI.

Pese a todos los beneficios que comportan estos seres vivos para la lucha climática y el ecositema oceánico -dada su capacidad productora de fitoplancton-, la sociedad no está tomando medidas suficientes para asegurar su supervivencia.

La caza de ballenas, una práctica en contra del cambio climático

Desde tiempos inmemoriales algunas comunidades o sociedades han dado caza a estos animales. En un principio esta práctica se hacía por subsistencia, aunque años después, la mayor parte de la caza ballenera se hacía con fines comerciales. La industria ballenera comercializa productos como el aceite de ballena, espermaceti -utilizado en cosméticos, el ámbar gris, las glándulas endocrinas para fármacos y finalmente la carne.

En los últimos años el gobierno japonés ha vuelto a cazar ballenas con fines comerciales, pese a que en 1986 la Comisión Ballenera Internacional (CBI) prohibió su caza comercial. A causa de la caza masiva efectuada durante las últimas décadas las poblaciones de cetáceos están en peligro de extinción. Los ciclos de reproducción de estos seres vivos son lentos y algunas especies no han conseguido recuperarse.

El número de ballenas azules en los océanos se ha reducido un 98%

El número de ballenas azules en los océanos se ha visto reducido a un 98%, mientras que en el caso de las demás especies la cifra oscila el 70%. Por eso las ONGS y organismos como la CBI insisten en la necesidad de actuar urgentemente para la protección de las ballenas y darles máxima prioridad ahora que toda la comunidad internacional está tomando medidas para combatir la emergencia climática. 

Las ballenas son un mecanismo muy ZEO a la hora de hacer frente al cambio climático. Existen acciones y decisiones políticas que pueden ayudar a su protección y conservación, como por ejemplo alterar las rutas marítimas con el fin de reducir las muertes provocadas por colisiones con buques. La comunidad ecologista y de defensa de los animales insta a los gobiernos a situar la protección de las ballenas en el primer plano de la agenda climática internacional.

El canto de las ballenas

¿Sabías que el canto de las ballenas es uno de los más relajantes y característicos del mundo animal? Las ballenas cuentan con una colección de sonidos que utilizan para comunicarse a kilómetros de distancia. Los cetáceos tienen un sentido del oído muy elaborado, consiguen detectar con mucha precisión la procedencia de los sonidos. 

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