El aire acondicionado es una de las principales razones por las cuáles la demanda energética de los edificios es responsable de un 14% de las emisiones GEI globales. Y es que el aire acondicionado, depende completamente de la electricidad para su funcionamiento.
Por este motivo, para poder descarbonizar nuestros aparatos de aire acondicionado, debemos descarbonizar primero las redes eléctricas.
Como bien sabemos, para producir electricidad tenemos tecnologías renovables (solar, eólica, hidráulica…) que no tienen impacto sobre el cambio climático, pero hay una parte, todavía muy importante en la actualidad, que se genera en centrales de carbón o gas y, por lo tanto, si que tienen impacto sobre calentamiento global de la Tierra.
En este sentido, vemos que los últimos años se van reduciendo las emisiones por kWh consumido, pero lo cierto es que, según la Oficina de Canvi Climàtic de Catalunya, todavía tenemos valores de 241 gr de CO2 equivalente emitido por cada kWh generado.
En el 2050 la demanda mundial de electricidad para refrigerar se habrá triplicado
Debido, por una parte, al incremento de la población y su desarrollo y, por otra, al cambio climático en marcha y al consecuente aumento de las temperaturas a nivel global, en el año 2050 la demanda mundial de electricidad para refrigerar se habrá triplicado. Llegados a este punto, los aires acondicionados consumirán tanta electricidad como la que consumen ahora toda China y la India.
Por este motivo, una de las prioridades para la economía verde es tratar de reducir la huella de carbono asociada a la refrigeración de las viviendas, oficinas y centros de trabajo en el verano. Puede ser a través de mejoras ZEO en los aparatos de aire acondicionado, o bien aplicando medidas o mecanismos de prevención que reduzcan al máximo la necesidad de usarlos.
1.La eficiencia de los aparatos de aire acondicionado
Además de descarbonizar la red eléctrica, el segundo paso para reducir la huella de carbono que generamos al refrescarnos es apostar por un aparato de aire acondicionado más eficiente.
Según la Agencia Internacional de la Energía (AIE), el aparato más comprado por los usuarios es solamente la mitad de eficiente que otros aparatos que se pueden encontrar en el mercado, y tres veces menos eficiente que los mejores modelos.
Tal y como apunta Bill Gates en su libro Como evitar un desastre climático, esto sucede porque los consumidores no reciben toda la información necesaria para escoger su aire acondicionado.
“Por ejemplo, un aparato menos eficiente pude resultar más barato en el momento de la compra, pero más caro a largo plazo, porque consume más electricidad. Aún así, la mayoría de veces, no existe forma de saber esta información cuando la persona lo está comprando” explica Bill Gates en el libro. Sin embargo, en algunos países como en Estados Unidos y la UE son obligatorias las etiquetas de eficiencia energética y consumo.
Aquellos aparatos con niveles A+++ de etiqueta energética pueden ser un poco más caros, pero a la larga consumen menos electricidad y por lo tanto, reducirán significativamente nuestra factura de la luz.
2. Uso eficiente del aire acondicionado
Además de la eficiencia del propio aparato, existen algunas acciones que podemos llevar a cabo a nivel individual, para realizar un uso más eficiente del mismo y así reducir su impacto en el medio ambiente:
- Programar el aire acondicionado a una temperatura mínima de 25-26ºC
- No poner una temperatura más baja (16 o 20ºC), pensando que así alcanzará antes la temperatura mínima de 25 ºC.
La mayoría de aparatos no funcionan así, por lo que lo único que se consigue es un mayor consumo por llegar a consignas menores de temperatura.
- Hacer un mantenimiento del aire acondicionado, un control de refrigerante y limpieza de filtros, como mínimo, una vez al año. De esta forma podremos asegurarnos de que funciona eficientemente.
3. La huella de carbono de los gases fluorados
La demanda de electricidad o la ineficiencia de los aires acondicionados no son los únicos problemas vinculados a estos aparatos. Y es que los aires acondicionados también incorporan refrigerantes como los gases F o fluorados, que contienen flúor y tienen un mayor potencial de calentamiento global.
Es decir, los gases F son Gases de Efecto Invernadero (GEI) que contribuyen en mayor medida al cambio climático, causando miles de veces más alarma que la cantidad de CO2 equivalente. En Estados Unidos, por ejemplo, este gas representa el 3% de las emisiones GEI que provocan el cambio climático.
Estos gases refrigerantes, también presentes en neveras y cámara frigoríficas, tienen un impacto de calentamiento global que puede superar hasta 15.000 veces el del CO2. Esto quiere decir que si tenemos una fuga de 1 kg de refrigerante será como haber emitido 15 toneladas de CO2.
El potencial de calentamiento global de los gases fluorados es mucho mayor que el del CO2
Por eso en el año 2016, los representantes del Acuerdo de París 2015 se comprometieron a reducir la producción y el uso de determinados gases fluorados un 80% para 2045.
Pudieron adoptar este compromiso gracias a los avances y nuevas propuestas que estaban teniendo lugar en este ámbito para substituir los gases fluorados o los Hidrofluorocarburos (HFC). Aún así, estas ideas se encuentran aún en una fase embrionaria y se desconoce el precio que podrían llegar a tener.
En este sentido, asociaciones europeas AREA, SERCOM, EFCTC y EPEE, secundadas por la Asociación de Empresas de Frío y Sus Tecnologías (AEFYT) de España, están recomendando a los fabricantes dejar de usar este tipo de refrigerantes en las instalaciones, para adaptarse cuanto antes a la normativa vigente y poder ofrecer soluciones eficientes y más sostenibles.
Estas asociaciones europeas ofrecen asesoramiento y recomendaciones generales a los instaladores para que estos refrigerantes de alto Potencial de Calentamiento Global (PCG) dejen de ser instalados en los equipos.
4. Construir viviendas bajo criterios bioclimáticos
Quizá una de las mayores soluciones para poner fin a la elevada huella de carbono generada por los aires acondicionados sea, simplemente, prescindir de ellos. Aunque teniendo en cuenta el aumento de la temperatura media comentado anteriormente, esto pueda parecer imposible, en realidad existen algunas soluciones.
Construir los edificios bajo criterios bioclimáticos permite que las viviendas se enfríen o calienten menos y de una forma más natural. Con la arquitectura bioclimática, el exceso de calor se elimina mediante sistemas de ventilación naturales o la instalación de chimeneas solares que permitan la generación de corrientes de aire. Esto se consigue colocando una abertura superior en la fachada sur de la casa, donde se acumula más calor, y una abertura inferior en la fachada norte.
De esta forma, el aire caliente tiende a subir y es empujado por la entrada de aire más frío, generando de esta forma un flujo constante de renovación de aire.
Los patios andaluces permiten una renovación natural del aire
Otra de las técnicas bioclimáticas para evitar el uso de aparatos de aire acondicionado es edificar viviendas con patios andaluces. Estos permiten conservar el aire más fresco de la noche, para que durante el día éste absorba el calor de las estancias que rodean el patio y así mejoren su temperatura.
Además, también es posible eliminar el sobrecalentamiento colocando vegetación en las fachadas y azoteas, o pintándolas de blanco, para que reboten el calor.
Este tipo de soluciones no encarecen de forma significativa las construcciones, pero, sin duda, pueden llegar a reducir de forma significativa la demanda de electricidad generada por el aire acondicionado en verano, y la calefacción en invierno.
En los últimos años, las grandes marcas de aire acondicionado han empezado a trabajar para reducir el impacto ambiental de estas máquinas en el Planeta.
Bien sea mejorando su eficiencia energética o trabajando en nuevas formas para eliminar el uso de gases fluorados, como en muchos otros sectores, cada vez hay una mayor voluntad de reducir al máximo las emisiones y mantenerse en línea con los ODS de la ONU.
Licenciado en Ingeniería Industrial, especialidad en Organización, por la UPC. Presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Casa Bioclimática desde su creación en 2003. Presidente del Comité de Representación de la plataforma ZEO (Zero Emissions Objective), para frenar el Cambio Climático.
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