La lucha contra el cambio climático es un desafío global que estamos combatiendo desde diferentes niveles. De hecho, gran parte de la comunidad climática defiende la importancia de la acción climática a escala local como la mejor forma para cambiar el sistema y descarbonizar la sociedad.  

Y es que las ciudades generan una gran parte de las emisiones GEI que provocan el calentamiento global de la Tierra. A pesar de que tan solo ocupan un 3% de la superficie terrestre, las ciudades consumen el 85% de los recursos naturales, utilizan entre 60 y 80% de la energía consumida en el planeta, emiten a la atmosfera un 75% de los gases GEI y producen más de un 50% de la basura global.

Por este motivo, la acción climática local es indispensable para poder frenar la crisis climática y cumplir con los objetivos del Acuerdo de París 2015 -mantener por debajo de 1,5ºC el calentamiento global de la Tierra-. Replantear el funcionamiento de las urbes y promover un consumo, alimentación, movilidad y suministro energético más sostenible nos ayudaría a lograr una sociedad ZEO -cero emisiones- de una forma más rápida.

Debemos reducir alrededor de un 55% las emisiones para 2030 y lograr la neutralidad climática para 2050. Estos son los objetivos de descarbonización globales fijados por la Unión Europea, y secundados por las Naciones Unidas.

Como sociedad, es importante definir objetivos de descarbonización comunes y una acción climática conjunta. Sin embargo, en la lucha contra el cambio climático, también es fundamental pasar de lo macro a lo micro.

En este sentido, la manera que tienen los municipios para sumarse a la lucha climática es definiendo sus Planes de Acción Climática Local.

¿Qué son los Planes de Acción Climática Local?

Los Planes de Acción Climática Local (PACL) o Planes de Acción Climática Municipal (PACM) son documentos vinculantes que incluyen diversas estrategias y acciones para abordar y mitigar el cambio climático a nivel comunitario. Los gobiernos locales, ciudades y municipios son los encargados de definir los objetivos, las estrategias y las medidas específicas que se llevarán a cabo para cumplirlos.

El proceso de creación de un Plan de Acción Climática Local es complejo e implica una fase de recopilación de datos y un proceso abierto de participación ciudadana.

Los PACL se centran en reducir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en el ámbito local y preparar a las comunidades para los impactos del cambio climático. Precisamente por ello, es importante que la ciudadanía pueda ser partícipe a la hora de proponer y desarrollar las iniciativas que se llevarán a cabo en su ciudad para hacerle frente.

Ahora bien, ¿cómo es un PACL? ¿Qué medidas suele incluir o áreas suele abordar?

  1. Objetivos y metas de reducción de emisiones.

Establecer objetivos es la mejor forma para articular la lucha contra el cambio climático y la descarbonización de nuestra sociedad. Estos objetivos en realidad actúan como una hoja de ruta para el municipio, dado que las medidas e iniciativas que se desarrollen a posteriori irán dirigidas a poder cumplirlos.

En este sentido, lo más habitual es que los ayuntamientos establezcan objetivos en línea con los de las Naciones Unidas, Unión Europea o Gobierno de España – a través de su Plan Nacional de Energía y Clima (PNIEC)-. Estos objetivos deben ser realistas y alineados con los compromisos internacionales, nacionales y regionales relacionados con el clima.

Sin embargo, en el fondo, estos organismos tienen libertad para establecer sus propias metas ZEO y, en el caso de que presenten un gran potencial de cambio-, pueden delimitar objetivos mucho más ambiciosos.

  1. Medidas de mitigación del cambio climático.

Este documento incluye acciones directamente enfocadas a mitigar el cambio climático y reducir emisiones o bien dirigidas a promover la conciencia climática o un estilo de vida más ZEO.

En este sentido, se pueden impulsar medidas directas, como la adopción de energías renovables o la implementación programas avanzados de reciclaje y gestión de residuos; o bien indirectas, como planes para promover el uso del transporte público o practicar la eficiencia energética en los hogares.

  1. Medidas de adaptación al cambio climático.

La mayoría de planes también contemplan estrategias para ayudar a las ciudades a adaptarse a las consecuencias del cambio climático: incremento de los fenómenos climáticos extremos, olas de calor, sequía, etc.

Algunos ejemplos de este tipo de medidas podrían ser: establecer infraestructuras para prevenir las inundaciones, optimizar el sistema de gestión del agua o construir nuevos refugios climáticos para resguardarse del calor.

  1. Participación ciudadana.

Existe un apartado de los PACL en el que se incluyen las ideas y propuestas pensadas por la comunidad local.

Estas peticiones se recopilan a través de consultas públicas, programas de educación ambiental y la colaboración con organizaciones no gubernamentales y grupos comunitarios. 

  1. Medidas para el seguimiento.

Cuando se establecen unos objetivos ZEO, es importante también definir cómo se va a evaluar el cumplimiento de los mismos y qué medidas de seguimiento se llevarán a lo largo del año para adaptar dichas acciones y medidas activas.

Es importante realizar un seguimiento de su proceso tanto a largo plazo, como a corto plazo, para que el PACL no sea un mero documento vacío y exista una auténtica responsabilidad por parte de los municipios a la hora de cumplir los objetivos.

Los Planes de Acción Climática Local no solo son imprescindibles para combatir el cambio climático, puesto que gran parte de las emisiones provienen de áreas urbanas, si no que tienden a mejorar la calidad de vida de las personas que residen en ella. La sostenibilidad y la resiliencia siempre ha ido de la mano con la salud y la calidad de vida.

¿Cómo se desarrolla un Plan de Acción Climática Local?

Lo primero que se necesita para llevar a cabo un Plan de Acción Climática Local es que el gobierno esté 100% comprometido en la lucha climática y que los diferentes representantes políticos apoyen este cambio.

Para reforzar este compromiso, el gobierno local puede declarar el Estado de Emergencia Climática, una medida adoptada por diversas entidades, ciudades y universidades como respuesta a la crisis climática e impulsada por Amigos de la Tierra, Juventud por el Clima o Ecologistas en Acción. Además de las entidades locales, muchos gobiernos autonómicos, nacionales o regionales también han realizado la declaración del Estado de Emergencia Climática, entre ellos, Cataluña y España.

Para poder desarrollar un PACL se debe destinar una partida presupuestaria extra para gestionar el desarrollo del documento. Además, se deberá reordenar el presupuesto general del municipio para poder cumplir con las medidas y objetivos que se definan en el Plan.

Pero la fase previa no acaba aquí. Para poder establecer los objetivos y medidas que llevará a cabo una ciudad para sumarse a la lucha contra el cambio climático, es fundamental conocer primero cuál es su papel en él. Es decir, calcular la huella de carbono generada por las personas, empresas e industrias asentadas en el territorio.

Se realiza una evaluación exhaustiva de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) del área local y se analizan las vulnerabilidades frente al cambio climático del territorio y de las personas que lo habitan.

Después, se establece una vía de consulta y participación ciudadana. A través de reuniones públicas, encuestas y consultas se recogen las preocupaciones de los residentes y sus propuestas para disiparlas.

Una vez establecidos los objetivos, se desarrollan las estrategias y medidas específicas para alcanzarlos, y se establece una planificación detallada que describa cómo se llevará a cabo, quiénes serán los responsables y cómo se financiará. Habitualmente, el proceso de elaboración del PACL suele ser coordinado por el departamento o la entidad gubernamental encargada de los asuntos ambientales o de la sostenibilidad dentro del gobierno local.

Este departamento trabaja en colaboración con otros departamentos municipales relevantes, profesionales expertos en cambio climático y la participación activa de la comunidad local.

Comunicar de forma adecuada el PACL evitará que el gobierno local sea considerado greenwashing

En paralelo al Plan de Acción Climática Local, es necesario llevar a cabo un Plan de Comunicación y Divulgación sobre el mismo. La comunicación constante a través de los canales institucionales y digitales fomentará el apoyo público y la participación continua. Es importante informar de manera transparente sobre el cumplimiento o incumplimiento de los objetivos, para evitar que el gobierno local sea visto como “greenwashing”.

En esta última fase del proceso, también es necesaria la cooperación con otras jurisdicciones locales, así como con niveles de gobierno superiores y organizaciones de la sociedad civil. Todo ello aumenta los esfuerzos para abordar el cambio climático en el ámbito local y facilita la puesta en común de los avances.

La elaboración del PACL puede llevar tiempo y requiere la participación activa de diversos actores. Además, es importante recordar que cada uno de estos pasos puede variar según la ubicación geográfica y las necesidades específicas de cada comunidad.

Realizar un Plan de Acción Climática local va más allá de activar políticas verdes puntuales o mecanismos para preservar la naturaleza y la biodiversidad, como, por ejemplo, destinar un mayor presupuesto al cuidado de los parques y jardines.

El gobierno local debe ir más allá de lo establecido los últimos años. Porque un Plan de Acción Climática debe implicar necesariamente una “acción”; no simplemente un mantenimiento de los estándares que ya se pactaron en el pasado. Debe implicar dar un paso adelante, estableciendo objetivos más ambiciosos, aunque ello implique cambiar todo el sistema para poder reducir las emisiones.

En los últimos años, miles de municipios de todo el mundo han tomado parte activa de la acción climática definiendo sus propios PACL.

El último informe de SEO Bird Life “Planificación de la acción climática municipal en España” revela cómo se está desarrollando la planificación en materia climática a nivel municipal en España. Los Planes de Acción para el Clima y la Energía Sostenible (PACES) locales son elaborados por las entidades locales adscritas al Pacto de Alcaldías.

¿Cuándo se creó el Pacto de Alcaldías?

En 2014 el secretario general de las Naciones Unidas, Ban Ki-moon y el Enviado Especial para Ciudades y Cambio Climático, Michel R. Bloomberg, lanzaron el Compact of Mayors, una coalición de alcaldes y gestores públicos comprometidos con la reducción de la emisión de gases GEI en las ciudades.

Años antes, en 2008, en Europa se había creado el Convenant of Mayors, un pacto que agrupaba a los gobiernos locales comprometidos voluntariamente con alcanzar y superar los objetivos climáticos y energéticos de la Unión Europea. Esta fue la primera vez que se utilizó un enfoque local de la acción energética y climática en la Unión Europea.

De la unión de ambas coaliciones, surgió el Pacto Global de Alcaldes por el Clima y la Energía. Esta alianza global reúne a las ciudades y gobiernos locales voluntariamente comprometidos con la lucha contra el cambio climático, la promoción de la energía sostenible y asequible para todos, y la activación de medidas de adaptación.

En la actualidad, este pacto ha sido firmado con 10.000 municipios de la Unión Europea y se ha convertido en un punto de referencia para las principales ciudades y municipios europeos que participan activamente en la acción climática.

¿Cuáles son los Planes de Acción Climática Local mejor valorados?

En los últimos años, algunas ciudades han destacado debido a su implicación en la lucha contra el cambio climático. Como, por ejemplo, la ciudad de Copenhague en Dinamarca. En su ambicioso PACL se compromete a lograr la neutralidad climática para 2025. Un difícil desafío que solamente conseguirá si lleva a cabo su completa estrategia de movilidad sostenible, basada en la expansión de la red de carriles bicicleta y la optimización del sistema de transporte público.

Cruzando el charco, en Colombia, Bogotá se alza como una de las ciudades de América Latina más sostenibles y volcadas en reducir emisiones. También a través de la movilidad, con su sistema de transporte público y eficiente TransMilenio, está logrando reducir de forma significativa el tráfico y la calidad del aire.

Más al Norte del continente americano, concretamente en Canadá, Vancouver lleva años captando la atención de la comunidad climática. Y es que en 2009 un grupo de expertos locales creó el Greenest City Action Team (Equipo de acción de la ciudad más ecológica), con el completo apoyo por parte del Ayuntamiento de la ciudad. En su Plan de Acción Climática Local definieron 10 áreas de acción principales a través de las que empezaron a desarrollar e implementar acciones y proyectos con todo tipo de personas implicadas: políticos locales, organizaciones, empresas y ciudadanía.

De hecho, así nació el movimiento Greenest City 2020 de Vancouver, que busca convertir Vancouver en la ciudad más sostenible del mundo.

Sin embargo, no es necesario irse tan lejos para encontrar ciudades que destaquen por su compromiso climático o PACL. De hecho, en Cataluña se encuentra la ciudad de Sant Cugat del Vallès, que está impulsando su propio Plan de Acción de Emergencia Climática, o Rubí, con su Pla Director Rubí Brilla 2030 de Rubí.

Sin duda, la mayoría de ciudades europeas ya están activando sus Plan de Acción Climática Local o son conscientes de la necesidad de empezar a trabajar en él. Tal y como se observa a lo largo del presente artículo, las ciudades son un agente realmente importante para poder construir una sociedad ZEO -cero emisiones-.

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