En los últimos años, la preocupación por el cambio climático se ha ido extendiendo por la clase política. Incluso algunos de los partidos con más votantes de cada país han introducido el compromiso con la lucha climática en su agenda política.
Además, a lo largo de toda Europa han empezado a emerger un conglomerado de partidos ecologistas, que no dudan en criticar la poca ambición climática de sus contrincantes y posicionarse como la única opción para poder garantizar la supervivencia de la especie humana.
De hecho, en el 2020, la conciencia climática, representada a través de los partidos ecologistas, se empezó a extender a través de la política europea como una marea verde. Poco a poco los partidos verdes empezaron a coger poder y relevancia en el norte de Europa, y en la propia Eurocámara. En el 2019 el Partido Europeo de los Verdes obtuvo 69 escaños y se convirtió en la cuarta fuerza política de Europa.
En las últimas elecciones de Francia los resultados vaticinaron una fuerte victoria climática: 8 de las 10 ciudades más pobladas del país tendrán alcaldes verdes. En Lión, Burdeos, Estrasburg, Tours o Poitiers, la ciudadanía francesa se decantó por votar a alcaldes ecologistas.
En Baviera el partido verde es la segunda fuerza política
El antecedente de este éxito verde, sin embargo, se encuentra en Alemania. En las elecciones celebradas en octubre de 2018 en el estado de Baviera el partido verde logró obtener un 17,6% de los votos, convirtiéndose en la segunda fuerza política y el partido más importante de la izquierda.
Según la comunidad de politólogos, el gran avance para la política climática es que los partidos ecologistas han dejado de ser concebidos como los “partidos de la prohibición”. Además, la sociedad cada vez está más concienciada de la importancia de llevar a cabo una transición ecológica.
Gracias a la implicación de los gobiernos, de las organizaciones internacionales, movimientos globales como Fridays for Future o Rebellion Exctinction, de la comunidad científica e incluso de líderes de opinión y personajes públicos, cada vez tenemos más presente la cuestión climática a la hora de decidir a quién votar.
Al mismo tiempo, los políticos son conocedores de esta tendencia y tratan de incluir medidas y acciones concretas para hacer frente a este problema en sus programas electorales.
Las campañas electorales estuvieron marcadas por el debate sobre la transición energética
En este sentido, precisamente este mes hemos sido testigos de este fenómeno social y político en las elecciones de Noruega, que finalmente tuvieron lugar este 13 de septiembre de 2021. Los ciudadanos noruegos fueron llamados a votar en unas elecciones parlamentarias fuertemente marcadas por el cambio climático y el futuro de la industria energética del país, fuertemente dependiente del petróleo.
Y es que, desde hace años, la comunidad internacional se pregunta: ¿cómo puede ser que uno de los países más conscientes de la amenaza climática sigue manteniendo el petróleo como principal fuente de ingresos?
La publicación de un informe, respaldado por la ONU, que reclamaba medidas más drásticas para contener las emisiones GEI del país, fue el punto de partida de una campaña electoral marcada por el debate sobre la transición a la energía limpia.
Por una parte, el Partido de Izquierda Socialista y el Partido Verde apostaron por un discurso electoral basado en la promesa de suspensión de las concesiones de nuevas licencias de explotación energética.
Mientras que, por otra, el Partido Conservador, el Partido del Progreso (ultraderecha) y el Partido Liberal se mostraron reticentes a hacer frente a este desafío global. Su negativa hace referencia a las pérdidas económicas y de empleo que supondría este drástico cambio de modelo energético.
En el caso del Partido del Centro – o laborista-, aunque respalda la necesidad de llevar a cabo una transición ecológica en el país, no se ha mostrado partidario de vetar el petróleo en el país.
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Los resultados: La promesa de una Noruega más ZEO
Por suerte para la comunidad climática, los primeros recuentos de estas elecciones noruegas indican una victoria para el partido socialdemócrata noruego o partido laborista.
El partido laborista, liderado por Jonas Gahr Støre, ha ganado las elecciones de Noruega con un 26,4% de los votos.
Esta victoria y la posibilidad de coalición con el Partido Verde y otros partidos de izquierdas, desbanca del poder a los conservadores y su ferviente negativa a iniciar una transición energética.
Parece ser que la promesa de una Noruega más ZEO se empieza a divisar en el horizonte.
Además, la aparente “neutralidad” de este partido con respecto a la prohibición de la explotación de petróleo en el país, augura cierta esperanza para la comunidad climática.
Y es que precisamente la campaña electoral del nuevo presidente de Noruega, el millonario de 61 años Gahr Store, se centró en la lucha contra la desigualdad social y el cambio climático. Esta estrategia política, ahora le abre puertas a pactos con los verdes y otros partidos de izquierda de cara a un Gobierno de coalición.
El Partido Liberal apuesta por una política justa en materia medioambiental
Gahr Store se ha mostrado a favor de activar una política justa en materia medioambiental. Para él, Noruega debe enfrentarse a una nueva era en la que, tarde o temprano, no habrá cabida para la industria energética fósil de la que depende el país.
El nuevo mandatario aseguró que no quería “establecer muchos vínculos” con esta industria energética, que está valorada en 40.000 millones de dólares-.
Y es que la riqueza de Noruega se ha construido a partir de sus exportaciones de petróleo, hecho que ha permitido al país contar con uno de los mayores fondos de pensiones del mundo. Aun así, como bien sabemos, el petróleo no es un recurso infinito, y según la Dirección de Petróleo de Noruega, las reservas de este combustible empezarán a caer en 2025.
El cambio climático se ha convertido en un atractivo reclamo para conseguir votantes. Así y todo, cuando un partido se compromete a llevar a cabo medidas para frenar la emergencia climática, debe actuar en consecuencia o se arriesga a recibir el veto de la comunidad internacional y perder su credibilidad.
En este sentido, como votantes, deberíamos tener en cuenta la cuestión climática a la hora de votar. Para ello, es fundamental revisar todos los programas electorales antes de las elecciones, buscando cuáles son sus principales medidas y políticas verdes.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.
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