Las últimas semanas han sido, de nuevo, negativas para nuestro planeta. A partir del día 15 de octubre Galicia, Asturias, León y algunas poblaciones de Portugal se vieron arrasadas por los incendios. Todavía hoy no hay claros culpables, un hombre fue detenido en Vigo el pasado 17 de octubre, aunque su familia y amigos denuncian que «lo quieren hacer pasar como terrorista, que desgraciadamente se trató de una irresponsabilidad en su finca, pero que él no ha sido el culpable de los otros focos».

Por otra parte, también ha sido detenida una mujer de 74 años acusada de quemar casi dos hectáreas de terreno, aunque ya ha sido puesta en libertad a la espera de que la llamen para declarar desde el Juzgado de Instrucción de O Porriño.

Las gallegas y los gallegos ya han comenzado una ola de protestas en las que se piden responsabilidades políticas. Sobre todo porque en sólo un fin de semana se quemaron 35.550 hectáreas. Cabe recordar que la ministra de Interior portuguesa ha dimitido por la nefasta actuación frente a los incendios. Desde diferentes entidades ecologistas acusan al Gobierno gallego de falta de prevención.

La contaminación del aire

Además de una escena desoladora: animales muertos, familias sin vivienda, cuatro personas muertas, miles de hectáreas arrasadas e incompetencia política. Cabe destacar la contaminación que todo esto ha provocado. Por un lado, los gases contaminantes que quedan pululando por el aire.

Según un artículo de la revista científica Muy Interesante, los incendios, los cuales provocan monóxido de carbono y óxidos de nitrógeno, cuando tienen contacto con la luz solar crean unas reacciones químicas que provocan ozono al nivel del suelo.

Esto es altamente contaminante. Para dar un ejemplo claro, la revista hace referencia a los incendios ocurridos en Alaska en 2004. La NASA vio como el humo del incendio, que acabó con 4,5 millones de hectáreas en el estado estadounidense, se extendió por todo el hemisferio norte. Asimismo, el nivel de ozono en la troposfera creció un 25% en Estados Unidos y un 10% en Europa.

Finalmente, los científicos concluyeron que el fuego provocó 30 millones de toneladas de monóxido de carbono.

El Gobierno de Asturias ya ha admitido esta preocupación. El diario El Comercio explica: «Gijón, en prealerta por contaminación por el humo de los incendios». Se ha llegado a esta situación porque se ha visto superado el límite de partículas de diámetro inferior a 10 micras. Esta situación también ha llegado a otros territorios como Avilés. ¿Qué hace el gobierno del Principado? Pues ha creado algunas medidas preventivas como:

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Información a la población

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Intensificación de riegos

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Prohibición del tráfico en las zonas de mayor densidad de población de 7 a 9 de la mañana

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Mucha vigilancia a las actividades industriales responsables de grandes cúmulos de polvo

La organización Ecologistas en Acción también ha alertado de la situación contaminante. Por ejemplo, en las estaciones de control de contaminación de Anllares, Hospital del Sil, Palacios del Sil, Susane, Carracedelo, Otero, Ponferrada y Toral de los Vados se desbordó el pasado día 16 el fondo de escala de los medidores de partículas ; establecido en 500 microgramos de partículas por m3 de aire, lo que supone un nivel altísimo de contaminación.

Estas partículas ocasiones 20.000 muertes prematuras cada año por enfermedades respiratorias y cardiovasculares

 

La contaminación marina

El Plan Territorial de Contaminación Marina Accidental de Galicia se encuentra activado después de los incendios. Este quiere prevenir daños en los bancos de marisco, entre otros, a consecuencia del arrastre de tierra y cenizas que podría provocar la lluvia. Este procedimiento se activó tras la petición de la Consejera del Mar, Rosa Quintana, el pasado 16 de octubre. Tienen miedo por lo que pudiera pasar si las cenizas llegaran a los ríos y rías, teniendo en cuenta la importancia de la pesca en Galicia.

Una primera medida sería fijar el suelo para que los vertidos no desemboquen en el mar. ¿Cómo?

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Expandir paja por las zonas quemadas

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Utilizar mallas geotéxtiles en ríos y rías

Los expertos anuncian el estado crítico de la situación. Agustín Merino, profesor de Ciencias del Suelo en la Universidad de Santiago de Compostela así lo afirma:

«Estamos en un momento crítico, ya que la vegetación que ha desaparecido se encuentra en un escenario muy complicado. En este momento, la regeneración natural no será tan rápida como en otras ocasiones, ya que no hay tiempo para que las temperaturas del otoño permitan el resurgimiento de nueva vegetación».

Asimismo, debemos tener en cuenta que en tan sólo un mes llegará el invierno y, por tanto, la crecida de nueva vegetación será mucho más complicada.

Otras medidas

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Piden cautela a la hora de dejar pastar sobre el terreno quemado, ya que el peso de los animales podría repercutir negativamente en el suelo debilitado.

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No se deben tirar semillas en una zona sin la supervisión de la Consejería o de algún experto

Greenpeace ya ha pedido medidas para que los ríos y rías no se contaminen por las cenizas, el llamado «chapapote de mar» 

A pesar de la desgracia, hay que agradecer el trabajo formidable de los cuerpos del Estado, brigadistas y ciudadanos que, voluntariamente, han hecho frente a las llamas.

 

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