La Agencia Internacional de la Energía ha revelado en su informe anual World Energy Outlook, que, si seguimos por la actual senda de descarbonización de la economía y cumplimos con los objetivos del Fit for 55, el declive del petróleo empezará a tener lugar en el 2025.

Aunque actualmente existe un pico en la demanda de este combustible, en un futuro próximo dejaremos de consumir petróleo del mismo modo que lo hemos hecho hasta ahora. Al parecer, estamos a punto de entrar en un nuevo ciclo energético basado en las renovables: la era del petróleo ha llegado a su fin.

La extracción y el consumo de petróleo ha ido in crescendo desde 1859

Se trata de una gran noticia para la comunidad climática. Desde que Edwin Drake perforó el primer pozo de petróleo “moderno” en 1859, la extracción y el consumo de este combustible fósil ha ido in crescendo. Drake realizó un sondeo en el valle de Oil Creek en Pensilvania para la empresa Seneca Oil y decidió perforar un pozo de 21 metros de profundidad.

Este fue el pistoletazo de salida para el desarrollo de la industria del petróleo. La tecnología del momento, brindó cientos de usos a este combustible, que aún se mantienen hoy en día.

En la actualidad, el petróleo es el combustible de nuestros vehículos, se utiliza para producir objetos de plástico, para obtener la electricidad de nuestros hogares y fábricas, e incluso puede encontrarse en el fertilizante para la tierra en la que crecen nuestros alimentos.

Por eso ahora debemos tener en cuenta, no solo la dependencia que la sociedad tiene de este combustible, sino su contribución al calentamiento global de la Tierra. Por este motivo, para lograr la descarbonización de nuestra sociedad, es fundamental dejar de utilizarlo y realizar una transición ecológica hacia otro tipo de combustibles o sistemas menos perjudiciales para el Planeta.

Y es que el último Inventario Nacional De Emisiones a la Atmósfera (que ofrece datos a cierre de 2018) establece que el sector eléctrico es el responsable directo del 17,8% de las emisiones de gases de efecto invernadero en España. En nuestro país solo hay dos sectores que le superan: el transporte (27%) y la industria (19,9%).

Y debemos tener en cuenta que, parte de las emisiones generadas por estos dos últimos, también han sido provocadas por combustibles fósiles como el gas, el carbón o el petróleo.

La Red Eléctrica de España tiene el objetivo de reducir un 40% sus emisiones GEI para 2030

La fuente de energía que utilizamos puede llegar a tener un gran impacto en el medio ambiente. Por este motivo, en 2018 organismos como la Red Eléctrica de España decidieron tomar cartas en el asunto y definir sus propios objetivos de descarbonización bajo el registro de Science Based Target (SBTi).

Estos objetivos permiten a las empresas definir objetivos de reducción de emisiones basados en la ciencia, como una forma de impulsar la ventaja competitiva de las empresas en la transición a la economía ZEO -cero emisiones-.

En este sentido, la Red Eléctrica se compromete a reducir sus emisiones por MWh transportado, de Alcance 1 y 2, en un 40% en 2030, con respecto al 2015. Esto lo lograrán a través de un Plan de Acción, basado en la reducción de la dependencia de los combustibles fósiles y la apuesta por las renovables.

Los países se comprometen a reducir su dependencia del petróleo

Si los países cumplen con lo anunciado en sus Planes Nacionales de Energía y Clima (PNIEC), se generará un punto de inflexión que dará pie al fin de la economía del petróleo. Aún así, ¿cuándo tendrá lugar este lugar de inflexión?

Si los estados retrasan sus acciones y medidas alrededor de la sostenibilidad, este punto de inflexión se retrasará hasta 2030. Por el contrario, si este año empiezan a cumplir de manera ambiciosa, con los objetivos de reducción y las cotas de energía renovable, el fin del petróleo podría tener lugar en 2050.

Además, debemos tener en cuenta que cuanto antes tenga lugar la transición energética, antes bajará el precio de la luz final que pagamos los consumidores.

Los ciudadanos de a pie también pueden contribuir al fin del petróleo

Por otra parte, el fin del petróleo también estará impulsado por un cambio en los comportamientos de los consumidores.

En este sentido, el abandono de los vehículos a motor será decisivo para provocar el cambio. En el peor de los casos, en el 2030 el 8% de vehículos serán eléctricos, un porcentaje que podría subir hasta el 15% si logramos aumentar el número de electrolineras en las ciudades urbanas y/o promover un aumento de los desplazamientos a pie, en bici o con transporte ZEO -cero emisiones-.

Por otra parte, otras acciones como, por ejemplo, cambiar a una comercializadora de electricidad sólo renovable, limitar la temperatura del aire acondicionado, restringir el uso de los vehículos en las ciudades, así como usar trenes para media distancia, en lugar de los aviones, son cambios que podrían ayudarnos a reducir el consumo de petróleo.

Esta tendencia de consumo podría provocar la caída de este combustible en el mercado. Lo que, unido a algunas trabas a favor de la transición ecológica como el aumento de los impuestos a los combustibles fósiles o del precio por tonelada de CO2 emitida, podrían acelerar el declive del mismo.

Sin lugar a dudas, estas acciones que nos permitirían generar un cambio decisivo en la lucha contra el cambio climático y la reducción de emisiones.

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