A finales del mes de enero, la comunidad meteorológica empezó a preocuparse por la situación de Catalunya. La reserva media de las cuencas y los embalses internos en esta Comunidad Autónoma había descendido por debajo del 16%.
Una cifra que no solamente marca un mínimo histórico, sino que activa la declaración del estado de emergencia en Cataluña. Según el Plan de Sequía autonómico, se debe decretar la emergencia por sequía en Fase I cuando la reserva de los embalses disminuye hasta el 16%.
Precisamente por ello, el jueves 1 de febrero el Govern de Cataluña declaró la emergencia por sequía en 239 municipios de 16 comarcas, con duras restricciones. Los municipios en los que se ha declarado la emergencia no pueden superar los 200 litros de consumo de agua al día. Se trata de una medida orientada a limitar a los grandes consumidores que acostumbran a traspasar esta cifra.
Esta noticia no solamente activa la preocupación por las visibles y crecientes consecuencias del cambio climático en el Mediterráneo, si no que marca importantes incógnitas sobre el futuro abastecimiento de agua en esta región.
A lo largo de estas dos últimas semanas, los municipios afectados han convocado reuniones extraordinarias para definir los mecanismos que les permitirán acatar la situación de emergencia por sequía. Regidores, miembros de la oposición, expertos en clima y representantes políticos locales han estado definiendo cómo se va a llevar a cabo el control y el seguimiento de las restricciones.
Una de estas localidades ha sido Cerdanyola del Valles. Durante su tercera reunión del comité de sequía, celebrada el pasado 6 de febrero, una representante del Área Metropolitana de Barcelona (AMB) recordó que las cuencas internas están al 15% de su capacidad, una cifra que marca un nuevo mínimo histórico. Desde esta administración pública informaron de que los embalses del Ter-Llobregat se encuentran con una capacidad cercana a los 100 hectómetros cúbicos.
AMB aseguró que, actualmente, más del 50% del suministro hídrico del Área Metropolitana de Barcelona no proviene de los ríos y embalses, si no que se trata de agua desalada o regenerada. En el pasado, el 97% del agua potable que llegaba a este territorio provenía de los ríos.
El día antes de la declaración de emergencia, el presidente de la Generalitat de Cataluña, Pere Aragonès, también señaló que la comunidad autónoma no se había enfrentado “nunca a una sequía tan larga desde que existen mediciones de lluvia”. Según el medio de comunicación Newtral, Aragonès defendió el “trabajo” y la “inversión” llevada a cabo por los ciudadanos y administraciones para mitigar los efectos y retrasar hasta 15 meses la entrada en emergencia.
Las empresas que gestionan el suministro hídrico de la zona, AGBAR y CASSA – Aigües de Sabadell, preparan la red para reducir la presión en horario nocturno. No obstante, de alcanzar la fase 2 de la emergencia por sequía, la reducción de la presión tendría lugar en horario diurno y, en caso de llegar a la fase 3, la presión se reduciría a los mínimos.
¿Cuáles son las principales restricciones de la Fase I de Emergencia por sequía?
Además de la limitación de consumo de 200 litros por habitante al día, el Govern de Catalunya ha activado una serie de restricciones que ayudarán a esta Comunidad Autónoma a ahorrar agua a través de un consumo más ZEO y sostenible.
Pese a que cada administración local puede establecer sus propias limitaciones/prohibiciones en relación al uso del agua en instalaciones deportivas, públicas/privadas y en espacios lúdicos, existen algunas restricciones que son comunes para los municipios afectados por esta situación.
En este sentido, la declaración de emergencia por sequía obliga a reducir un 80% el consumo de agua en explotaciones agrícolas y un 50% en granjas e instalaciones ganaderas. Además, también se insta a reducir un 25% el consumo de agua industrial en las fábricas y centros de producción. En estos tres casos, las restricciones pueden ser más flexibles si el usuario es capaz de acreditar un ahorro equivalente a estos porcentajes en los últimos años.
En paralelo, queda prohibido el uso de agua para el riego de jardines y zonas verdes -ya sean públicas o privadas-, y se aplica el riego de supervivencia en los árboles mediante agua freática, es decir, aguas subterráneas, o agua regenerada.
Además, se prohíbe llenar total o parcialmente fuentes ornamentales y lagos artificiales, excepto si facilitan la vida de fauna autóctona o de especies en peligro de extinción, y el rellenado de piscinas (públicas y privadas), excepto en las entidades deportivas e instalaciones sanitarias o terapéuticas.
Como es comprensible, también quedan prohibidas las pistas de hielo, fiestas de espuma, juegos de agua o duchas en la playa suministradas con agua potable. Las personas que quieran lavar sus vehículos deberán hacerlo en establecimientos que dispongan de sistemas de recirculación del agua.
¿Cuáles son las soluciones para garantizar el suministro hídrico en las ciudades?
La situación de Cataluña y el impacto del cambio climático han activado un importante debate sobre la gestión hídrica y los mecanismos disponibles para luchar contra la escasez de agua. Es importante recordar que, por cada grado que suba la temperatura de la tierra, el 7% de la población mundial tendrá un 20% menos de agua.
Por este motivo, es necesario buscar soluciones para aprovechar al máximo el agua y adaptarnos a esta nueva situación. Bajo este contexto, diversos expertos recuerdan que los sistemas actuales de recogida de agua son precarios e insuficientes para aprovechar toda el agua de la lluvia.
Algunos defensores de la economía circular recuerdan que el principal problema no es solo la falta de lluvia, sino nuestra incapacidad para extraer todo su potencial.
En lugar de invertir en mecanismos más eficientes en esta línea, se han destinado los fondos a las plantas desalinizadoras. En la actualidad, existen cerca de 17.000 plantas desalinizadoras en todo el mundo. El 90% de ellas están ubicadas en países desarrollados.
En un futuro marcado por la sequía, ¿dónde está la solución? ¿En el agua del mar y las plantas desalinizadoras o en la optimización de los sistemas de aprovechamiento de la lluvia?
Las plantas desalinizadoras permiten potabilizar el agua del mar, limpiándola de partículas en suspensión y eliminando el exceso de minerales y sales. En la actualidad, existen dos métodos diferentes para llevar a cabo este proceso:
- Método térmico. Evapora el agua del mar y la condensa en forma de vapor para quitarle la sal.
- Método físico-químico. Utiliza membranas y su fundamento científico es la electrólisis, la nano y ultrafiltración, y la ósmosis inversa.
¿Cuáles son los principales problemas de las plantas desalinizadoras?
En este sentido, uno de los principales problemas de estas instalaciones es su elevado coste. Según declaraciones de Ángel Cajigas, miembro de la Dirección General del Agua, para El País, “si hablamos de un país pobre, el uso de desalinizadoras es complicado“.
Para producir agua desalada es necesaria una gran cantidad de energía. Una energía que, habitualmente, no proviene de fuentes de energía renovable; Por ello, a la larga, estas instalaciones podrían ser auténticas enemigas de la lucha contra el cambio climático.
El coste de producir agua desalada “es el que es”, asegura Cajigas. En este sentido, a no ser que estén subvencionadas, es complicado aplicar esas tarifas en países pobres.
En los últimos años también han salido a la luz diversos problemas ecológicos derivados de la baja eficiencia, la falta de investigación y el bajo control de las plantas desalinizadoras.
Y es que estas plantas producen una gran cantidad de residuos que afectan a la fauna y flora marinas. Estos desperdicios, conocidos como salmuera, ya ocupan una superficie cercana a los 50.000 millones de m3.
Durante el proceso de desalinización, la salmuera llega a los mares y océanos, provocando un elevado riesgo de contaminación debido a su salinidad y la presencia de metales.
Pese a estos inconvenientes, desde la Dirección General del Agua aseguran que la desalinización es “clave” para combatir la escasez de agua en el mundo, aunque debería formar parte de un mix.
“Además de apostar por los recursos convencionales, como las aguas superficiales y las subterráneas, hay que empezar a apostar por la recuperación”. En España hace más de 40 años que se aprovechan las aguas residuales para usos no domésticos como, por ejemplo, regar los campos de golf.
Otra solución para luchar contra la escasez hídrica provocada por el cambio climático es empezar a incluir en mayor medida los sistemas de recogida de agua de lluvia en las ordenanzas municipales. Muchas ordenanzas o no lo integran o lo hacen de forma excesivamente blanda.
Desde la Plataforma ZEO animamos a los ZEO fans a formarse su propia opinión con los pros y los contras de los sistemas presentados. En paralelo, recordamos la importancia de realizar un consumo responsable del agua e intentar llevar a cabo cambios en su vida para ser más sostenibles y ZEO -cero emisiones-.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.