El alto consumo de energía en una vivienda no solo supone un importante gasto para la economía familiar, sino que tiene un impacto muy negativo sobre el medio ambiente, por las emisiones de CO2 y la contaminación producida.

Ser consciente de lo que consume cada aparato o equipo a nivel doméstico es una gran ventaja puesto que podremos detectar mal funcionamiento o consumos excesivos, pudiendo arreglarlo y reducir el consumo general. Una de las maneras desarrolladas para controlar el consumo y comportamiento de los aparatos y sistemas de una vivienda es la domótica. Gracias a este tipo de sistemas inteligentes podremos reducir en gran medida el consumo de energía en una vivienda. Además, también conseguiremos ahorrar agua.

¿Cuánto y cómo se reparte el consumo energético en las viviendas?

El consumo medio de una vivienda en nuestro país está en torno a 1000 euros, con un consumo de casi 10.000 kilovatios hora y un nivel de emisiones equivalente a 0,85 toneladas de petróleo al año.

Estos son datos medios, el consumo de una vivienda depende de dos factores:

  • El tipo de vivienda: No es lo mismo el consumo de una vivienda unifamiliar aislada que una vivienda en un bloque de pisos.
  • La zona climática donde se localiza: en las zonas con climas extremos, tanto en verano como en invierno, el consumo en climatización es mucho mayor.

Según datos de la OCU de este 2020, el consumo en una vivienda se dividiría de la siguiente manera:

  • Calefacción y Aire acondicionado: 5.342 kWh / 9.922 kWh = 53,8 % (hasta un 71% en una casa unifamiliar aislada en parcela, y localizada en clima frío).
  • Agua caliente: 1.877 kWh / 9.922 kWh = 18,9%
  • Cocina: 737 kWh / 9.922 kWh = 7,4%
  • Electrodomésticos: 1.924 kWh / 9.922 kWh = 19,4%
  • Iluminación: 410 kWh / 9.922 kWh = 4,1%

¿Qué es la domótica y para qué sirve?

La domótica consiste en un sistema de gestión integrada, que controla el funcionamiento de los equipos, las instalaciones y el resto de dispositivos de un inmueble. Su principal objetivo es optimizar su funcionamiento teniendo en cuenta diversos factores o parámetros. Gracias a la domótica conseguimos que los sistemas y aparatos sean más eficientes energéticamente hablando, por lo que se consigue que consuman menos. Una vivienda inteligente puede consumir entre un 25% y un 40% menos que una vivienda tradicional.

Esta reducción del consumo energético no viene solo de la capacidad del sistema de controlar los aparatos, sino también del hecho de que el sistema nos permite conocer dónde se consume más. Si no sabemos dónde se consume, es muy complicado reducir el consumo.

Gracias a un dispositivo de control (que puede ser un smartphone, una tablet o un ordenador) podremos controlar todo el sistema domótico y, por ende, todos los sistemas y aparatos conectados a dicho sistema.

Un sistema domótico no solo nos permite controlar a nosotros mismos el funcionamiento de las cosas, sino que el mismo sistema es capaz de controlar los diferentes sistemas en función de parámetros como la temperatura exterior, la hora del día, la presencia de usuarios

Los beneficios son múltiples, ya que contribuye al ahorro en el consumo de energía, de electricidad y de otros combustibles, y también al ahorro en el consumo de agua, reduciendo así el gasto económico familiar, por un lado, y el impacto negativo sobre el medio ambiente por otro.

Aplicaciones de la domótica en el ahorro energético

Si bien en la actualidad se pueden controlar la casi totalidad de sistemas y aparatos de una vivienda, lo cierto es que hay tres sistemas de una vivienda en los que la domótica permite un mayor ahorro:

  • Climatización: La climatización de una vivienda supone el 40% del gasto energético de la misma. Una de las revoluciones de la domótica en este aspecto son los termostatos inteligentes que permiten programar y controlar el funcionamiento de los sistemas de climatización. Además, estos sistemas no solo se pueden controlar de manera remota sino que, como hemos comentado, son capaces de adaptar el funcionamiento del sistema a factores externos como la temperatura exterior, la hora del día o la persona que entra en la estancia.
  • Iluminación: La iluminación supone el 25% del consumo de electricidad. No hablamos solo de controlar el encendido o apagado de manera remota (Adiós a dejarnos las luces encendidas), sino a sistemas que funcionan de manera autónoma gracias a sensores de presencia o que encienden o apagan la luz en función de la hora del día y de la cantidad de luz natural.
  • Electrodomésticos: Suponen el 15% de la factura de electricidad. Este tipo de electrodomésticos inteligentes no solo reducen el consumo, sino que son mucho más cómodos para el usuario. Una de las maneras de ahorrar en este tipo de electrodomésticos son, por ejemplo, las lavadoras y lavavajillas inteligentes que se ponen en funcionamiento de manera autónoma cuando la electricidad es más económica.

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