Nos encontramos en un punto de la historia en el que es necesario contribuir a la lucha contra el cambio climático desde todos los frentes. Únicamente de este modo lograremos cumplir con los objetivos de descarbonización propuestos por la ONU.

De cara al 2030, es decir, en menos de siete años, la UE debería reducir su huella de carbono un 55%; mientras que en 2050 debería lograr la neutralidad climática.

En este sentido, existen un gran número de soluciones que nos permitirían hacer frente a este gran reto y cumplir con el límite de calentamiento global recogido en el Acuerdo de París (2015): 1,5ºC.

El urbanismo se ha convertido en una de las principales áreas de acción para lograr una sociedad ZEO -cero emisiones-.

¿En qué consiste el urbanismo?

El urbanismo es el estudio de cómo los habitantes de las áreas urbanas interactúan con el entorno construido. Este análisis permite diseñar espacios, ciudades y barrios adaptados a las necesidades de la ciudadanía y aprovechar al máximo las condiciones geográficas y climáticas específicas de cada zona o espacio.

El ingeniero civil catalán Idelfons Cerdà fue el primero en acuñar el término urbanismo, que queda recogido en su obra “Teoría general de la urbanización”. Gracias a su proyecto de reforma urbanística de Barcelona, ahora popularmente conocido como el Ensanche, y a este documento teórico, se le considera uno de los precursores del urbanismo moderno.

Esta definición, aplicada a la era moderna, podría traducirse en una organización más sostenible y eficiente del espacio habitable.

¿En qué consiste el urbanismo sostenible?

Se trata de un estilo de edificación basado en la planificación y el diseño de ciudades, comunidades y/o parques de viviendas teniendo en cuenta principios ecológicos y criterios bioclimáticos.

El urbanismo sostenible planifica y diseña las áreas urbanas teniendo en cuenta los principios ambientales y la necesidad de reducir las emisiones.

El urbanismo sostenible abarca también aspectos cómo la preservación del ecosistema colindante dónde se edifica, o bien el aprovechamiento de las particularidades de cada zona para hacer la ciudad más sostenible (lluvia, sol, aire, ríos cercanos, etc). Precisamente por ello el sistema de edificación más adecuado para lograr un urbanismo sostenible debería ser la arquitectura bioclimática.

La arquitectura bioclimática consiste en el diseño de edificaciones teniendo en cuenta las características naturales del lugar donde se ubicará el mismo (temperatura, humedad, radiación solar, vientos, además de la topografía, vegetación, cuerpos de agua, y demás recursos), y buscando aprovechar y/o controlar al máximo las mismas para proveer confort térmico de forma sostenible.

La arquitectura bioclimática es indispensable para lograr un urbanismo sostenible.

¿Cuáles son los objetivos del urbanismo sostenible?

El objetivo principal del urbanismo sostenible o desarrollo urbano sostenible es generar un entorno urbano que no atente contra el medio ambiente.

Al mismo tiempo, busca crear un espacio cómodo, planificado y agradable, tanto para la ciudadanía del momento, como para las futuras generaciones. El urbanismo sostenible tiene como finalidad proporcionar recursos urbanísticos suficientes en cuanto al suministro y la eficiencia de la energía y del agua.

Y también busca aportar funcionalidad para convertir las urbes en lugares mejores para vivir, priorizando siempre el bienestar y la salud de las personas.

Para lograr ciudades y comunidades más sostenible es fundamental tener en cuenta y aplicar los siguientes principios del urbanismo sostenible:

La sostenibilidad medioambiental: causar el mínimo impacto sobre el entorno y generar el menor número de emisiones posible. La planificación urbanística debe buscar generar una huella ecológica mínima en el medio, consumir la menor cantidad de recursos y energía posibles y generar el menor número de residuos posible.

La sostenibilidad económica: lograr la viabilidad económica y no comprometer más recursos de los necesarios. Los proyectos de urbanismo sostenible deben ser planificados sobre la base de una construcción costo-eficiente. El objetivo es que el urbanismo sostenible sea más barato que el tradicional, para así lograr su expansión a escala mundial.

La sostenibilidad social: responder a las necesidades de la sociedad, asegurando la participación ciudadana en el diseño del proyecto. Únicamente de este modo se garantizará una mejor calidad de vida de la población. El urbanismo sostenible atiende a las necesidades demandadas por el entorno, es decir, de los residentes y la fauna y flora colindante.

De hecho, se cree que el urbanismo contribuye al progreso cuando respeta la triple dimensión de la sostenibilidad: la esfera ambiental, social y económica.

¿Cuáles son las claves para lograr un urbanismo más sostenible?

El urbanismo sostenible trata de diseñar edificios o viviendas que garanticen la calidad de vida de las personas, pero sin explotar ni generar un impacto negativo en los recursos naturales de la zona.

Las ciudades o barrios diseñados y edificados a partir de este tipo de urbanismo, generan un menor número de emisiones que los convencionales.

Ahora bien, ¿cómo consiguen? ¿qué áreas deben tener en cuenta?

1. Más eficiencia energética

Apostando por casas y edificios diseñados, construidos y reformados en base a criterios bioclimáticos. La factura energética de este tipo de viviendas es mínima y su huella de carbono puede llegar a ser ZEO -cero emisiones-.

Para la climatización es fundamental utilizar sistemas eficientes y eléctricos, como, por ejemplo, la aerotermia.

2. Aplicar energías renovables

Evitando a toda costa el uso de fuentes de energía de origen fósil como el carbón, el gasoil o el gas. Se puede cambiar el suministro energético a una comercializadora ZEO -cero emisiones-, o bien optar por el autoconsumo eléctrico y las comunidades energéticas.

3. Optimizar los recursos hídricos

Los sistemas integrales de ahorro incluyen superficies limpias de recogida, procesos de canalización y centralización del agua y, finalmente, la filtración mecánica de la misma. Esta agua filtrada se pude convertir, por ejemplo, en agua para regar las plantas.

4. Mejorar la gestión de los residuos

Si existiera el “manual del buen urbanita”, el reciclaje sería una de las acciones más básicas que se deberían llevar a cabo. El siguiente nivel sería apostar por el compostaje doméstico o comunitario, o bien aplicar medidas de economía circular previamente, con el fin de reducir la generación de residuos.

5. Movilidad sostenible

Reducir distancias entre desplazamientos en la ciudad, al mismo tiempo que se respeta la seguridad de las personas y del medio ambiente, debería ser la primera estrategia para lograr un urbanismo sostenible.

El proyecto de la ciudad de los 15 minutos es un buen ejemplo de ello. Este tipo de urbes están pensadas para acercar la ciudadanía a los espacios de trabajo, centros de ocio y necesidades básicas en menos de un cuarto de hora.

La ciudad de los quince minutos busca devolver el protagonismo a las personas en las grandes ciudades eliminando paulatinamente los coches y así logrando una mejor calidad del aire que respiran los ciudadanos. De esta forma se podría construir una nueva movilidad capaz de conectar la ciudad de forma más sostenible.

6. Creación de zonas verdes

Debemos tener en cuenta que los bosques son los mayores sumideros de CO2 del planeta e importantes aliados en la lucha contra el cambio climático. A través del urbanismo se diseñan ciudades y espacios teniendo en cuenta la función de las plantas en el entorno: contribuir a la mejora de la calidad del aire, incrementar la conexión de las personas con la naturaleza y facilitar la reducción de emisiones de la atmosfera.

En este sentido, en el urbanismo se debe contemplar la creación de nuevas zonas verdes, la adaptación de aquellas en desuso y la preservación y mantenimiento de aquellas existentes.

7. Reforzar la cohesión social

La lucha contra el cambio climático reclama cohesión social. En este sentido, el urbanismo sostenible también aboga por la construcción de espacios de encuentro y movilización, pero también por la creación es espacios de ocio y entretenimiento que impulsen la cultura y el sentimiento comunitario.

8. Autosuficiencia

Si no puedes cambiar el sistema, crea tú uno nuevo.

Ante la dificultad para cambiar el statu quo y ciertas prácticas, procesos y sistemas poco sostenibles, muchas personas apuestan por conseguir su propia autonomía en todos los niveles: autoconsumo eléctrico, compostaje en el domicilio, autocultivo, reaprovechamiento, etc.

Y esto se consigue en el hogar, pero también se puede promover a través de un urbanismo que prevea y tenga en cuenta todos estos aspectos.

De hecho, aunque una ciudad, comunidad o edificio no haya sido edificada en clave sostenible, es posible aplicar estrategias para lograr que así lo sean y aplicar el (re) urbanismo sostenible a posteriori.

¿Cuál es la huella de carbono del urbanismo?

En primer lugar, debemos de analizar el origen de todo: el proceso de construcción de los edificios que albergan las urbes. En este sentido, el sector de la construcción es responsable del 39% de las emisiones de GEI que provocan el cambio climático.

Según datos de la consultora independiente Denkstatt, solo el cemento utilizado para construir los edificios genera el 5% del CO2 que emitimos a escala mundial. Por cada tonelada de cemento que se produce, se ha generado una tonelada de CO2 en paralelo.

La huella de carbono de la construcción se podría elevar más si tuviésemos en cuenta las emisiones más allá del ámbito de la edificación o de los materiales utilizados. Si nos centramos en las emisiones generadas por el uso y disfrute de los edificios, el cómputo resultaría aún mayor.

Solo hay que ver que, en España, el 81% de los edificios se sitúan en un nivel malo o muy malo en cuanto a emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI). En términos generales, podríamos decir que la calificación energética del país es está en el nivel “E”.

El 56,63 % del parque de viviendas de España es anterior a 1980. La mitad de los edificios, bloques de piso y casas tienen más de 35 años y, por lo tanto, disponen de un aislamiento y un sistema suministro energético precario.

En la actualidad, el 67% del consumo total de la energía de un edificio se atribuye al gasto por calefacción y aire acondicionado. Además, según los datos del Instituto para la Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE), los hogares españoles gastan alrededor del 20% de energía total que se consume en España cada año.

¿Cuántas emisiones genera la baja eficiencia de las viviendas?

Los edificios con una calificación energética inferior a la “C” son responsables de la emisión de 29.000 toneladas anuales GEI a la atmosfera en España, y de un total de 450.000 en Europa.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que este tipo de edificios antiguos, podrían generar un menor número de emisiones si fuesen rehabilitados y se apostase por un urbanismo 100% sostenible.

De hecho, según la Agencia de Medio Ambiente de la UE, la ineficiencia energética del parque de viviendas de Europa genera el 14% de las emisiones GEI que provocan el cambio climático. O lo que es lo mismo, si consiguiésemos aplicar la rehabilitación urbanística a todo el parque de viviendas de España, reduciríamos un 14% el cómputo de emisiones GEI liberadas a la atmosfera.

Tanto los datos del Instituto de Diversificación y el Ahorro Energético (IDAE) como los de la Global Alliance for Buildings and Construction evidencian la urgente necesidad de reducir la huella en el ámbito del urbanismo lo antes posible.

Sobre todo, ahora que el sexto informe de evaluación del IPCC alerta de que, si no nos ponemos manos a la obra, no lograremos cumplir con los objetivos de reducción recogidos en los Planes Nacionales de Energía y Clima o en el Acuerdo de París 2015.

Por este motivo, reducir las emisiones en el ámbito del urbanismo y la edificación es fundamental para lograr mantener por debajo de los 2º el incremento de la temperatura planetaria -con respecto a los niveles preindustriales-.

Aunque hoy en día la gran mayoría de proyectos de urbanismo se diseñan siguiendo criterios bioclimáticos y sostenibles, aún queda un largo camino por recorrer para lograr que sean 100% ZEO -cero emisiones-.

Sin duda, el urbanismo sostenible es un tema amplio y transversal que podría afectar de lleno a nuestras vidas y contribuiría de forma decisiva a la lucha contra el cambio climático. Y es que el urbanismo incide directamente en las ciudades, pueblos y barrios en los que vivimos. Hacerlo sostenible será la clave para garantizar el bienestar de las personas y el Planeta.

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