En los últimos años, las nuevas tecnologías y la Inteligencia Artificial han logrado penetrar en diferentes ámbitos de la sociedad. En ocasiones, esta innovación ha supuesto un importante avance para la sostenibilidad o la acción climática.

Solo debemos mirar atrás y preguntarnos qué habría ocurrido si la NASA no hubiera inventado en 2014 el satélite OCO-2, que mapea las emisiones de CO2 a nivel regional y nacional en todo el mundo.

Los instrumentos a bordo de esta nave miden el gas de forma indirecta al comparar la intensidad de la luz solar reflejada en la superficie de la Tierra y el porcentaje que es absorbido por el dióxido de carbono en la columna de aire que va desde el suelo hasta el satélite.

Seguramente sin la ayuda de este invento, hoy en día no conoceríamos el cómputo de emisiones que emite cada país y, por lo tanto, seríamos incapaces de establecer Planes Nacionales de Energía y Clima realistas y objetivos más ambiciosos para reducirlas.

Tampoco sabríamos quiénes son los auténticos responsables de provocar el calentamiento global de la Tierra y los que deberían implicarse en todos los niveles para reducirlo.

La tecnología nos ha permitido establecer nuevas vías para conocer y mitigar el cambio climático

La tecnología nos ha permitido comprender mejor cuál es el alcance del cambio climático, sus consecuencias y cómo afecta a los seres vivos. En definitiva, nos ha ayudado a medir el impacto del cambio climático y comprender mejor por qué sucede.

A lo largo de las últimas décadas, la tecnología también ha sido un importante coadyuvante a la hora de mitigar el cambio climático. Algunos inventos o herramientas digitales han permitido a la humanidad capturar CO2 de la atmosfera de forma artificial o activar mecanismos para reducir las emisiones GEI a largo plazo.

Un ejemplo de ello puede ser la reforestación a través de drones. A mediados de la década de 2010, diversas empresas de tecnología puntera empezaron a presentar sus soluciones tecnológicas para poner fin al problema de la sequía, la deforestación y tratar de contribuir a la captura de CO2 de una forma más natural.

Empresas como Air Seed mostraron su sistema de plantación a través de Vehículos Aéreos no Tripulados o drones. Esta empresa ha logrado plantar más de 50.000 árboles en Australia, Nueva Zelanda y Sudáfrica a un coste y una velocidad mucho menor que los del método tradicional de siembra a mano. Air Seed pretende alcanzar los 100 millones de árboles plantados en 2024.

Otras compañías tecnológicas han apostado por las “semillas inteligentes”, modificadas genéticamente a través de la biotecnología, para conseguir plantas y árboles que crezcan mucho más rápido o cultivos más resilientes frente a los cambios de temperatura provocados por el cambio climático.

Todo ello, con el objetivo de ganar eficiencia, ahorrar en costes y, de paso, llegar a terrenos que difícilmente podrían alcanzarse con el método tradicional de siembra a mano.

Estos ejemplos ilustran cómo la tecnología al servicio de las personas, puede ayudarnos a ser ZEO y cumplir con los objetivos de reducción de emisiones recogidos por la ONU: reducir un 55% las emisiones GEI para 2030 y lograr la neutralidad climática para 2050.

¿Cómo puede ayudarnos la domótica a reducir emisiones?

Ahora la tecnología también podría ayudarnos a reducir nuestra huella de carbono a un nivel relativamente más local. De hecho, puede facilitarnos la reducción de emisiones a escala doméstica y, al mismo tiempo, ahorrar en nuestra factura mensual de la luz, calefacción, comida, etc.

Cuando hablamos de domótica, nos referimos a la automatización y el desarrollo de sistemas de control aplicados a la vivienda mediante equipos, máquinas o electrodomésticos. Estos tienen la capacidad de comunicarse entre ellos de forma interactiva y siguen las instrucciones de un algoritmo o un programa controlado por un usuario, es decir, por la persona que vive en la casa.

Según el Instituto para la Diversificación y el Ahorro de Energía (IDAE), incorporar sistemas domóticos en el hogar permite gestionar de una forma más eficiente e inteligente la iluminación, la climatización, el uso del Agua Caliente Sanitaria (ACS), el riego, los electrodomésticos, etc.

Teniendo un mayor control de estos ámbitos, las personas pueden aprovechar mejor el uso de los recursos naturales o bien utilizar de forma eficiente las tarifas horarias de menor coste. Esto les permitirá ahorrar en su factura energética, obtener un mayor confort y seguridad y, sobre todo, reducir las emisiones asociadas a la vivienda.

En la actualidad, la domótica está en pleno auge. De hecho, ya se está implementando en el 60% de hogares de nueva construcción y en el 40% de hogares ya existentes en España. Además, se prevé que, durante los próximos 5 años, la domótica crezca un 300 % en nuestro país gracias al avance de las nuevas tecnologías, y la capacidad y velocidad de conectividad

¿Cuánto CO2 puedo evitar a través de la domótica?

Según el estudio “The study The Energy Savings Potential of Home Automation Technology”, la adopción generalizada de productos de automatización del hogar, como mecanismos de control de la temperatura o de la iluminación, si se utilizan con fines de ahorro de energía, podría evitar colectivamente hasta 100 millones de toneladas de emisiones de CO2.

Este estudio del 2016, que analiza el potencial ahorro en una vivienda automatizada, revela que la domótica en el hogar puede ahorrar costes y hasta un 10% de energía.

En paralelo, el estudio “Cómo ahorrar energía instalando domótica en su vivienda”, elaborado por el IDAE, asegura que el ahorro energético total en un año podría superar el 25%.

Este documento plantea un caso práctico en el que se calcula el ahorro de energía en una vivienda con domótica, obteniendo las siguientes conclusiones.

  • Iluminación: ahorro de hasta un 80%
  • Aire acondicionado: ahorro de un 25%
  • Pequeño electrodoméstico: ahorro de un 20%
  • Calefacción: ahorro de un 17%
  • Agua caliente: ahorro del 11%
  • Ordenador: ahorro de un 10%

Si calculamos la media de ahorro de todas estas áreas, llegaremos a la conclusión de que instalar un sistema con domótica en casa puede suponer un ahorro energético total del 25 al 30% en el consumo de un año.

¿Cuándo se inventó la domótica?

La irrupción y la expansión de las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) en nuestra vida diaria favorecieron la aparición de los primeros sistemas de domótica.

Los expertos y analistas tecnológicos también aseguran que el boom de los rascacielos de oficinas comerciales durante la década de los 80 también fue crucial para la proliferación de la domótica.

Y es que, con la ayuda de estos sistemas, se podía lograr una eficiencia inédita para reducir el gasto de estos grandes consumidores de energía. Además, se dieron cuenta de que este control a través de la tecnología también repercutía positivamente en el bienestar de las personas que trabajaban en ellos y en el del Planeta.

Aunque en ese momento la sostenibilidad y la reducción de las emisiones no eran tan importantes o prioritarias, un menor consumo de energía implicaba un menor gasto energético y, por lo tanto, menos emisiones liberadas a la atmosfera.

Según datos históricos, se estima que el primer programa que utilizó la domótica fue el Save, creado en Estados Unidos en 1984. Este permitía lograr una mayor eficiencia y un bajo consumo de energía en los sistemas de control de edificios inteligentes.

Sin embargo, otros expertos atribuyen su creación al físico estadounidense Joel Spira, quién empezó a implantar este sistema mucho antes. Durante los años 70, empleando sus conocimientos técnicos, Spira empezó a realizar las primeras pruebas piloto instalando los dispositivos de automatización en edificios.

Su objetivo era construir casas o edificios más inteligentes y ergonómicos, en los que se pudieran controlar aspectos como la temperatura, la luz o el agua a través de la tecnología.

¿Cómo se puede aprovechar la domótica para ahorrar energía?

La domótica puede ayudarnos a conseguir un consumo más eficiente en el hogar, lo que nos permitirá ahorrar energía y reducir nuestra factura de la luz. Ahora bien, ¿qué aplicaciones concretas podemos llevar a cabo para lograr este ahorro energético?

Automatizar el sistema de calefacción

A través de la domótica, podemos adaptar la temperatura del hogar en función de la variación de las condiciones meteorológicas del exterior, la hora del día, la zona de la casa o si hay personas o no en el domicilio.

Se estima que la calefacción de los hogares españoles supone el 30% del gasto de la vivienda. Precisamente por ello, hoy en día la regulación inteligente de la temperatura es fundamental para cualquier hogar.

Un ejemplo de automatización de la climatización para reducir el gasto energético es encender la calefacción antes de que lleguemos a casa. En invierno, si sabemos que vamos a llegar a nuestro hogar en una o dos horas, podemos ir encendiendo el sistema de climatización a un nivel muy bajo, para que las estancias se vayan calentando.

De este modo, el consumo es mucho menor que si encendemos la calefacción al llegar a casa a toda potencia. En este caso, la casa estará muy fría y necesitará mucha más energía para calentarse.

Ilumina tu hogar de forma inteligente 

El IOT nos permite controlar prácticamente cualquier dispositivo de forma remota: las bombillas, los electrodomésticos, la alarma, etc.

En este sentido, gracias a la domótica podemos encender o apagar las luces, ajustar la intensidad de las mismas e incluso cambiar su color.

Esto puede ser realmente útil en caso de que hayamos salido de casa o nos vayamos de vacaciones, y no recordemos si hemos dejado alguna luz encendida. Gracias a la conexión entre el dispositivo móvil y nuestro sistema de domótica, podemos apagar las luces de forma remota y evitar el derroche energético.

Además, existen modelos de iluminación compatibles con Alexa o Google, que te permiten apagar o encender luces y electrodomésticos mientras estás cocinando o realizando alguna otra tarea del hogar. En este caso, la tecnología no solo nos permite un consumo energético más eficiente, si no que contribuye a nuestra comodidad y nos ayuda de una forma más práctica.

Programar los electrométricos

 El consumo de los electrodomésticos en los hogares españoles implica el 43% del consumo total. Es decir, si sumamos el gasto de energía de la lavadora, la nevera, la televisión, el microondas, etc, el consumo energético estará por encima del de la calefacción o la iluminación.

Precisamente por ello, es importante aprovechar al máximo las ventajas que ofrece la domótica para hacer un uso más eficiente de los mismos y ahorrar en nuestra factura de la luz.

Por ejemplo, es fundamental revisar las tarifas horarias para ver qué franjas son las más óptimas para poner una lavadora o cocinar en el horno. Gracias a la domótica, podemos programar o encender estos electrodomésticos, aunque no estemos en casa.

En este sentido, con un poco de previsión, podemos dejar la comida en el horno o la ropa en la lavadora antes de salir, y encenderlos a las horas deseadas desde nuestros dispositivos móviles. De este modo la comida y la colada estén listas al llegar a casa y el consumo energético de ambos procesos habrá sido el mínimo.

Instala enchufes inteligentes o automáticos

 Reemplazando los enchufes de alimentación tradicional por enchufes inteligentes o automáticos podrás controlarlos de forma remota y encender o apagar los dispositivos conectados desde cualquier lugar, a través de tu dispositivo smartphone.

El funcionamiento de estos enchufes inteligentes (smart plug en inglés) es fácil. Únicamente es necesario colocarlos de forma fija en una toma de corriente de la casa y vincularlos con el móvil a través de una aplicación. Para lograr esta conexión, es necesario conectarlos a la red wifi doméstica.

Además, también es posible programar estos enchufes para que se enciendan de forma automática o ponerles un temporizador, para que se apaguen después de un determinado tiempo.

En caso de que ya tengamos activas algunas medidas y hábitos de ahorro energético, es posible que los enchufes automáticos no supongan mucha diferencia en nuestra factura de la luz o contribuyan de forma determinante a la reducción de la huella de carbono.

Sin embargo, si no los tenemos, estos aparatos pueden ayudarnos a reducir hasta un 20% el consumo de energía. Podemos ahorrar entre 40 y 90 euros anuales únicamente cambiando eliminando el stand-by de los equipos gracias a estos enchufes eléctricos inteligentes.

Aprovecha al máximo la luz solar

Existen una serie de factores relacionados con la orientación de la casa o el número de ventanas que tiene, que pueden ayudarnos reducir nuestro consumo de energía.

Instalando sistemas automáticos en los toldos, persianas y cortinas podemos aprovechar al máximo la luz solar y controlar su cierre y apertura de la manera que más nos convenga, cuando no estemos en casa.

En este sentido, cuando instalamos un sistema de control automático, ya no es necesario preocuparse por si las ventanas dejan entrar luz suficiente. Estos sistemas son capaces de detectar la posición del sol y se pueden configurar para abrir o cerrar estos elementos.

Todo esto puede ayudarnos en verano, por ejemplo, a mantener la casa más fría. En las horas punta podemos cerrar todas las persianas y bajar los toldos, para que la luz solar no entre con tanta fuerza y no caliente en exceso las estancias.

Por la tarde/noche, cuando el sol empiece a ponerse, podemos programarlo para que las persianas suban y el cambio de temperatura penetre en el hogar.

¿Cuál es la relación entre el internet de las cosas y la domótica?

El Internet de las Cosas (IOT) ha permitido optimizar al máximo la domótica. El IOT hace referencia a la manera en la que los objetos cotidianos se conectan a internet entre ellos. Las cifras globales muestran que en 2022 alcanzamos los 50.000 millones de dispositivos conectados.

Esta tecnología, aplicada al ámbito de la domótica, es lo que nos permite controlar de forma remota todos los sistemas tecnológicos de nuestro hogar.

La conexión de nuestro dispositivo móvil mediante wifi o bluetooth, a los electrodomésticos, sistema de iluminación o calefacción del hogar, nos permite elegir la potencia de las bombillas, la temperatura del aire e incluso subir o bajar las persianas, cuando no estemos en casa.

También nos permite, por ejemplo, activar el centrifugado desde el móvil cuando ya ha terminado el ciclo de lavado de nuestra lavadora.

El internet de las cosas agiliza y facilita nuestras tareas del hogar diarias. Al mismo tiempo, nos permite ahorrar energía y optimizar el uso de recursos, lo que tiene un efecto positivo en el medio ambiente y contribuye a la lucha contra el cambio climático.

La domótica está a la orden del día y puede ser un aliado importante para reducir la huella de carbono en los hogares. Además, este sistema tecnológico puede incrementar la seguridad de los hogares, facilitar la vida a los inquilinos y permitirles ahorrar en su factura energética y de consumo de la luz.

La domótica puede ayudar a la sociedad a ser mucho más ZEO en sus hogares.

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