A lo largo de la historia, ha habido una gran controversia en torno a sí realmente existe una relación entre el cambio climático y la paulatina desaparición de la capa de ozono. Y es que la capa de ozono no deja de ser un Gas de Efecto Invernadero (GEI) que se encuentra de forma natural en la Tierra que protege la biodiversidad del planeta de los efectos nocivos de los rayos solares – los rayos ultravioleta (UV)-.

La respuesta a la pregunta de si la reducción de la capa de ozono está relacionada con el cambio climático, es por tanto, compleja y difícil de explicar.

En 1981 entró en vigor el Protocolo de Montreal para la protección de la capa de ozono

Así como en 1997 fue firmado el Protocolo de Kyoto para la reducción de las emisiones GEI que provocan el cambio climático, años antes, en 1981 ya había entrado en vigor el Protocolo de Montreal. Un acuerdo firmado por más de 197 países para controlar y reducir la producción de las sustancias destructoras del ozono, y así disminuir la concentración de estas sustancias en la estratosfera.

En el año 1974 la comunidad científica empezó a notificar una reducción de la capa de ozono en la zona de la Antártida. Achacaban la culpa a los clorofluorocarbonos, unas sustancias químicas derivadas de los hidrocarburos, compuestas por cloro, fluor y carbono, que destruyen el ozono a través de los refrigeradores, aires acondicionados y aerosoles. Ahora, gracias al Protocolo de Montreal se ha conseguido eliminar el 99% de estos productos químicos que reducían el Ozono.

En 2018, tras la última evaluación científica sobre la reducción de la capa de ozono, se ha podido demostrar que se han recuperado partes de la capa de ozono entorno a un 3 y 6%. Y se espera que la capa de ozono se haya recuperado por completo del hemisferio norte en 2030 y en las regiones polares para 2060.

Esta información puede llegar a responder a la pregunta que formula este artículo. ¿Tiene que ver la reducción de la capa de ozono con el cambio climático? La respuesta es no. Sin embargo, ambos fenómenos están indirectamente relacionados. Por una parte, la capa de ozono es necesaria para evitar el exceso de rayos ultravioletas en la superficie terrestre, mientras que los gases de efecto invernadero (GEI) de la atmósfera -también el CO2-, son necesarios para tener un clima habitable.

Ahora bien, la medida habitual de CO2 debería ser de 350 ppm (Partes por millón), y ahora ya ha llegado máximas de 415 ppm. “Esto supone que la radiación que rebota no sale al universo sino que queda retenida en mayor medida a la Tierra” afirma Laura Jarauta, ingeniera industrial especializada en medio ambiente. “Todos los gases que destruyen la capa de ozono tienen también potencial de calentamiento global, por lo tanto, si se evita su emisión  tiene un doble beneficio: No destruye la capa de ozono y no incrementa el calentamiento global” asegura Jarauta.

Desde la entrada en vigor del Protocolo Montreal se han evitado 135 mil millones de toneladas de CO2

Los clorofluorocarbonos tan perjudiciales para la destrucción de las moléculas que componen la capa de ozono, también son a la vez Gases de Efecto Invernadero (GEI) compuestos por carbono, el principal gas emisor culpable del cambio climático. Por lo tanto, al tomar medidas para la protección de la capa de ozono, se están tomando medidas también para la reducción de emisiones GEI.

Y es por eso que desde que entró en vigor el Protocolo Montreal, gracias a las acciones y medidas tomadas para la protección de la capa de ozono se ha contribuido a la lucha contra el cambio climático al evitar entorno a 135 mil millones de toneladas de emisiones de CO2, según el comunicado de la ONU.

“Al centrar nuestras energías en la lucha contra el cambio climático, debemos tener cuidado de no descuidar la capa de ozono” 

Antonio Guterres

Secretario General, ONU

Antonio Guterres, secretario general de la ONU, afirmó en un comunicado oficial: Al centrar nuestras energías en la lucha contra el cambio climático, debemos tener cuidado de no descuidar la capa de ozono y estar atentos a la amenaza que supone el uso ilegal de gases que agotan la capa de ozono. Porque las medidas de protección de la capa de ozono protegen la salud humana y los ecosistemas de la radiación ultravioleta del sol que llega a la Tierra, también mejoran los resultados de las iniciativas dirigidas a afrontar el cambio climático.

¿Son los GEI perjudiciales para el planeta?

Pese al discurso popular de que los GEI son perjudiciales para el cambio climático, es importante tener en cuenta que éstos siempre han existido en la composición atmosférica del planeta. De hecho gracias a estos, es habitable el planeta Tierra y se pudo desarrollar la vida. Y ha sido debido a la acción humana, con las emisiones derivadas de los combustibles fósiles y demás emisiones químicas -como los pesticidas-, o naturales -como el metano de la ganadería intensiva-, que estos niveles de GEI han aumentado de concentración en la atmósfera y han empezado a suponer un problema para el planeta.

Conseguir una sociedad ZEO -cero emisiones-, también significa conseguir que la capa de ozono vuelva a su forma natural. Aunque la reducción de la capa de ozono no sea una la causa principal del cambio climático, las acciones que podemos tomar para protegerla revertirán directamente en la lucha contra este.

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