El Gobierno impulsa la rehabilitación energética a través de ayudas y deducciones fiscales

Ahora que estamos en primavera, y con ella, va llegando el calor, muchas personas se preguntan cómo pagarán la elevada factura que supondrá mantener el aire acondicionado encendido los meses de verano para sobrevivir.

Y es que, en España, el 56,63 % del parque de viviendas es anterior a 1980, cuando aún no había sido publicada la primera Ley española que regulaba unas condiciones térmicas mínimas para la construcción de un edificio. Y dentro de ese 56,63% de viviendas, el 16,21%, unos 2,2 millones de casas, se encuentran en mal estado de conservación.

Es decir, más de la mitad de las casas, bloques de pisos y edificios de nuestro país disponen de un aislamiento muy deficiente.

Esto son 5,5 millones de edificios y 9,7 millones de viviendas que están mal preparadas para soportar el frío y el calor.

En este sentido, debemos tener en cuenta que el 67% del consumo total de la energía de un edificio es atribuible al gasto por calefacción y aire acondicionado. Además, según los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), los hogares españoles gastan alrededor del 20% de energía total que se consume en España cada año.

Por otra parte, al mirar la calificación energética a nivel general, observamos que el 81% de los edificios en España se sitúa en un nivel malo o muy malo en términos de emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI).

Si tenemos en cuenta todas estas cifras, veremos que para frenar la emergencia climática es fundamental activar de inmediato la rehabilitación del parque de viviendas de nuestro país.

Son necesarias obras de mejora en la calidad energética de las viviendas

Según un estudio conjunto del Consejo General de Economistas de España (CGE) y el Consejo Superior de Colegios de Arquitectos de España (CSCAE) es el momento óptimo para que muchos españoles acometan obras de mejora en la calidad energética de su vivienda.

Según el director general de Vivienda del Ministerio de Transporte, Movilidad y Agenda Urbana (MITMA), nunca ha habido tanto capital ni ayudas públicas destinado a mejorar el estado precario de la vivienda. Y es que existe un Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de España que cuenta con más de 6.820 millones de euros para este cometido.

Estas ayudas, que caducan en el 2023, se reparten en forma de subvenciones y deducciones del IRPF para aquellas personas que decidan acometer obras o reformas para mejorar la eficiencia energética o el aislamiento de sus viviendas. A los españoles les queda poco más de medio año para poder disfrutar de estas ayudas estatales.

En este sentido, un grupo de arquitectos y economistas del Gobierno han elaborado una Guía que recoge los requisitos que deben cumplir las obras de adecuación de las viviendas para poder beneficiarse de estos fondos. Entre las recomendaciones, la primera es planificar adecuadamente la obra. Para lograrlo, previamente deben obtener un certificado energético de la vivienda expedido por una entidad o un profesional.

Porque para poder activar mejoras en la eficiencia energética de la vivienda, primero debemos conocer el punto de partida y la calificación energética de nuestro hogar.

Para poder optar a las ayudas se deben llevar a cabo obras correctamente certificadas, evitando de este modo los pagos con dinero en efectivo, presupuestos sin IVA o facturas que no identifiquen al prestador del servicio.

Para recibir una ayuda del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, el pago debe quedar registrado vía transferencia o tarjeta de crédito

Los pagos de las obras deben quedar registrados a través de la tarjeta de crédito o de débito, o una transferencia bancaria. Además, los solicitantes deben tener en cuenta que se otorgará un incentivo fiscal por una única obra, por lo que, si se quieren aplicar varios, se deberán activar obras diferentes.

También será posible reclamar incentivos tanto para reducir la demanda de calefacción o de refrigeración, como para reducir el consumo de energía primaria no renovable. Esto puede aplicarse a la vivienda en la que vive el usuario, pero también a aquellas alquiladas o las segundas viviendas, e incluso a comunidades de vecinos, para mejorar el consumo energético de los servicios comunes.

¿Cuáles serán exactamente los incentivos?

Una de las principales ayudas del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia es la reducción del 21% al 10% del IVA en las obras de rehabilitación de edificios. Tal y como se recoge en La Vanguardia, “para poder aplicar esta reducción, es necesario que el objeto principal de las obras sea la propia edificación y que el coste exceda el 25% del precio de adquisición o los contratos sean entre promotor y contratista directamente, sin intermediarios.”

Para poder obtener estos beneficios fiscales, se debe reducir el mínimo de un 7% la demanda de calefacción y refrigeración. Si se logra este objetivo, la deducción fiscal será de un máximo del 20% del coste abonado por cada beneficiario, hasta un máximo de 5.000 euros.

Por ejemplo, si el propietario de una vivienda destina 5.000 euros para mejorar sus ventanas, recibirá 2.000 euros de subvención directa y luego 600 de reducción del IRPF. Por lo tanto, este vecino conseguirá ahorrar hasta el 52% del coste de las obras, y el coste real se quedará en 2.400 euros, ahorrándose hasta 2.600 euros.

Para combatir el cambio climático, es fundamental activar la rehabilitación energética de las viviendas. Sin embargo, ¿qué ocurre con el parque de viviendas construidos después del 1980 y qué hay de las obras de nueva construcción?

El futuro de la edificación, las viviendas bioclimáticas

En 1980 se publicó la primera Ley Española que regulaba unas condiciones térmicas mínimas para la construcción de un edificio. A partir de ese momento, los arquitectos y constructores empezaron a tener en cuenta la eficiencia energética de las viviendas y, con ello, empezaron a reducir la huella de carbono asociada al consumo energético.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), el 43,37% de viviendas en España están construidas teniendo en cuenta aspectos como la calificación energética y el aislamiento.

El sector de la construcción es responsable del 39% de las emisiones de CO2 que se liberan a la atmósfera. En este sentido, la arquitectura bioclimática y la bioconstrucción es una alternativa ZEO que también permite reducir de manera significativa este porcentaje derivado del proceso de construcción.

A partir de la arquitectura bioclimática se diseñan edificios de forma que se aprovechan al máximo las condiciones climáticas y los recursos que ofrece el lugar donde se edifica. Prioriza lo que se llama también arquitectura pasiva (“sin màquinas” y de menor coste), frente a la arquitectura activa.

Debemos recordar que este tipo de arquitectura no es un concepto nuevo, ni mucho menos.

En España la arquitectura bioclimática llegó en 2003 cuando un grupo de profesionales de diferentes sectores (arquitectos, ingenieros, constructores, industriales, empresas de comunicación, etc) crearon la Asociación para el Desarrollo de la Casa Bioclimática (ADCB) para intentar popularizar este concepto arquitectónico entre los profesionales españoles.

Durante años, la ADCB difundió e impulsó la construcción y la edificación bioclimática. Entre otras acciones, durante 7 años la ADCB Casa Bioclimática organizó los Premios a la Promoción Inmobiliaria más sostenible, con el patrocinio de Endesa y en el marco de la Feria Barcelona Meeting Point.