En los últimos años, toda la sociedad se ha volcado en disminuir su huella de carbono para cumplir con los objetivos propuestos por la Unión Europea y la Comunidad Internacional: reducir las emisiones GEI un 55% para 2030 y lograr la neutralidad climática para 2050.

Las personas están activando su conciencia climática y tienen en cuenta el impacto medioambiental de las marcas antes de decidirse a comprar un producto u otro, o antes de elegir un nuevo vehículo o contratar el suministro energético de su casa. Por su parte, los pequeños municipios e incluso las asociaciones vecinales locales han empezado a activar nuevas propuestas, estrategias y acciones para reducir la huella de carbono de sus habitantes.

Sin embargo, lo que más preocupa a la comunidad internacional es la enorme contribución de las empresas en el cambio climático. Y es que un informe publicado por Carbon Disclosure Project (CFP) en 2017 reveló que desde 1988, el tejido empresarial ha sido responsable del 71 % de las emisiones globales de GEI (Gases de Efecto Invernadero).

Concretamente, el informe The Carbon Majors Database del CDP demostró que, entre 1988 y 2015, alrededor de cien empresas habían sido responsables del 71 % de emisiones de GEI mundiales.

Y, precisamente, esta fue una de las razones por las que en 2015 la Unión Europea decidió activar el Mercado de Derechos de Emisión de Carbono (RCDE UE), para obligar a las mayores empresas y corporaciones emisoras de CO2 a contabilizar y compensar sus emisiones.

En ese momento, se estipuló que aquellas empresas que emitieran más de 2.500 toneladas de CO2 al año debían empezar a pagar por cada tonelada emitida.

Sin embargo, esto no significa que el resto de empresas estén exentas de contribuir a la lucha contra al cambio climático. Aunque no estén obligadas a pagar por sus emisiones, pues no llegan al cómputo estipulado por el RCDE UE, también deberían trabajar en estrategias para reducir su huella de carbono.

De hecho, durante la pasado COP27, la ONU publicó una nueva Guía para prevenir y reducir el greenwashing con recomendaciones para que las empresas asuman auténticos compromisos ZEO y establezcan planes basados en la evidencia científica para cumplirlos.

Las pequeñas empresas también deberían tomar responsabilidad y reducir sus emisiones

Las empresas deberían reducir su huella de carbono no solo para tratar de atraer a los consumidores del siglo XXI, cada vez más concienciados con comprar solamente a aquellas empresas que hayan anunciado su fecha para ser ZEO o dispongan de un plan para conseguirlo, sino porque es responsabilidad de todos frenar la emergencia climática y el calentamiento global.

En este sentido, actualmente un gran número de empresas compensan sus emisiones contribuyendo económicamente en proyectos sostenibles: macro instalaciones de placas solares, implementación de sistemas de recogida de residuos, proyectos de reforestación, etc.

La tarificación de las emisiones de carbono permite a las empresas emisoras de CO2 u otros gases GEI compensar sus emisiones comprando créditos que financian proyectos para ahorrar carbono en otros lugares.

Las compañías cada vez nos sorprenden más apostando por sistemas de compensación híbridos, locales o innovadores. Y es que en el último año se ha popularizado la compensación de emisiones mediante lechos de algas que fijan el CO2.

De hecho, algunas empresas especializadas en sostenibilidad y organizaciones sin ánimo de lucro dedicadas al desarrollo de sistemas de fijación de precios del carbono están intentando evaluar cómo incorporar el paisaje marino, la llamada Posidonia, al mayor sistema voluntario de créditos de carbono del mundo, el Verified Carbon Standard (VCS).

Las organizaciones de fijación de precios del carbono quieren cuantificar el CO2 que almacena el mundo marino. A esta solución de captación de CO2 se le conoce popularmente como el “carbono azul”.

La estandarización del mercado de “carbono azul” podría ser un óptimo mecanismo para compensar emisiones

Todas las empresas deberían activar acciones o planes específicos para reducir de forma real sus emisiones y contribuir de forma directa a la lucha contra el cambio climático. Sin embargo, en ocasiones, el proceso para lograrlo requiere de cambios importantes en los sistemas de producción o suministro. Cambios que no podrán ser inmediatos.

Es por eso que muchas empresas concienciadas con la crisis climática, que quieren activar su RSC (Responsabilidad Social Corporativa), deciden empezar compensando sus emisiones mediante sistemas de certificación validados y fiables.

Una vez que la empresa decide compensar sus emisiones, primero debe calcular cuál es su huella de carbono y en qué proyecto quiere compensarla, en este caso, por ejemplo, podría ser en una iniciativa de restauración de las praderas marinas.

Es importante tener en cuenta que las praderas marinas del Mediterráneo tienen un gran valor, no solo en términos de biodiversidad, sino también de mitigación del cambio climático, pues permiten fijar y retener CO2 durante largos periodos de tiempo.

En este sentido, el sistema de fijación de precios del “carbono azul” podría permitir que iniciativas de conservación como Save Posidonia Project, ONG ubicada en las Islas Baleares, concretamente en Formentera, pudieran financiar su trabajo mediante la venta de créditos de carbono certificados. 

De hecho, desde Save Posidonia Project aseguran que las iniciativas sobre el carbono serían una forma muy efectiva tanto para la restauración, mediante la plantación y recuperación natural de las praderas ya dañadas, como para la conservación, evitando que se produzcan más deterioros.

En España, estos créditos de carbono y las compensaciones podrían financiar un mejor tratamiento de las aguas residuales en los complejos turísticos de las islas baleares, todo ello con el objetivo de preservar estas algas que actúan como sumidero natural del Planeta. De hecho, en la actualidad, existe una legislación introducida en el Decreto Ley de Posidonia de 2018, que prohíbe dañar y fondear las praderas submarinas del Mediterráneo.

Primeros pasos en la investigación e implementación de sistemas de compensación mediante algas

La empresa Verra, pionera en la investigación y el desarrollo de este mecanismo de compensación, registró en Colombia su primer proyecto de carbono azul. A través del mismo, en un periodo de 30 años, secuestrarán alrededor de un millón de toneladas de CO2 mediante la gestión sostenible de un ecosistema de manglares submarinos -formados por algas, plantas marinas y otros microorganismos-.

Esto sería lo equivalente a eliminar de la circulación unos 7.000 coches de la carretera. En este sentido, las praderas marinas como las de la posidonia, una planta terrestre con características similares a las algas, son sistemas que podrían permitir el mismo nivel de captura de emisiones.

Sin embargo, la compensación mediante el carbono azul aún es considerado por muchos como un sistema en “fase de pruebas” debido a la complejidad que existe a la hora de hacer los cálculos.

Porque para establecer un valor de referencia es necesario tener datos de cuanta degradación tendría lugar sin esta gestión sostenible, y cuanto carbono se podría ahorrar mediante las medidas de conservación financiadas con créditos de carbono. También, cuanto CO2 evitaríamos que se liberará al mar debido a la degradación, gracias a la gestión sostenible de estos ecosistemas.

Amy Schmid, directora de soluciones climáticas naturales de Verra explicó al medio DW, que para establecer este valor de referencia deben “mirar los datos históricos de los últimos diez años, por ejemplo, a través del anclaje de barcos que ha afectado al fondo marino o a las praderas, u observando una zona similar que ha estado expuesta a los mismos factores de estrés”.

Pese a la complejidad que presenta esta solución ZEO -cero emisiones-, cada vez existen más empresas y organizaciones que ofrecen a las empresas la posibilidad de compensar su huella de carbono mediante la financiación de proyectos de conservación o plantación de lechos de algas.

Desde la Plataforma ZEO ofrecemos a las empresas que quieren contribuir a la lucha contra el cambio climático y estar en línea con los objetivos de descarbonización de la ONU, la posibilidad de un asesoramiento experto sobre las opciones que existen para compensar las emisiones, y les facilitamos las pautas para que puedan definir un plan para mitigarlas.

¿Quieres que tu empresa compense su huella de carbono de la forma más innovadora? Contacta con nosotros y podrás formar parte de nuestro Directorio ZEO.

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