Desde el año 2005, las mayores empresas y corporaciones emisoras de CO2 están obligadas a contabilizar y compensar sus emisiones mediante el Mercado de Derechos de Emisión de Carbono (RCDE UE). Mientras que, por su parte, aquellas empresas cuya actividad económica no supera la emisión de 2.500 toneladas de CO2 están exentas de ello.
El régimen RCDE UE se instauró hace dieciocho años para promover la reducción de emisiones GEI de una forma rentable y económicamente eficiente. A partir de ese momento, las empresas más contaminantes pagarían por generar emisiones y contribuir al cambio climático.
Básicamente, el RCDE UE limita el volumen de gases GEI que pueden emitir las industrias que tienen un gran consumo de energía, las compañías aéreas y de transporte y los propios productores de energía.
El objetivo de esta estrategia es dar pie a que muchas de ellas acaben activando mecanismos para descarbonizar sus procesos de fabricación o producción o invirtiendo en nuevas tecnologías para reducir su huella de carbono, para así no tener que pagar estas tasas.
Y es que, en enero de 2021, las empresas sujetas a este régimen tenían que pagar 33€ por cada tonelada de CO2 emitida. En abril del mismo año el precio era de 45 euros por cada tonelada de CO2 emitida, y al mes siguiente, superó los 50 euros. Gracias a este mecanismo de control y compensación, emitir CO2 cada vez sale más caro y esto ha dado pie a que muchas empresas se pasen a la energía limpia o activen su transición ecológica para reducir su huella de carbono.
Según la Comisión Europea, el RCDE UE será el principal instrumento para conseguir el objetivo de reducir un 55% las emisiones de la UE de cara al 2030 – con respecto a los niveles preindustriales-. Por este motivo, es necesario reformarlo para así garantizar su buen funcionamiento.
La mayoría de pymes y pequeñas empresas están exentas del Régimen de Derechos de Emisión de Carbono
Para las pymes, las medianas empresas y las pequeñas instalaciones que emiten una cantidad limitada de Gases de Efecto Invernadero (GEI), la directiva que regula el RCDE UE establece que están excluidas de la aplicación del régimen. Esto quiere decir que se rebajan las obligaciones de estos pequeños emisores, que de otra forma tendrían las mismas obligaciones que los mayores emisores.
El principal problema es que, al no estar sujetas a un marco legal, muchas de estas compañías se autoproclaman ZEO -cero emisiones-, cuando en realidad no tienen definidas acciones, ni una hoja de ruta para reducir emisiones y lograr la neutralidad climática.
El llamado greenwashing supone una gran traba para la acción climática y el camino hacia una sociedad y economía ZEO -cero emisiones-.
Las pequeñas y medianas empresas quieren mostrar sus compromisos voluntarios y logros en materia de sostenibilidad y reducción de la huella de carbono.
Sin embargo, ¿hasta qué punto es real aquello que prometen a través de sus Planes de Responsabilidad Social Corporativa (RSC)? ¿Realmente han endurecido sus políticas ambientales y están llevando a cabo cambios para ser más ZEO o son todo promesas vacías?
Al no estar obligadas a reducir emisiones, ¿quién controla que estén cumpliendo con aquello que han prometido a sus fieles compradores, proveedores y otros públicos de interés?
La nueva Guía de las Naciones Unidas para combatir el greenwashing fue presentada en la COP27
Para combatir este tipo de engaños, durante la COP27, las Naciones Unidas publicaron una nueva Guía con estándares para detectar, evitar y combatir el greenwashing. Por ejemplo, a partir de ahora, las empresas no podrán “hacer bandera” de haber llevado a cabo obras para aislar y hacer más eficientes sus oficinas, mientras que, paralelamente, están participando en la construcción de un oleoducto que suministrará de petróleo a toda una región.
La guía, titulada “La integridad importa: compromisos net zero para empresas, instituciones financieras, ciudades y regiones” establece que las organizaciones no deberían comprar derechos de emisión a bajo coste, si no cuentan con un Plan para reducir las emisiones que están liberando directamente a la atmosfera.
Deben disponer de una hoja de ruta que sea creíble, verificada y alineada con la ciencia que, además, esté enfocada a limitar las emisiones a corto, medio y largo plazo. Ya no sirven acciones puntuales. Las empresas deben establecer compromisos con fechas alineadas a los objetivos de la ONU: reducir un 55% las emisiones para 2030 y ser ZEO para 2050.
Y es que tal y como avanza la presidente del Grupo de Expertos del Net Zero Emissions Commitments of Non-State Entities, Catherine MacKenna, en el capítulo de introducción, es hora de establecer una línea roja frente al lavado verde de las empresas:
“Los actores no estatales no pueden anunciar ser cero emisiones mientras siguen construyendo o invirtiendo en el suministro de nuevos combustibles fósiles. El carbón, el petróleo y el gas representan más del 70% de las emisiones mundiales de Gases de Efecto Invernadero”.
Por otro lado, “la inversión continuada en combustibles fósiles es incompatible con los objetivos Net Zero. Del mismo modo, la deforestación y otras actividades vinculadas a la explotación de la Tierra destruyen el medio ambiente y contribuyen al cambio climático”, declara Catherine MacKenna.
“Necesitamos urgentemente que cada empresa, inversor, ciudad, estado y región cumpla con sus compromisos Net Zero”
La Guía también recoge las palabras del secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Gutérres: “necesitamos urgentemente que cada empresa, inversor, ciudad, estado y región cumpla con sus compromisos Net Zero. No podemos permitirnos cualquier forma de greenwashing”.
Antes de entrar en materia con una serie de recomendaciones para evitar el greenwashing, el informe insta a las pequeñas empresas e instituciones públicas locales o regionales a trabajar en sus iniciativas existentes y, al mismo tiempo, desarrollar nuevas estrategias.
Además, establece cinco principios básicos que deberían estar dispuestos a seguir aquellas organizaciones que desean pasar del greenwashing al greenmeaning:
- Establecer objetivos de reducción de emisiones a corto y medio plazo ambiciosos y en línea con los objetivos de las Naciones Unidas de cara a 2050.
- Demostrar integridad, alineando los compromisos con la actividad económica y las inversiones.
- Mostrar transparencia radical a la hora de compartir datos relevantes y evitar la competitividad. Evitar la tergiversación de datos y certificados.
- Establecer los planes en base a la ciencia y pedir la responsabilidad necesaria a los terceros, como por ejemplo, a los proveedores. Todo ello con el objetivo de incrementar la credibilidad de la empresa u organismo.
- Demostrar un compromiso con la equidad y la justicia en cada una de las acciones llevadas a cabo.
Las 10 recomendaciones de las Naciones Unidas para evitar el greenwashing y lograr la neutralidad climática
La parte central del documento y la que más puede interesar al tejido empresarial, es el establecimiento de 10 recomendaciones específicas para evitar el greenwashing y contribuir de forma real a frenar la emergencia climática.
Recomendación 1: Anunciar el compromiso ZEO
El compromiso para lograr las cero emisiones netas debe llevarse a cabo de la mano de la Dirección de la empresa o actor no estatal. Debe representar un compromiso lógico, equitativo y justo en relación al esfuerzo global que necesitamos para mitigar el cambio climático.
Recomendación 2: Establecer Objetivos Net Zero
En este sentido, el compromiso debe contener objetivos intermedios, por ejemplo, compromisos para 2025, 2030 y 2035 y sus correspondientes planes para alcanzarlos. Los objetivos de reducción deben ser, al menos, de un 50% para 2030 y la neutralidad climática para 2050.
Recomendación 3: Utilizar créditos voluntarios
Los agentes no estatales, es decir, las pequeñas y medianas empresas e instituciones u organizaciones privadas, deben priorizar la reducción urgente y profunda de las emisiones de su actividad o cadena de valor.
En este sentido, la compra de créditos de carbono en el mercado voluntario de derechos de emisión, aunque puede ser positiva para la lucha contra el cambio climático, no debe tenerse en cuenta como acción para la reducción de emisiones en el camino hacia las cero emisiones.
Estos créditos de carbono de “alta integridad” servirán para facilitar el apoyo financiero necesario para descarbonizar los países en vías de desarrollo, pero nunca se podrán considerar como un mecanismo para reducir emisiones.
Recomendación 4: Crear un Plan para la transición ecológica
Las pequeñas y medianas empresas deben divulgar públicamente sus Planes para la transición ecológica. Estos planes deben ser exhaustivos y viables, e indicar qué acciones concretas se llevarán a cabo para cumplir con todos los objetivos ZEO.
Además, estos planes deben alinear las estructuras de gobernanza, los incentivos, los gastos de capital, la investigación, el desarrollo de habilidades y recursos humanos, y la defensa pública, al tiempo que abogan por una transición justa.
Estos planes de transición deben actualizarse cada cinco años y los avances deben comunicarse anualmente.
Recomendación 5: Eliminación progresiva de los Combustibles fósiles e incremento de las energías renovables
Todos los compromisos ZEO deben incluir objetivos específicos a eliminar el uso o el apoyo a los combustibles fósiles. Todo ello, siguiendo con los modelos de emisiones Net Zero de Gases de Efecto Invernadero del IPCC y la AIE, que limitan el calentamiento a 1,5 ºC, y demandan una reducción de las emisiones globales de al menos un 50% para 2030 y la neutralidad climática para 2050.
La transición para abandonar los combustibles fósiles debe ser justa para las comunidades afectadas, los trabajadores y todos los consumidores. Los actores no estatales deben garantizar el acceso a la energía y evitar la transferencia de los activos de combustibles fósiles a nuevos propietarios.
Además, el abandono de los combustibles fósiles debe ir acompañado de una transición hacia las energías renovables totalmente financiada.
Recomendación 6: Alinear los grupos de presión y promoción
Los actores no estatales deben alinear su política exterior y sus esfuerzos, incluida la pertenencia a asociaciones comerciales, con sus compromisos Net ZERO. Esto implica desvincularse de los grandes lobbies y conglomerados empresariales que no estén haciendo ningún tipo de acción para reducir su huella de carbono o no hayan anunciado su compromiso de ser ZEO.
De este modo, estas pequeñas y medianas empresas estarán ejerciendo presión para que estos lobbies también se sumen a la acción climática si quieren sobrevivir.
Recomendación 7: Las personas y la naturaleza deben estar en el centro de la transición justa
Como parte de sus planes para la transición ecológica, las empresas, ciudades y regiones que generan una importante huella de carbono por el uso de la tierra deben construir cadenas de suministro que eviten la destrucción de los ecosistemas naturales restantes.
En este sentido, de cara al 2025, deben abandonar actividades que impliquen la deforestación y la pérdida de turberas. Además, deben evitar la destrucción, la deforestación y la urbanización de los ecosistemas naturales restantes para 2030.
De cara al 2025, las instituciones financieras no podrán invertir ni financiar empresas vinculadas a la deforestación y deben eliminar de sus carteras de inversión y crédito cualquier financiación a la deforestación provocada por los productos básicos agrícolas.
Recomendación 8: Aumentar la transparencia y la rendición de cuentas
Cada año, los actores no estatales deben divulgar sus datos sobre Gases de Efecto Invernadero, sus objetivos de reducción a cero y sus planes y avances para alcanzarlos.
Además, también deben añadir datos comparables que permitan un seguimiento eficaz de los avances hacia sus objetivos de reducción ZEO.
Estas pequeñas organizaciones y empresas deben informar utilizando un formato estandarizado y abierto. Además, deben comunicarse a través de plataformas públicas vinculadas al Portal de Acción Climática Global de la CMNUCC. De este modo, evitaremos las lagunas de datos, las incoherencias y la inaccesibilidad que ralentizan la acción climática.
Recomendación 9: Inversiones que tengan en cuenta la transición justa
Para lograr la neutralidad climática en todo el mundo y, al mismo tiempo, garantizar una transición justa y un desarrollo sostenible, es necesario que se adopte un Nuevo Acuerdo para el Desarrollo que conecte a las instituciones financieras y empresas multinacionales con los gobiernos.
Los bancos multilaterales de desarrollo, los bancos de Desarrollo y las Instituciones Financieras de Desarrollo deben establecer objetivos para aumentar considerablemente sus inversiones en los países en desarrollo, para así lograr una transición justa.
Recomendación 10: Acelerar el camino hacia la regulación
Con el fin de garantizar el rigor, la coherencia y la competitividad, los reguladores deben desarrollar nuevas normas alrededor de los compromisos ZEO, los planes de transición y la divulgación de información. El primer paso es regular a los emisores corporativos de alto impacto, incluidas las empresas privadas y estatales y las instituciones financieras.
Para hacer regímenes reguladores comunes, debemos lanzar un nuevo Grupo de Trabajo sobre Regulación Net-Zero que reúna a una comunidad de reguladores y expertos internacionales para trabajar juntos hacia una regulación común, global y justa hacia la neutralidad climática.
La nueva guía de la ONU para acabar con el greenwashing, sin duda, establece una serie de pautas, normas y acciones muy concretas, para que las pequeñas y medianas empresas, organizaciones e instituciones puedan ser actores de valor en la lucha contra el cambio climático.
Porque debemos articular una transición ecológica justa e inteligente y debemos apostar por una regulación global, común y justa. Solo de este modo podremos cumplir con los objetivos de descarbonización globales y evitar que la tierra llegue a una situación de no retorno. Porque no hay un Planeta B.
¿Quieres implementar las recomendaciones que propone esta guía en tu empresa? Escríbenos a zeroemissionsobjectiv@gmail.com y te ayudaremos a definir tu hoja de ruta para ser ZEO.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.