La última encuesta realizada por ESADE y la Universidad Carlos III ha tenido una gran repercusión mediática. Al parecer, una de las principales conclusiones del estudio es que, aunque la ciudadanía otorga cada día una mayor importancia al problema de la crisis medioambiental, no están dispuestos a sacrificar ciertas costumbres o privilegios.

Algunos de las cuestiones que aborda el estudio son: la subida de los impuestos de la gasolina, renunciar a los coches o vehículos más contaminantes o limitar el consumo de carne.

La mayor parte de los 3.014 encuestados consideran que la transición ecológica es prioritaria para combatir el cambio climático. Alrededor del 24% de ellos aseguran que la implicación de España a la hora de atajar la crisis climática debería ser “plena”.

Y es que, según los datos oficiales brindados por la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica estadounidense (NOAA), el nivel de CO2 en la atmósfera no deja de crecer a escala global. Tal y como indica el informe, en mayo la densidad de este Gas de Efecto Invernadero llegó a unas 420 partes por millón, por lo que el calor retenido por esta capa gaseosa en 2021 fue un 49% más que en 1990.

El deshielo de los polos, las borrascas extremas y la sequía afectan a nuestra población

Aunque estos datos puedan parecer inocuos para los habitantes del Planeta, lo cierto es que actualmente existen algunas consecuencias del cambio climático que ya afectan a nuestra sociedad. El deshielo de los polos, las borrascas extremas, las olas de calor, las sequías, etc. Todo este tipo de fenómenos extremos ya están provocando graves consecuencias en la seguridad alimentaria y la salud de la población.

Según datos del AEMET, la Agencia Estatal de Meteorología, el año pasado fue uno de los más cálidos y secos de la historia de España. De hecho, durante la primera mitad de junio de 2022, hemos vivido una ola de calor muy temprana e intensa, un fenómeno que se ha venido repitiendo cada año des del 2011.

Sin embargo, pese a todos estos indicadores que nos demuestran la importancia de activar medidas de inmediato para frenar el cambio climático y lograr una sociedad ZEO – cero emisiones-, cuando es cuestión de hacer sacrificios personales, la ciudadanía no da la talla.

Y es que, según la encuesta, el 64% de las personas rechazan el impuesto a la gasolina, mientras que sólo un 16% lo apoya. Por otra parte, un 55% no están dispuestos a poner fin a la circulación de vehículos diésel.

La subida de impuestos de los vehículos de grandes proporciones, los que contaminan más, tiene un 42% en contra y un 32% a favor.

La conclusión es clara: por muy preocupados que los españoles estén por el medio ambiente y la preservación del Planeta, no están dispuestos a renunciar al actual sistema de movilidad.

Algo realmente contraproducente de cara a que España pueda cumplir con los objetivos de descarbonización pactados por la UE. En nuestro país, el 27% de las emisiones GEI (Gases de Efecto Invernadero) provienen de los vehículos de gasolina y gasoil. De hecho, según el Observatorio de Sostenibilidad, en el año 2020 las emisiones GEI en España volvieron a crecer debido a este sector en particular.

De todos modos, aún podría haber cierta esperanza en el camino hacia un transporte más ZEO: el 69% de los encuestados están a favor de destinar subvenciones a la adquisición de coches y autobuses.

Los españoles no están dispuestos a prohibir la carne no ecológica

Otra de las conclusiones destacadas de este informe es el hecho de que la sociedad española no está dispuesta a renunciar al consumo de carne.

Al 68% de los españoles no les parece bien subir el IVA al consumo de productos no sostenibles, mientras que el 46% se opone a prohibir la carne no ecológica. Sin embargo, hay una mayor parte de la población que está más dispuesta a impedir la creación de más macrogranjas, que a mantenerlas.

Y es que debemos tener en cuenta que las emisiones de este tipo de instalaciones representan el 65% de toda la huella de carbono del sector primario español.

Parece que hay ciertos límites que la sociedad no está dispuesta a sobrepasar para lograr una sociedad ZEO.

Sin embargo, tal y como recoge la encuesta, podemos ver una luz al final del túnel: el negacionismo ya no tiene respaldo entre los españoles. “Las personas que niegan el cambio climático cuentan con una de las afectividades más bajas entre la población”, alrededor de 27 puntos sobre 100. Por otro lado, “aquellos que se movilizan contra la crisis climática disponen de un elevado grado de afectividad positiva”, es decir, los activistas y ecologistas climáticos cuentan con una buena opinión.

Tras este análisis de la encuesta, desde la Plataforma ZEO llegamos a una clara conclusión: los españoles deberían incrementar su compromiso real con la acción climática. El tema es: ¿cómo conseguirlo? Este punto será objeto de otro artículo de nuestra plataforma.

Porque si no, la sociedad estará haciendo lo mismo que aquello que tanto critica la comunidad climática internacional: realizar promesas sobre el papel, que luego en la práctica no se llevan a cabo.

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