La contaminación de los océanos y otros ecosistemas naturales por plásticos, supone un grave problema medioambiental que contribuye al cambio climático. Tanto para ser producidos como al ser reciclados, los plásticos generan una elevada huella de carbono.

En total, según un informe del 2020 del Imperial College of London, los plásticos representan el 3,8% de las emisiones GEI mundiales.

Debemos tener en cuenta que para fabricar un kilogramo de plástico se emiten 3,5 kg de CO2. Mientras que para fabricar un kilo de plástico reciclado se emiten 1,7 kg de CO2. En el caso del segundo, al evitar la primera fase del proceso de producción, la que se realiza en la refinería, se logra reducir la huella de carbono un 49%.

En este sentido, aunque la huella de carbono asociada al plástico reciclado sea menor, siguen siendo emisiones totalmente evitables, especialmente teniendo en cuenta la nueva era de la transición hacia una sociedad ZEO. El plan Fit for 55 establece la hoja de ruta para reducir un 55% la huella de carbono de la humanidad para 2035 y lograr la neutralidad climática para 2050.

El 80% de los envases acaban abandonados en vertederos

Además, los informes globales sobre reciclaje y economía circular alertan de que, pese a que la ciudadanía realice la separación y deposite los residuos plásticos en el contenedor correcto, en la actualidad, el 80% de los envases acaban abandonados en vertederos.

Además, en el 2019, un grupo de Investigadores de la Universidad de Hawái descubrieron que los plásticos más comunes emiten trazas de metano y etileno una vez expuestos a la luz solar.

Debemos recordar que el metano es un Gas de Efecto Invernadero (GEI) con un potencial de calentamiento global mucho mayor que el CO2. Esto quiere decir que cada tonelada de metano generada en los vertederos equivale a 21 toneladas de CO2.

La descomposición de residuos plásticos supone el 80% de la huella de carbono de la gestión de residuos

La descomposición de los residuos en los vertederos supone el 80% de la huella de carbono de la gestión de residuos. Por este motivo, no es de extrañar que algunas empresas hayan apostado por la economía circular creando sistemas que permitirían reducir el nivel de contaminación de plásticos abandonados en el medio ambiente y la huella de carbono generada por su abandono.

La organización “The Seacleaners” ha creado el primer velero capaz de recolectar el plástico del mar y usarlo como combustible para mover la propia embarcación. El objetivo de este velero ecológico de 56 metros es recolectar residuos flotantes en zonas de alta concentración antes de que se hundan o se descompongan convirtiéndose en micro plásticos.

La embarcación, llamada Manta, ha sido construida con acero de bajo impacto ambiental y está impulsado por velas y motores eléctricos que funcionan al “devorar” el plástico del mar. Sin duda, una gran iniciativa que permitirá limpiar los océanos de plástico y evitar el daño a 1.400 especies marinas que han sufrido las consecuencias de este abandono de plásticos.

Y es que la ONU estima que cada minuto se vierten en los océanos 17 toneladas de desechos plásticos y se estima que, en 2050, habrá más residuos que peces en los mares.

¿Cómo funciona Manta?

El velero cuenta con dos turbinas eólicas, paneles solares, dos hidrogeneradores y una unidad de conversión de residuos en energía (WECU). Esto quiere decir que la basura se recolecta en un pequeño almacén a través de cintas transportadoras, mientras los operarios a bordo clasifican los desechos manualmente.

Los trabajadores separan el metal, vidrio y el aluminio que recogen del agua para entregarlo posteriormente a una planta de reciclaje. Por su parte, la unidad de conversión de residuos convierte el plástico en electricidad mediante el conocido proceso de pirolisis, que hace funcionar el barco.

Se trata de un método sostenible que casi no emite CO2, y que logra unos 500 KW de energía renovable -lo que permite que funcione el 75% del tiempo de manera autónoma-. Gracias a estos residuos triturados, Manta es capaz de moverse 20 horas al día, durante los 7 días de la semana.

El objetivo de la organización The Seacleaners es que el barco capture de 5 a 10.000 toneladas anuales. Una meta realista si tenemos en cuenta que el barco puede rescatar entre 1 y 3 toneladas de residuos por hora.

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Además, gracias a sus instalaciones también puede acoger misiones científicas internacionales. Manta puede dar cobijo a 6 y 10 científicos a la vez y los datos que recojan serán accesibles a través de open data.

Pirólisis: La solución al problema de los plásticos

Pero “The Seacleaners” no es la única organización que se ha apoyado en el proceso de pirólisis para hacer más sostenible su proyecto. Desde hace décadas algunas empresas han apostado por esta tecnología para obtener biocombustibles, electricidad o energía.

Este proceso está basado en la descomposición química de todo tipo de materiales, excepto metales y vidrios, mediante el calentamiento a altas temperaturas sin oxígeno.

A lo largo de la historia se ha utilizado esta conversión termoquímica de la biomasa y se ha convertido en tres productos: líquido (bioaceites), gas (biogás) y residuo carbonoso (biocarbón), por calentamiento de la biomasa, (alrededor de 500 ºC), en ausencia de aire. Carburantes considerados como verdes o neutros en carbono por la comunidad científica.

Según la Asociación de Fabricantes y Distribuidores (AECOC) la idea de utilizar o reconvertir los residuos plásticos en combustible no es disparatada, “ya que los plásticos contienen grandes cantidades de carbono e hidrógeno y disponen de un contenido energético similar al de los combustibles convencionales como el gasóleo”.

La transformación de plásticos en energía verde va en línea con los ODS

La entidad asegura que esta transformación de los plásticos en energía verde permitiría llevar a cabo un aprovechamiento sostenible de estos materiales en línea con los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) de la ONU.

Y es que a pesar de la mala fama que tienen los plásticos, son un valioso material capaz de ser transformado en energía, como sucede con Manta, o en productos químicos, a través de la pirolisis de plasma con frío, que convierte los residuos en hidrógeno, metano y etileno.

En definitiva, el proceso de pirolisis resulta ser realmente rápido, potencialmente barato y completamente ZEO -cero emisiones-, ya que no genera emisiones a la atmosfera. De hecho, contribuye a la acción climática en positivo, ya que puede ayudar a reducir los niveles de residuos a la atmosfera.

Por este motivo, en estos tiempos, resultan tan valiosos proyectos como el de Manta, el velero que convierte residuos plásticos en energía para su propio funcionamiento.

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