Históricamente, durante el mes de septiembre miles de estudiantes de todo el mundo vuelven a la normalidad después de unas largas y entretenidas vacaciones. Este año, debido a la situación de crisis sanitaria vivida, la vuelta a la rutina será un poco diferente.

La enfermedad de la COVID19 ha dado pie a más restricciones en las aulas y centros educativos. El uso de mascarilla será obligatorio, se suprimirán algunas clases, se deberán hacer reformas en los sistemas de climatización, se reducirá el número de estudiantes por aula…

Los estudiantes se enfrentarán a una “nueva normalidad” y deberán cambiar algunos hábitos y adoptar medidas de protección e higiene extraordinarias. Es el momento de aprovechar la configuración de esta nueva normalidad, para promover entre los más pequeños nuevas medidas y acciones a favor del medio ambiente.

Existen algunos consejos y acciones que pueden ayudar a lograr una “vuelta al cole” más sostenible, despertar la conciencia ecológica de los más pequeños y, al mismo tiempo, reducir su huella de carbono.

1. Apuesta por alternativas ZEO para llegar a tu centro educativo

Disponemos de diferentes alternativas para llegar a un centro educativo sin necesidad de coger un coche. Es importante tener en cuenta que el sector del transporte es responsable del 9% de las emisiones GEI que provocan el cambio climático.

Como alternativa ZEO, podemos optar por el transporte público o el patinete o la bicicleta convencional o eléctrica. Si el colegio o el instituto se encuentra a demasiados kilómetros se puede optar por el car sharing. En muchos países europeos es muy común que los padres se turnen para recoger a los alumnos que viven en la misma zona, para que compartan coche a la ida y la vuelta del colegio.

2. Compra material escolar eco-friendly

Si no se dispone de material escolar del año pasado, es fundamental que la compra de los nuevos productos sea lo más ecológica posible. Esto implica buscar las etiquetas de papel con certificación forestal PEFC o FSE en las libretas y agendas. Es necesario comprar productos de calidad -para que así duren más-, o fabricados con materiales naturales como el bambú o la madera.

Cuando compres material escolar recuerda que el plástico, además de contaminar nuestros océanos dañando la fauna y flora marina, se fabrica con un tipo de petróleo, un combustible fósil con una elevada huella de carbono. Por eso optar por alternativas biodegradables u orgánicas es lo más ZEO.

3. Reaprovecha tu mochila y estuche

“Porque no hay mejor residuo que el residuo no generado”, es importante darle el máximo uso a objetos como la mochila, el estuche o el carpesano. Ahora que la juventud cada vez está más implicada en la acción climática, debe trabajar para romper la tradición de cambiar de mochila y estuche cada vez que se pasa de curso.

Incluso si es necesario cambiar algunos objetos porqué están demasiado deteriorados o son inservibles, en vez de comprarlos nuevos es posible conseguirlos en una tienda de segunda mano y así sorprender a toda la clase con una mochila vintage única.

4. Intercambia libros de texto

La fabricación de papel genera un impacto ambiental negativo sobre nuestro planeta y da pie a un elevado consumo de recursos como el agua y la energía. Por cada kilo de papel producido se emiten a la atmosfera alrededor de 3 kg de CO2.

En este caso, es fundamental apostar por el intercambio de libros con alumn@s superiores y donar o vender los libros del curso pasado a alumnos de cursos inferiores. También existen algunas plataformas de venta y trueque de libros de segunda mano como Green Books Club, Relibrea o Truequebook.

Los departamentos de educación deben trabajar para que las editoriales no cambien de forma significativa los libros de un año al otro – una acción que llevan a cabo para fomentar su consumo y que es contraproducente para nuestro planeta-.

5. By bye al papel de aluminio

Durante la llamada “hora del patio” se divisan miles de papeles de plata. Envolver los bocadillos con papel de plata o papel film es una tradición que se viene repitiendo ya muchos años y que es altamente perjudicial para el medio ambiente.

Darle dimensión a este problema es complicado, pero si multiplicamos todos los días de colegio por el número de alumnos y el número de colegios de todo el mundo, podríamos estar hablando de una huella ecológica totalmente evitable.

Existen algunas alternativas sostenibles que evitarán la generación de estos residuos plásticos. La mayoría de ellas, como los tuppers, los wraps de tela -que puedes fabricar tu mismo-, o los Boc’n Rolls son totalmente reutilizables y lavables.

Según información publicada por la marca Roll Eat, una escuela media en España consume 324.000 m2 de papel de aluminio, lo equivalente a 6 millones de kg de CO2.

El Boc’n’Roll tiene una vida media de 6 años y únicamente emite 0,3 kg de CO2.

 

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