En el ámbito de la acción climática, la ciudad de París es conocida por ser el lugar en el que se cerró el Acuerdo de París (2015), un documento por el cual se rige toda la comunidad internacional a la hora de establecer sus objetivos ZEO.

La mayoría de países articulan sus Planes Nacionales de Energía y Clima (PNIEC) y hojas de ruta para la descarbonización, en base a los objetivos definidos en este Acuerdo, que fue firmado en el año 2015 durante la COP21. Este documento fue adoptado por 196 partes y entró en vigor el 4 de noviembre de 2016.

En la actualidad, Eritrea, Irán, Irak, Libia, Sudán del Sur, Turquía y Yemen son los únicos países que no han ratificado su compromiso con el Acuerdo de París.

El principal objetivo del Acuerdo de París 2015 es limitar el calentamiento global de la Tierra por debajo de los 2 ºC -preferiblemente 1,5ºC-, en relación a los niveles preindustriales.

Este es la cifra límite para evitar que el Planeta llegue a una situación de no retorno, que ponga en peligro la supervivencia de la humanidad, los ecosistemas y el resto de seres vivos.

El Artículo 2 del Acuerdo de París refleja los tres objetivos más importantes que los países deberán tener en cuenta a la hora de tomar cualquier decisión, gestionar su gobierno o implementar cualquier política pública o Ley:

1. Mantener el aumento de la temperatura media mundial por debajo de 2 °C con respecto a los niveles preindustriales, y proseguir con los esfuerzos para limitar ese aumento de la temperatura a 1,5 °C.

2. Aumentar la capacidad de adaptación a los efectos adversos del cambio climático y promover la resiliencia al clima y una economía con bajas emisiones GEI, de un modo que no comprometa la producción de alimentos.

3. Elevar las corrientes financieras a un nivel compatible con una trayectoria que conduzca a un desarrollo resiliente al clima y con bajas emisiones de gases de efecto invernadero.

Artículo 2. Acuerdo de París. Naciones Unidas.

Según el IPCC (Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático), en los últimos 100 años la temperatura media global ha aumentado 0,76 ºC (Grados Celsius). De hecho, en España el calentamiento global ya alcanza los 1,5 ºC, es decir, ya supera el primer objetivo propuesto por las Naciones Unidas para revertir el cambio climático.

Y es que, para lograr estos objetivos, los países deben reducir el volumen de emisiones que liberan a la atmosfera de forma urgente y establecer objetivos nacionales ZEO mucho más ambiciosos.

Bajo este pretexto, en 2021 la Unión Europea estableció el plan: Fit for 55. Se trata de un paquete de medidas enfocadas a revisar la legislación de la UE e instar a los países a trabajar y redefinir sus PNIEC para intentar lograr reducir un 55% las emisiones para 2030 y un 55% para 2050.

Las políticas globales de reducción de emisiones pueden ser de gran ayuda para activar la movilidad sostenible o la transición energética. Sin embargo, la acción climática también debe articularse desde un ámbito más local; Especialmente en aquellos territorios considerados como focos de emisiones y en los que reside más del 50% de la población mundial: las ciudades.

Según un estudio publicado en la revista Frontiers in Sustinable Cities, si bien las ciudades únicamente cubren el 2% de la superficie de la Tierra, su contribución al cambio climático es mucho mayor. El estudio investiga y monitorea la efectividad de las políticas históricas de reducción de GEI implementadas por 167 ciudades distribuidas globalmente que se encuentran en diferentes etapas de desarrollo.

Esta investigación, que presenta un balance global de cuáles son las ciudades del mundo que más gases GEI emiten, asegura que las ciudades son responsables de más del 70% de las emisiones y, por ello, tienen una gran responsabilidad en el camino hacia la descarbonización de nuestra sociedad y economía.

Las ciudades pueden contribuir de forma decisiva en la lucha climática

Precisamente por ello, las ciudades llevan años activando sus propios planes ZEO a nivel local y estableciendo redes para compartir sus avances y poner en común estrategias y logros que han funcionado.

En diferentes encuentros y eventos comunes, las ciudades explican qué resultados han conseguido con la implementación de las Zonas de Bajas Emisiones, o qué iniciativas municipales o ayudas locales han activado para impulsar la compra colectiva de placas solares.

Compartir estos progresos activa la conciencia climática y da pie a que algunos gobiernos municipales pierdan el miedo al cambio al ver que en otros municipios se han llevado acciones para activar la transición ecológica que están funcionando.

En este sentido, París, la ciudad que da nombre al mayor acuerdo climático firmado a lo largo de la historia, ha demostrado un gran compromiso y ambición a la hora de establecer mecanismos y leyes que faciliten la transición ecológica.

La popularmente conocida como la “ciudad del amor” despunta en turismo, cultura, gastronomía e historia. Sin embargo, ahora quiere destacar también en compromiso climático.

¿En qué consiste el nuevo Plan Local de Urbanismo Bioclimático?

El 5 de junio, el consejo municipal de París aprobó un proyecto completamente ZEO para convertirse en un referente planetario en cuanto a transformación ecológica y adaptación al calentamiento global y, por su puesto, para reducir su huella de carbono.

El Plan Local de Urbanismo Bioclimático define diferentes acciones, estrategias y subvenciones que se activarán a escala municipal para reducir las emisiones y combatir las crecientes olas de calor que ponen en riesgo la salud de la ciudadanía parisina.

Este Plan Urbanístico fue creado a partir de las propuestas y peticiones de una consulta pública muy extensa en la que intervinieron políticos de diferentes áreas y asociaciones de ciudadanos, especialistas y empresas. En total, se recogieron más de 50.000 propuestas que podrán ser mejoradas y modificadas de aquí al segundo semestre del 2024, cuando se espera la aprobación definitiva del documento.

El Plan Local de Urbanismo Bioclimático establece objetivos a corto, medio y largo plazo de aquí a los próximos 20 años.

Durante el acto de presentación pública de este documento, que tuvo lugar a mediados de junio, Anne Hidalgo, alcaldesa de la ciudad, aseguró que “París no parte de una página en blanco”.

Y es que hace ya más de 15 años que la capital francesa comenzó a trabajar en su transición ecológica, especialmente en el ámbito de la movilidad. En los últimos años, el municipio ha limitado al máximo la entrada y circulación de vehículos en la ciudad, ha impulsado la movilidad en bicicleta construyendo cientos de carriles bici y ha revegetado alrededor de un 40% de la superficie de la ciudad.

Sin embargo, para lograr ser neutra en carbono para 2050, París deberá implicarse aún más, transformando algunos grandes espacios de la ciudad que actualmente cuentan con una gran circulación, como la plaza de l’Étoile ubicada en Arc de Triomf, en zonas ajardinadas.

De hecho, el nuevo Plan Local de Urbanismo Bioclimático de París aspira a conseguir unos 10 m² de espacio verde por cada habitante, la proporción recomendada por la Organización Mundial de la Salud (OMS), para garantizar una óptima calidad de vida.

París está a punto de vivir una auténtica transformación, una metamorfosis “a la francesa”. De hecho, Dominique Alba, una de las arquitectas que participó en la elaboración del plan aclaró que “excepto en algunos sitios muy concretos, no tenemos intención de añadir más cemento”. Ahora bien, ¿cómo esperan satisfacer la creciente demanda de vivienda de la ciudad sin construir nuevas casas y edificios?

Convirtiendo las oficinas desocupadas debido a la crisis de la COVID-19, que suponen un 20% del total, en viviendas habitables. Este mismo 2023 se impulsarán siete veces más registros de copropietarios con la Agencia del Clima de París para llevar a cabo proyectos de renovación climática de lo habitual, y se financiará la rehabilitación térmica de cerca de 5.000 viviendas de vivienda social para 2023.

En línea con este Plan, la ciudad plantó 25.000 árboles en toda la ciudad entre noviembre de 2022 y abril de 2023, y espera plantar 800 más en las calles, y 74 más en proyectos de creación, renovación y ampliación de parques y jardines.

En paralelo, este 2023 se activará la creación de una serie de infraestructuras ZEO y se llevarán a cabo diferentes reformas para incrementar la seguridad ciudadana, adaptar la ciudad al cambio climático y proteger a los parisinos del aumento de las temperaturas:

  • Creación de nuevos techos “cool roof”, es decir, remodelación de los tejados de los edificios para probar de aligerar el calor en los pisos superiores de los mismos.
  • Activación de 30 proyectos de viviendas “cool island” para vivienda social
  • Construcción de 29 oasis – espacios considerados como refugios climáticos-, a los que podrán acudir libremente los vecinos, para refugiarse del calor.
  • Construcción de 10 parques urbanos y 1.200 fuentes públicas.
  • Transformación de 80 nuevas calles en zonas peatonales y verdes y cierre de 180 calles al tráfico para facilitar el tránsito de los escolares.

¿Por qué París quiere convertirse en una ciudad de referencia en acción climática?

Una de las principales razones por la que la ciudad de París quiere reducir emisiones y activar estrategias pioneras de adaptación al cambio climático tiene que ver con los peligrosos cambios en el clima que ha sufrido en los últimos años.

En los últimos años se han activado las alarmas entre la sociedad parisina, tras presenciar un episodio de canícula realmente intenso entre el 11 y el 21 de julio de 2022. Durante ese periodo, la mortalidad aumentó un 21% más de lo habitual y los servicios de urgencias de la ciudad quedaron completamente colapsados.

Según Meteo France, el mes de julio fue excepcionalmente seco y soleado, hecho que, unido a las escasas lluvias y las elevadas temperaturas, provocó un proceso de secado récord del suelo francés.

De hecho, esta agencia meteorológica precisó que las temperaturas alcanzaron el récord absoluto de 37,6 ºC. En términos generales, la temperatura promedio de este verano en el país fue de unos 23ºC, 2,3 grados más que la temperatura normal.

Durante la década de los 80, la temperatura media en París era de 10,7ºC. Mientras que en el 2010 había ascendido hasta los 13ºC. Se estima que, de no conseguir reducir emisiones y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, en el 2085 la ciudad podría llegar a una temperatura de 14,5ºC.

La temperatura en la ciudad de París, como sucede en otras urbes del Sur de Europa, es cada año más elevada, lo que pone en riesgo a algunos colectivos como pueden ser las personas mayores y la población infantil.

París será la ciudad que acogerá los Juegos Olímpicos más verdes de la historia

Otra de las razones por la que París quiere convertirse en referente en la lucha contra el cambio climático tiene que ver con los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2024. La ciudad, que acogerá esta competición mundial el próximo verano, quiere estar a la altura de unos Juegos que aspiran a ser los más verdes de la historia, otorgando un protagonismo estelar a la bicicleta.

Y es que, como comentábamos anteriormente, la región de París ha sido uno de los territorios de Europa que ha logrado una expansión más rápida de los carriles bici. La llegada del evento deportivo servirá para completar aún más esta red e intentar convertirse en una “ciudad de los 15 minutos”.

¿Qué es la ciudad de los 15 minutos?

Cuando decimos que París no parte de una hoja en blanco es porque la ciudad siempre ha querido ser pionera en el camino hacia una movilidad más ZEO y un sistema de vida más slow en las ciudades.

En 2019, Anne Hidalgo utilizó la teoría de los 15 minutos del urbanista español Carlos Moreno para hacer campaña electoral en las elecciones municipales. Después de tres años en el mandato, parece que sus políticas y planes urbanísticos se están acercando cada vez más a este ideal de ciudad sostenible.

La ciudad de los quince minutos busca devolver el protagonismo a las personas en las grandes ciudades. Al eliminar paulatinamente los coches y conectar la ciudad mediante carriles bici, se mejora la calidad del aire que respiran los ciudadanos y se incrementa su seguridad. El objetivo de esta reurbanización es que los desplazamientos diarios a los principales centros de educación, trabajo y ocio ocupen un tiempo inferior a 15 minutos.

Modificando la relación de los ciudadanos con el tiempo y el espacio, se mejoraría también su calidad de vida y se construiría una nueva movilidad capaz de conectar la ciudad de forma más sostenible.

La tipología de la urbe mono funcional, con barrios de oficinas o grandes complejos de ocio, quedaría totalmente desdibujada dando paso a una estructura policéntrica con varios núcleos separados.

Con este Plan Bioclimático, París declara la guerra al clima y muestra un fuerte compromiso con la mitigación y adaptación al cambio climático y sus consecuencias. Además, otorga un gran protagonismo a la naturaleza en todo el proceso: comprende el papel de los árboles a la hora de revertir el calentamiento global de la Tierra.

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