Los bio-residuos pueden tener distintos usos altamente beneficiosos para el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático. De hecho, al reconvertirlos y transformarlos en otros productos o materias, pueden ayudarnos a reducir la huella de carbono generada en varios ámbitos de actuación.
En este sentido, los residuos orgánicos se pueden convertir en biocombustibles que substituyen el gasoil, tener un uso térmico a través de la biometanización, usarse como compost o reconvertirlos en biogás.
Desde hace años, los países trabajan para reducir la cantidad de bio-residuos que se depositan en los vertederos. Esto lo hacen a través de dos vías:
- Promoviendo la cultura del aprovechamiento y tratando de reducir el desperdicio alimentario.
- Promoviendo el compostaje en casa.
- Incentivando la recogida separada de residuos (reciclaje) y su posterior valorización por compostaje o biometanización.
Debemos tener en cuenta que el sector de la gestión de residuos, efectiva o inexistente, es responsable del 4% de las emisiones GEI que provocan el cambio climático. La descomposición de los residuos en los vertederos supone el 80% de esta huella de carbono de la gestión de residuos.
Y es que los residuos orgánicos que quedan abandonados en los vertederos sin tratamiento, al descomponerse en condiciones anaerobias -es decir, a la intemperie-, generan metano durante periodos de tiempo superiores a los 20 años.
Por lo que, parte de las emisiones generadas por estos residuos en la actualidad, proceden de residuos depositados en décadas previas. Sin duda, estas son emisiones que no podemos permitirnos si queremos frenar el cambio climático y cumplir con los objetivos de París 2015.
Cada tonelada de metano es equivalente a 21 toneladas de CO2
Especialmente, teniendo en cuenta que el metano, gas que emite el residuo orgánico en descomposición, tiene un Potencial de Calentamiento Global mucho mayor que el del CO2. Para que nos hagamos una idea, una tonelada de metano originada en los vertederos equivale a 21 toneladas de CO2.
Además de evitar emisiones GEI, todo apunta a que el compostaje podría ser un excelente aliado contra la crisis climática.
Así lo confirma el último estudio de Amigos de la Tierra en colaboración con Fundación Biodiversidad y Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO), de España.
En concreto, esta investigación trata de demostrar el impacto positivo de la aplicación de compost en el suelo, para lograr una mayor resiliencia frente al cambio climático.
El compostaje podría ayudar a reducir un 65% la huella de carbono de la gestión de residuos
Amigos de la Tierra ya advertía en 2014, del importante papel que podría desempeñar el compostaje en la lucha contra el cambio climático. El informe ‘El compostaje: receta para reducir la huella de carbono en España’ reveló que el compostaje de materia orgánica separada de forma selectiva permitiría reducir un 65 % las emisiones de la gestión de los residuos y contribuiría a combatir el cambio climático.
Esta ONG (Amigos de la Tierra) informó de que no pudo obtener los datos de la huella de carbono generada por la incineración de estos residuos, debido a la falta de transparencia por parte de las administraciones públicas. Aun así, el informe demostró la importancia de separar los residuos orgánicos y reconvertirlos en compostaje.
Otro informe, elaborado por la consultora Inclam CO2 recoge el estudio comparativo, a nivel estatal, de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) derivadas de la simulación de los diferentes sistemas de recogida de residuos orgánicos. Además, también incluye datos sobre su posterior tratamiento a través del compostaje doméstico y comunitario, la planta de compostaje, la bioestabilización, el vertedero o la incineración.
Concretamente, este informe asegura que el compostaje en planta permite reducir la huella de carbono de la gestión de residuos más de un 80%. A esto hay que añadir que la aplicación del compost generado en los suelos aumenta el contenido de plantas y materia orgánica, lo que contribuye a frenar el cambio climático.
Por otra parte, el estudio informa de que tratar un kg de residuos orgánicos no recogidos de forma selectiva y tratados en una planta de bioestabilización únicamente reduce la huella de carbono un 69%.
Sin embargo, según el informe, la forma más ZEO de tratar los residuos orgánicos y reconvertirlos en compost es hacerlo en casa. El compostaje doméstico y comunitario genera una huella de carbono neutra, es decir de 0 kg de CO2.
Estos datos apuntan que el compostaje a pequeña escala, desde nuestros hogares, resulta más beneficioso para el planeta y la acción climática.
El compostaje casero es más beneficioso para la acción climática que el industrial
Al compostar evitamos que nuestros residuos orgánicos entren en el circuito de reciclaje, evitando así una huella de carbono innecesaria y evitando el riesgo de que acaben abandonados en un vertedero.
Para empezar a hacer compostaje casero simplemente debemos adquirir el hábito de separar los residuos orgánicos y depositar en un recipiente aquello que pueda ser útil para el compostaje. De esta forma, generaremos un compost que nos servirá para hacer crecer nuestro huerto o las plantas del jardín, la terraza o el balcón.
Al fin y al cabo, el compost no deja de ser un abono orgánico, obtenido a partir de la descomposición controlada de materia orgánica y, al contrario de lo que muchos piensan, es un producto estable, sin olor y altamente beneficioso para fertilizar el suelo y las plantas.
El compost se consigue tras la biodegradación con presencia de oxígeno de restos de comida o de la poda de nuestro propio jardín. Según la ONG Amigos de la Tierra, “el proceso del compostaje es llevado a cabo por múltiples organismos descomponedores que comen, trituran, degradan y digieren las células y las moléculas que componen la materia orgánica”.
Para hacer un buen compost solo debemos mantener las condiciones naturales para que tenga lugar el proceso
Se trata de un proceso natural, por lo que lo único que debemos hacer nosotros será mantener las condiciones ambientales naturalmente favorables para la vida de todos estos organismos.
Teniendo en cuenta que los residuos orgánicos, sustancialmente los restos de la cocina y del jardín, constituyen entre el 40-50% de la bolsa de la basura de los hogares españoles, resulta de vital importancia reciclarlos y darles un nuevo uso:
- Necesitaremos un recipiente, también llamado “compostador” donde depositar todos los restos. Este contenedor puede ser de reja metálica, de madera o de plástico.
- Deberemos ubicar el compostador en un lugar protegido para evitar bruscas variaciones tanto de temperatura como de humedad. La posición ideal es debajo de un árbol que pierda sus hojas, de forma que esté a la sombra en verano y al sol en invierno.
- El compostador se colocará directamente sobre la tierra, nunca sobre cemento, asfalto o pavimento, para permitir a los descomponedores presentes en el suelo la colonización del recipiente.
- Se deberá contar con un instrumento de criba para separar la parte perfectamente compostada de los fragmentos leñosos, aquellas partes sin descomponer, aún presentes.
Sin duda, el compostaje puede ser una forma de contribuir a reducir nuestra huella de carbono diaria. En este sentido, con el compostaje estamos actuando para reducir al máximo las emisiones, promovemos la economía circular y trabajamos en nuevas vías para aumentar la materia orgánica y favorecer su crecimiento.
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