Hace poco más de un mes, de la noche a la mañana, el mundo se vio afectado por la noticia de un nuevo virus llamado COVID-19. Precisamente ha sido estas últimas semanas, cuando el país con la mayor huella de carbono del mundo, la China, ha reducido hasta un 25% su emisiones de CO2 derivadas de la producción de carbón.

Algo que no se ha conseguido después de 25 COPS alertando sobre la importancia de esta reducción de emisiones para conseguir la supervivencia del planeta, en riesgo debido al calentamiento global. La crisis del coronavirus y la del cambio climático podrían estar relacionadas y cuentan con paralelismos entre ellas.

Ambas crisis tienen una dimensión global, afectan a la salud humana y están teniendo un impacto directo en la economía global. Ahora bien, ¿Porqué la crisis del coronavirus está consiguiendo alertar a toda la población de una forma tan inmediata mientras que la crisis climática aún no es concebida como un problema realmente relevante entre todos los sectores de la sociedad?

La construcción social del riesgo sitúa el Coronavirus por delante del cambio climático

Algunos expertos aseguran que todo se debe a la llamada construcción social del riesgo. La comunidad científica lleva casi 50 años alertando del problema del cambio climático y de la necesidad imperiosa de reducir los niveles de emisiones de la atmosfera para así poder cumplir con los objetivos del Acuerdo de París 2015. Aún así, hasta hace poco más de un año, la lucha climática no estaba entre las prioridades políticas de la mayoría de países del mundo, como si lo está ahora el problema del Coronavirus.

Los datos sobre la mortalidad del Coronavirus son alarmantes. En poco más de un mes han fallecido 2.704 personas y unas 100.000 personas están afectadas. Sin embargo, los datos de mortalidad con respecto al cambio climático resultan aún más chocantes: Según la OMS entre 2030 y 2050 la crisis climática causará 250 mil muertes cada año. Una cifra desorbitada a la que el IPCC (Panel Intergubermamental de Expertos sobre el Cambio Climático) suma unas pérdidas económicas de entre 8,1 y 15 billones de euros – para el año 2100-.

Entre 2030 y 2050 la crisis climática causará 250 mil muertes cada año

El III Informe sobre el Cambio Climático en Cataluña recoge que en la actualidad, solo en Cataluña, mueren anualmente 300 personas a causa de la subida de las temperaturas.

Si observamos ambos datos es fácil divisar algunos aspectos que han provocado que, a nivel comunicativo la crisis del coronavirus sea concebida con más peligrosidad de la que se percibe la crisis climática:

– Salud

Uno de lo mayores problemas de la comunicación de la crisis climática es no haber sabido vincularla al ámbito de la salud de una forma directa. Al fin y al cabo, la Salud es un aspecto de la vida cotidiana que preocupa y es capaz de dar pie cambios en la vida de las personas. Algo mucho más difícil de conseguir si hablamos de la adopción de acciones o medidas ZEO.

Tal y como comentó Linda Birnbaun a El País  “no hemos sabido comunicar que el cambio climático perjudica a la salud”. La experta en toxicología y salud pública asegura que “La gente más desfavorecida o con problemas socioeconómicos tiene un mayor riesgo de enfermedad por contaminantes ambientales”.

“No hemos sabido comunicar que el cambio climático perjudica a la salud”

Linda Birnbaun

Directora del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, EEUU

Además, la comunidad científica ha relacionado directamente múltiples efectos dañinos para la salud al cambio climático. Como por ejemplo las pérdidas por eventos climáticos extremos, las muertes por las olas de calor o las enfermedades respiratorias y cardiovasculares por contaminación del carbono negro.

Birnbaun asocia este problema comunicativo también a la presión por parte de los lobbies externos para que estas correlaciones directas y científicamente constatadas entre salud y cambio climático no se conozcan. Durante su trayectoria profesional en el Instituto Nacional de Salud (NIH) de EEUU, su organismo fue instado a dejar de “hablar de cambio climático”. “Tuvimos que modificar nuestros textos publicados: en vez de versar sobre los “efectos del cambio climático en la salud”, pasaron a ser sobre los “efectos del clima en la salud” asegura la Directora del Instituto Nacional de Ciencias de la Salud Ambiental.

“Tuvimos que modificar nuestros textos publicados: en vez de versar sobre los “efectos del cambio climático en la salud”, pasaron a ser sobre los “efectos del clima en la salud

Linda Birnbaun

Directora del Instituto Nacional de Ciencias de Salud Ambiental, EEUU

– Desconocimiento

El desconocimiento, lo extraño o lo “fuera de lo común”, siempre genera más alerta que la cantinela difundida durante más de medio siglo de que “el cambio climático es real y está pasando ahora” tal y como declaró Leonardo Di Caprio en la ceremonia de los Oscars.

El desconocimiento frente a una enfermedad mortal que se propaga con rapidez consigue ponerse en la escala de prioridades de un ciudadano común con mucha más fuerza de lo que lo hace el cambio climático. Hoy en día en España solo existe un 2% de la población que niega la existencia del calentamiento global -según datos de un reciente informe publicado por la Universidad de Tasmania-.

Otro informe publicado por el Instituto El Cano, confirma que existe un elevado conocimiento sobre el cambio climático: Cuáles son sus causas, qué impactos está generando, qué cambios son necesarios para combatirlo… Este elevado conocimiento sobre la crisis climática parece influir en que este problema se subestime y le acabemos restando importancia.

Una metáfora muy acorde para ilustrar esta reflexión sería la del cuento de Pedro y el lobo: Llevando tantos años alertando sobre los efectos que el cambio climático tendrá en la supervivencia del planeta y la raza humana, ya no parecen tan nocivos como lo fueron al principio. Esto da pie a una parsimonia climática que, por suerte, aún estamos a tiempo de revertir.

– Corto plazo

Mientras que el Coronavirus se ha desarrollado en una escala de tiempo corta, el cambio climático presenta consecuencias y efectos a largo plazo. El Coronavirus sucede en unos escenarios concretos y tiene efectos visibles: vídeos de muertos en China, hospitales y hoteles en cuarentena… La rapidez con la que se ha propagado el problema y sus efectos visibles ante nuestros ojos han disparado la alerta y generado una sensación de riesgo y peligro que la crisis ambiental no ha conseguido.

La mayoría de efectos y consecuencias del cambio climático, además de que se presentan a largo plazo, no necesariamente han sucedido al alcance de nuestros ojos y no son perceptibles de forma directa.

– Cobertura mediática

Obtenemos información de lo que pasa en el mundo a través de los medios de comunicación. Algunas personas investigan más que otras, pero al final los ciudadanos confían en el criterio de un medio para construir su propia realidad.

En este sentido el coronavirus ha sido portada en los periódicos y noticieros televisivos casi a diario desde que empezó la crisis del Coronavirus. Por el contrario, la crisis climática consigue protagonismo en los medios de comunicación solo durante eventos internacionales especiales o cuando se toman decisiones políticas directamente vinculantes a este tema. Esta es otra de las explicaciones que sustentan que el coronavirus haya conseguido una reacción de alerta masiva entre la sociedad.

El cambio climático, cada vez con más colectivos implicados en su difusión y concienciación

Pese a todos estos factores que dificultan que el cambio climático sea considerado como una cuestión prioritaria para la sociedad -como si lo es ahora el Coronavirus-, aún existe cierta esperanza. Y es que este 2019 ha sido el mayor despertar del movimiento por el clima.

Ahora contamos con todo tipo de colectivos como Fridays For Future, Madres por el clima o Rebellion Extinction  que presionan a las fuerzas políticas para que el cambio climático consiga situarse entre las prioridades de las agendas políticas. También con entidades ecologistas e iniciativas como PlataformaZEO que ayudan a la población a reducir su huella de carbono; siempre viendo el cambio climático como un reto al que debemos hacer frente con positividad.

Tanto el sector empresarial como la mayoría de países firmantes del Acuerdo de París están incluyendo objetivos cero emisiones para 2050 en sus Planes Nacionales de Energía y Clima.

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