En las últimas décadas, el cambio climático ha puesto en peligro la biodiversidad, los ecosistemas terrestres y marinos e, incluso, la salud y el bienestar de la humanidad.

El calentamiento global de la Tierra ha provocado un aumento de los fenómenos climáticos extremos, como, por ejemplo, las olas de calor y los periodos de sequía. Según el Climate Change Science Program, estos cambios en el clima están afectando tanto a la calidad, como a la cantidad de agua disponible para la naturaleza y el ser humano.

Todo apunta a que el cambio climático está afectando de forma directa al ciclo del agua. Por este motivo, se deben establecer medidas de adaptación ante la escasez de recursos hídricos que generará este fenómeno a largo plazo, sobre todo en los países en vías de desarrollo.

La mayoría de seres vivos están compuestos en un 70% por agua

No podemos olvidar que el agua es el componente más abundante en los seres vivos, que están compuestos por un 70% de agua. Para proteger este recurso vital para la humanidad, es fundamental frenar el cambio climático, cumpliendo con los objetivos del Acuerdo de París 2015, y mitigar sus efectos.

El cambio climático ha puesto en peligro el funcionamiento “normal” de los ríos. Se trata de un problema grave, especialmente si tenemos en cuenta que, desde el punto de vista de la biosfera, los ríos son una importante reserva de agua para los seres vivos y el hábitat de miles de organismos y plantas.

El cambio climático está alterando el caudal de los ríos en todo el mundo. Un reciente estudio publicado este marzo de 2021 en la revista Science revela que las tendencias hidrológicas, es decir, el ciclo del agua, han sido alteradas por el cambio climático.

Los resultados de este estudio, que analiza miles de series temporales entre 1971 y 2010 en 7.250 observatorios de todo el mundo, muestran que, mientras que en algunas regiones los ríos se están secando y han perdido caudal, otros se están volviendo más húmedos, con un aumento del volumen de agua que discurre entre sus márgenes.

Las inundaciones y las sequías influyen en el caudal de los ríos

Estos fenómenos causados por el cambio climático, las inundaciones y las sequías, están reduciendo o aumentando el caudal de los ríos poniendo en peligro la disponibilidad de este recurso.

Según los investigadores del estudio, el calentamiento global de la Tierra está acelerando el ciclo hidrológico del agua.

¿Cómo funciona el ciclo hidrológico del agua?

Cada día se evaporan más de 1.000 km3 de agua de la Tierra y el mar. Este vapor se condensa en forma de gotas de líquido, formando las nubes. Al cabo de un periodo determinado tiempo, estas gotas vuelven a caer sobre el Planeta en forma de lluvia, granizo o nieve.

Según los fundamentos del ciclo hidrológico del agua, cada tres milenios este movimiento cíclico del agua entre el suelo y el cielo logra reciclar una cantidad de agua que equivale a todos los océanos y mares del mundo.

Se trata de un proceso realmente importante: todos los seres vivos y ecosistemas del planeta dependen del ciclo hidrológico del agua. Y es que gracias él, especialmente a la lluvia que cae en la superficie de la Tierra, se forman ríos, arroyos y embalses que nos permiten obtener agua dulce para nuestra supervivencia.

En el ciclo hidrológico del agua también intervienen otras formas de “devolver” el agua a la Tierra, como la nieve, que deja el agua inmovilizada en las montañas durante cientos de miles de años, o bien el agua subterránea. Durante el ciclo del agua, una parte de la misma puede quedar almacenada en el subsuelo y emerger a la superficie en forma de manantial o de pozo.

El calentamiento global dará pie a un planeta más húmedo

Los resultados del estudio de la revista Science apuntan a que el cambio climático acelerará estos procesos naturales haciendo que el mundo sea, generalmente, más húmedo. Debido al aumento de las temperaturas, el agua de los ríos, embalses, océanos y mares se evaporará más rápido.

Este fenómeno tendrá consecuencias directas sobre las precipitaciones, que sufrirán importantes variaciones dependiendo de cada región. Así bien, algunas se volverán más secas y veremos grandes diferencias entre las estaciones.

Además, como las tormentas y los ciclones, están vinculados a las tasas de evaporación, esta aceleración del ciclo hidrológico intensificará y acortará el tiempo entre los fenómenos climáticos extremos, aumentando el riesgo de inundaciones catastróficas.

Paralelamente a este hallazgo, otro estudio publicado en la revista Science en febrero de 2021 reveló que el 53 % de las cuencas fluviales del mundo han experimentado cambios en cuanto a su biodiversidad, en gran parte debido a la actividad humana.

La escasez de agua provoca movimientos migratorios

Además, los cambios en el caudal de los ríos y las sequías también han ocasionado un aumento de las migraciones climáticas. Según el informe de la FAO de 2019, “Estrés hídrico y migración humana”, la escasez de agua, acentuada por el cambio climático, provoca movimientos migratorios en todo el mundo.

La destrucción y pérdida de los cultivos debido a las inundaciones, la explotación excesiva de algunas zonas de pesca e incluso la desaparición de algunos ríos o embalses, han provocado una creciente inseguridad alimentaria y el desplazamiento de miles de personas.

Según el Internal Displacement Monitoring Centre (IDMC), a finales de 2019, alrededor de 5,1 millones de personas en 95 países y territorios se desplazaron a causa de desastres ocurridos en ese mismo año y años anteriores.

De forma general, esta movilidad está relacionada con el cambio climático y los cambios ambientales. Los países con un mayor número de desplazados internos en 2019 fueron Afganistán (1,2 millones), la India (590.000), Etiopía (390.000), Filipinas (364.000) y el Sudán (272.000).

Incluso en Europa, en los últimos cuatro años se ha observado un crecimiento de las migraciones debido al aumento los eventos climáticos, recoge el IDMC. En 2020, las tormentas Gloria, Brendan, Ciara y Dennis causaron importantes estragos en las costas del norte y el oeste del continente.

Otro ejemplo del impacto que pueden causar estos fenómenos climáticos extremos son las migraciones climáticas causadas en la República Checa durante los años 1997, 2002, 2006, 2010 y 2013. La causa principal de las mismas fueron las inundaciones sucedidas en la cuenca del Río Becva.

La variabilidad del clima, los cambios meteorológicos extremos y una mala ingeniería fluvial han afectado a las familias de los 22 municipios colindantes a esta cuenca fluvial.

El artículo Inundaciones y migración en la República Checa de la revista Migraciones Forzadas, explica que las familias que compraron e invirtieron sus ahorros en aquellas viviendas hace más de cincuenta años aseguran “que las inundaciones no eran tan frecuentes cuando construyeron sus casas”.

Próximamente podríamos ser testigos de la intensificación de fenómenos meteorológicos extremos relacionados con los ríos y su función.

En España, por ejemplo, las variaciones del caudal de los ríos y en las estaciones, junto con la subida de las temperaturas, están transformando al país en una región más cálida y con menos disponibilidad de agua. Además, el aumento de las tormentas y borrascas extremas, también ha provocado la destrucción de infraestructuras urbanas y agrícolas, generando importantes pérdidas económicas en todo el país.

Estos problemas están generando un grave impacto en la agricultura del territorio. No debemos olvidar que, según la Agencia Europea de Medio Ambiente, el cambio climático podría hacer perder más del 80% del valor de las tierras de cultivo en España.

Durante el VIII Foro Mundial del Agua en marzo de 2018, se alertó de que dos tercios de la población mundial viven en condiciones de grave escasez de agua al menos una parte del año. ¿Imagináis como se agravaría esta situación si se perpetua el calentamiento global de la Tierra?

Por este motivo, es importante volver a evaluar los procedimientos legales, técnicos y económicos para la gestión de los recursos hidrológicos. Seguir investigando en esta dirección será fundamental para encontrar las herramientas de mitigación adecuadas y reducir las consecuencias del cambio climático en el ciclo del agua y las comunidades más desfavorecidas.

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