Aunque el origen de la hamburguesa data de la época romana, fue en el siglo XIX, cuando los inmigrantes de la ciudad de Hamburgo introdujeron en Estados Unidos un plato llamado “filete estadounidense al estilo Hamburgo” (un plato que aun existe en la gastronomía alemana bajo el nombre de frikadelle). Este plato alemán, con los años pasó a convertirse en la hamburguesa moderna.

Hoy en día, las hamburguesas se han extendido por todo el mundo y cuentan con diversas variantes en casi todas las culturas de la tierra. La hamburguesa se ha introducido como plato habitual en la dieta de la mayoría de personas y en casi todas las cartas de los restaurantes podemos encontrar una.

En España, por ejemplo, la venta de hamburguesas en bares y restaurantes no ha dejado de crecer. En 2018 superaba los 550 millones de unidades al año, una media de casi 12 hamburguesas por persona.

Algunas de las cadenas de restaurantes más prolíficas de la historia son hamburgueserías

De hecho, algunas de las cadenas de restaurantes más fructíferas de la historia son hamburgueserías. Marcas como Mc Donalds, Burguer King o Five Guys han logrado estar presentes en casi todos los países del mundo, pese a que la calidad del producto que ofrecen ha sido ampliamente cuestionada.

Gracias al documental Supersize Me y los escándalos sobre la salubridad de la comida que se ofrece en las grandes hamburgueserías, ha empezado a proliferar un nuevo concepto la hamburguesa gourmet, basado en la garantía de calidad de la carne.

En España, hamburgueserías como Goiko Grill, Timesburg o Chivuo’s incluyen opciones de carne ecológica o de km 0 en su oferta de súper hamburguesas. Esta apuesta por un producto de mayor calidad va acompañada también de un aumento en el precio de venta. Mientras que las hamburguesas de las cadenas tienen un precio de entre 1 y 5€, la de estos restaurantes suele ser de 8 a 15 €.

En el Día Mundial de la Hamburguesa, recordamos que, pese a haber mejorado su imagen, ahora se enfrenta a un nuevo problema: lidiar contra el factor ambiental. La hamburguesa se ha convertido en un icónico enemigo de la acción climática.

Y es que, en múltiples ocasiones, los estudios han hecho referencia a la clásica hamburguesa de vacuno para hablar sobre la elevada huella de carbono asociada al consumo de carne.

Estos son algunos de los datos más destacados por la ONU y la FAO:

  • La cantidad de selva perdida por una sola hamburguesa de carne es de 5,12 m2.
  • Para producir una hamburguesa de 125 g se requieren alrededor de 1.695 litros de agua.
  • La huella de carbono de una hamburguesa estaría entre los 750 y los 3.000 gramos de CO2, dependiendo de cómo se calcule; entre 1 y 3,5 kilos en la práctica si se añade el transporte.

La hamburguesa común se ha utilizado cómo herramienta para comparar y avalar la sostenibilidad de ciertos productos. Un ejemplo de ello es el “claim” que se utiliza para publicitar las últimas zapatillas de Adidas y Allbirds.

La hamburguesa también se ha utilizado como palanca para motivar el cambio en las personas con frases como: “Para ayudar a salvar el planeta, come solo una hamburguesa y media por semana” (World Resources Institute).

E incluso ha servido para mostrar la falta de predisposición de la sociedad para renunciar al consumo de carne, por la salud del Planeta. En Estados Unidos, lugar de nacimiento de la hamburguesa moderna tal y como la conocemos, se generó un auténtico revuelo ante la posibilidad de limitar el consumo de carne en el país.

Se hizo correr un falso bulo sobre un nuevo “Plan Climático de Biden”, que tenía el objetivo de limitar el consumo de carne a 1,8 kilos al año por persona, es decir, a unos cinco gramos diarios. Un objetivo inverosímil para los ciudadanos americanos, que actualmente consumen una media de 100 kg de carne al año.

La respuesta en las redes demostró el componente cultural y patriótico unido a la hamburguesa en América.

Personajes públicos como Larry Kudlow, ex asesor de Trump, no dudaron en compartir en las redes: “Sin hamburguesas el 4 de Julio, ¿puedes asar las coles de Bruselas?”. El famoso medio Daily Mail abrió con el siguiente titular: “Cómo el plan climático de Biden puede limitarte a comer una hamburguesa al mes”.

El corresponsal Francesc Peirón relata en un artículo publicado en La Vanguardia, cómo los sectores republicanos de EEUU respondieron a esta limitación. La sociedad conservadora estadounidense hizo una relectura de la expresión “Cuidado, que viene el hombre del saco”. Ahora sería: “Cuidado, que Joe Biden nos quiere quitar las hamburguesas”.

¿Debemos renunciar a las hamburguesas?

Teniendo en cuenta el gran impacto medioambiental que supone el consumo de hamburguesas y su estandarización como plato habitual en las cocinas de los hogares y restaurantes, algunos se preguntan si deberíamos renunciar a ella. Porque, ¿podría ser una hamburguesa más ecológica?

La respuesta es sí. De hecho, ya lo es.

El problema no es la hamburguesa, si no su origen y procedencia. En los últimos años, se ha empezado a popularizar la hamburguesa vegana, algunas veces hecha a base de soja y garbanzos, u otras, con espinacas, tofu o cualquier otro alimento vegetal que pueda existir en nuestra imaginación.

Beyond Meat la hamburguesa vegana más promocionada de la historia

Una de las marcas encargadas de popularizar la hamburguesa vegana como alternativa sostenible, fue Beyond Meat. Asombrosamente, lo que activó esta tendencia fue la icónica fotografía de Joaquin Phoenix, junto con su mujer, la actriz Rooney Mara, comiendo en la calle una hamburguesa vegana de esta marca y disfrutando “de lo lindo” tras recibir el Oscar al mejor actor.

Esta imagen, junto con el discurso que previamente había efectuado Phoenix sobre el veganismo y la importancia de reducir el consumo de carne por el Planeta y los animales, motivó la introducción de este nuevo concepto de hamburguesa en la cultura popular.

Otros personajes públicos mostraron también su apoyo a la hamburguesa vegana, los restaurantes se sumaron al carro y empezaron a sacar nuevas líneas de hamburguesa hechas a base de proteína vegetal. Incluso los restaurantes más gourmet y las cadenas de toda la vida, como Mc Donald’s o Buger King, incluyeron una opción vegana entre su oferta de hamburguesas.

Hace unos años, Beyond Meat encargó al Centro de Sistemas Sostenibles de la Universidad de Michigan que evaluase la diferencia entre el impacto medioambiental de una hamburguesa de carne y una vegetal.

Los resultaros fueron realmente impactantes. El análisis descubrió que una hamburguesa elaborada con proteínas vegetales genera un 90% menos de emisiones GEI que la hamburguesa de carne.

Con este dato no hay duda: “Hamburguesas sí, pero mejor “veggies please”.

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