En la actualidad, todos los sectores y economías están tratando de reducir las emisiones generadas por su actividad. Porque el tiempo apremia.

Según el IPCC y la comunidad climática, si no logramos mantener por debajo de 2ºC el calentamiento global de la Tierra, el Planeta podría llegar a una situación de no retorno.

Si este verano hemos notado cómo las consecuencias del cambio climático han dado pie a un incremento de las olas de calor, la sequía y los incendios, no es muy difícil imaginarse cómo podrían llegar a ser las cosas en unos años, si no nos ponemos manos a la obra para lograr una sociedad ZEO -cero emisiones-.

Para poder revertir el cambio climático debemos reducir las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) un 55% para 2030, y lograr la neutralidad climática para 2050.

Y para conseguirlo, todos los gobiernos, empresas y organismos internacionales deben ponerse manos a la obra y activar la transición ecológica en todos los ámbitos posibles. Y, precisamente, una de las formas para lograrlo es reducir la huella de carbono del mundo del espectáculo y los conciertos.

Por este motivo, desde la Plataforma ZEO hemos querido ahondar en una cuestión: ¿Cuál es la huella de carbono de los conciertos?

Existen diferentes fuentes de emisiones en un concierto: el transporte del grupo musical y de su equipo, el transporte de los asistentes y los trabajadores, el suministro energético del concierto, el tipo de alimentos y bebidas que se dispensan, el sistema de reciclaje del evento, si se utilizarán elementos pirotécnicos, los materiales con los que se ha construido el escenario, etc.

Resumiéndolo de una forma práctica, los principales focos de emisión de un concierto son el consumo de energía eléctrica, el consumo de combustible y los desplazamientos de los vehículos.

Sin embargo, un buen plan de reducción de emisiones tiene que indicar claramente cuáles son las fuentes de emisión y ofrecer alternativas o soluciones para reducirlas o eliminarlas por completo.

En Reino Unido, por ejemplo, la comunidad climática asegura que los conciertos en vivo generan alrededor de 405.000 toneladas de emisiones de Gases de Efecto Invernadero en el país. Aunque se estima que la cifra podría ser mucho mayor.

En la actualidad, la mayoría de grupos musicales no suelen calcular y comunicar cuál es la huella de carbono de sus conciertos. Pero en 2013 el grupo español Niños Mutantes realizó un estudio con la consultora Sostenibilidad a Medida para conocer las emisiones generadas durante la gira de ese año.

El estudio estimó que cada concierto emitió alrededor de 160,20 toneladas de CO2 equivalente.  En ese cómputo se tuvieron en cuenta las necesidades técnicas para realizar el directo y el público presencial.

Es importante recordar que una tonelada de C02 equivalente es una medida universal que hace referencia a la suma de los distintos gases de efecto invernadero emitidos por su masa y por su potencial de calentamiento global. Con todo ello, se calcula la huella de carbono y la contaminación en los conciertos y otro tipo de eventos.

El caso de Coldplay: una apuesta por los conciertos ZEO

Recientemente el grupo de música Coldplay puso a la venta las entradas de cuatro nuevos conciertos en el Estadio Olímpico de Barcelona para los días 24, 25, 27 y 28 de mayo de 2023. Horas después, la banda anunciaba el “sold out” en todos ellos.

Esto significa que la capital condal acogerá el año que viene a más de 200.000 asistentes provenientes de diferentes partes de todo el mundo. Se trata de la mayor convocatoria jamás vista en el país. Ni siquiera superada por la gira Urban Jungle de los Rolling Stones de 1990, que llenó dos estadios en el Vicente Calderón de Madrid.

En este sentido, se esperan grandes movilizaciones de fans, un incremento en el consumo de todo tipo de bienes y servicios, un aumento del gasto energético y una mayor movilidad interurbana durante esas fechas. Lo que finalmente se traducirá en un incremento de las emisiones GEI que provocan el cambio climático.

Consciente de la envergadura y del poder de convocatoria del grupo, el vocalista y líder de Coldplay, Chris Martin, se anticipaba anunciando un Plan para hacer las giras de Coldplay más sostenibles. El documento recogía 30 iniciativas y medidas eco-friendly.

Generar electricidad a partir de los saltos del público

Algunas de las medidas presentadas para reducir la huella de carbono están basadas en la innovación y aún están en fase de pruebas, como, por ejemplo, la idea de aprovechar los saltos del público sobre una pista de baile diseñada para generar energía. Con la energía recogida a través de este movimiento, se podría iluminar la sala o instalación en la que tuviese lugar el concierto.

Sin embargo, para los próximos conciertos, el grupo Coldplay pretende abastecerse a partir de la electricidad de baterías alimentadas por ventiladores eólicos, energía solar, aceite reciclado de restaurantes locales o energía de la red de fuentes de energía 100% renovables.

Esto le permitiría cumplir con su compromiso de reducir un 50% el consumo de CO2 de sus giras. Además, el grupo hará una apuesta por la protección de la biodiversidad, la economía circular y la restauración del medio ambiente.

Paralelamente, una de las iniciativas más destacadas de este Plan ha sido la de plantar un árbol por cada entrada de concierto vendida. Una medida de compensación que podría ser altamente beneficiosa para la lucha contra el cambio climático.

Según la comunidad climática, la reforestación de los bosques podría ser una de las soluciones más efectivas a largo plazo para reducir los niveles de CO2 de la atmosfera.

Es más ZEO movilizar a un grupo en jet privado que movilizar a millones de personas a un estadio

Pese a los esfuerzos por parte del grupo para reducir su impacto en el medio ambiente, el grupo ha recibido múltiples críticas por parte de los grupos ecologistas. Y es que como la mayoría de grupos de éxito, Coldplay utiliza un avión privado para asistir a gran parte de los conciertos de su gira internacional.

Sin embargo, el verdadero problema sin solución es descubrir de qué forma se podrían trasladar decenas de miles de personas del público a un mismo sitio, sin consumir energía o generar emisiones GEI. Porque tal y como se recoge en el artículo de La Vanguardia, la huella de carbono generada por el avión privado de Coldplay no se puede comparar con las emisiones generadas por la movilidad de cientos de personas llegando a un concierto.

Parece ser que la conciencia climática también está penetrando en el mundo de la música y el espectáculo. La iniciativa de Coldplay es un primer paso y un ejemplo a seguir para que otros grupos apuesten por reducir su huella de carbono.

La implicación de estos macro-influencers llevará a todo tipo de colectivos, organizaciones y entidades a darse cuenta de la importancia de ser ZEO. El mundo de la música se lo toma en serio y eso es una gran noticia para la lucha contra el cambio climático.

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