El problema del desperdicio alimentario pasa desapercibido. De otra forma la sociedad sabría que cada año se despilfarran 88 millones de toneladas de alimentos. Según el proyecto FUSIONS (2016) de la Unión Europea, esto se traduce en una pérdida económica de 143 billones de euros. Cada año desperdiciamos un 20% de la comida que producimos, aunque paradójicamente, 1 de cada 9 personas -800 millones-, pasan hambre cada día en el mundo.

Además, el desperdicio alimentario es responsable del 8% de las emisiones GEI que provocan el cambio climático. El desperdicio alimentario, además de pérdidas económicas, genera una huella de carbono que contribuye al cambio climático y que se podría evitar.

Toda la cadena alimentaria está afectada por el fenómeno del despilfarro aunque buena parte de la sociedad lo desconozca. En los hogares y el sector de la restauración es donde más desperdiciamos. Casi un 65% de los alimentos desperdiciados se generan en la última fase de la cadena de consumo. En los hogares cuando tiramos las sobras, en los restaurantes cuando nos dejamos la comida en el plato, cuando compramos demasiado y los productos se pasan de fecha…

En la fase de comercialización se desperdician un 5% de los alimentos que producimos. En 2014 la organización de consumidores FACUA elaboró un estudio preguntando a dónde iba a parar la comida que no logran vender las grandes superficies. La campaña #nolotires, destapó la problemática de muchos supermercados, que vertían a la basura alimentos que no eran aptos para la venta, pese a estar en buenas condiciones para consumir.

Un 30% de los alimentos se desperdician durante las primeras fases de la cadena alimentaria

Menos conocida es la situación de despilfarro que se genera durante las fases del procesado y la producción. En los campos de cultivo y en los procesos de producción se estima que se pierden en torno al 30% de los alimentos. Una manzana que no es lo suficiente roja o una patata que no es completamente redonda, son automáticamente expulsadas de la cadena de venta. “Al ser imperfectas, estas verduras y hortalizas, tienen un precio tan bajo de venta que al agricultor no le compensa recogerlas” argumenta Nikoletta Theodoridi.

Theodoridi empezó colaborando como voluntaria con los Espigoladors, una entidad catalana que lucha para recuperar “las frutas y verduras feas”. Organiza espigadas por toda Cataluña recogiendo directamente del campo aquellos alimentos que no se pueden vender, y los distribuye a entidades sociales. Desde su creación en 2014, esta organización tan ZEO -cero emisiones-, ha conseguido recuperar 518 toneladas de alimentos, evitando la emisión de 124 toneladas de CO2 a la atmósfera.

“Un día rescatamos unas patatas que se iban a desechar por falta de espacio en refrigeradores”

Nikoletta Theodoridi

Creadora de la iniciativa, Restaurant Pop-Up, sObres Mestres

“Muchas veces no es por temas estéticos, sino por temas logísticos”. En septiembre se cosechan las patatas y se ponen en neveras para ser vendidas a lo largo del año. “Un día rescatamos patatas que se iban a desechar precisamente por falta de espacio en refrigeradores” explica Nikoletta. “Al no tener suficiente capacidad, el agricultor decidió recoger solo las de tamaño medio descartando las demás”.

Nikoletta Theodoridi canalizó su defensa y activismo contra el desperdicio creando la iniciativa sObres Mestres en Barcelona, que ya ha recuperado hasta la fecha 1.250 kilos de frutas, verduras y pan artesano que hubieran acabado desechados.

Cataluña pone en marcha su primer Plan de Acción contra el Desperdicio 2019 – 2020

Es por eso que su proyecto forma parte de un comité estratégico gestionado por la Agència de Residus de Catalunya, amb la col·laboració de la PAA (Plataforma Aprofitem els Aliments), para actuar contra el desperdicio. La ARC, ha sacado adelante el #PlaDeProfit 2019 – 2020, un plan de acción para la prevención de las pérdidas y el desperdicio alimentario. El Plan también valora la puesta en marcha de una Ley de Reducción del Desperdicio Alimentario.

Para sacar adelante este Plan de Acción que nació el pasado febrero en el marco de la iniciativa europea ECOWaste4food, la Agència de Residus de Catalunya (ARC) cuenta con más de 47 organizaciones y entidades afines. Tiene el apoyo de entidades como Remenja’mmm, que trabaja en la recuperación de alimentos en el sector de la restauración y la hostelería -responsable de un 16% del desperdicio aquí en Cataluña-; Y el de grandes entidades como Nutrición sin Fronteras, responsable de recuperar 159 toneladas de alimentos y con estos, mejorar la calidad de vida de más de 440.000 personas.

El primer Plan de Acción contra el Desperdicio de Cataluña cuenta con más de 133 medidas

Estas entidades participarán activamente para que este primer Plan de Acción contra el Desperdicio 2019 – 2020 en Cataluña, siga adelante en la lucha contra el desperdicio. El Plan cuenta con más de 133 medidas recogidas en 6 grandes retos. El de generar conocimiento para poder comprender y medir mejor el fenómeno del despilfarro alimentario, sensibilizar, educar y capacitar para la acción, impulsar acciones para la prevención en origen y a lo largo de toda la cadena alimentaria. También impulsar acciones para la recuperación y el aprovechamiento de los alimento. Y sobretodo desplegar un nuevo modelo de gobernanza basado en la coordinación de los diversos agentes a lo largo de la cadena alimentaria y promover un marco normativo que incremente y acelere el impacto de las acciones

Una de las acciones del Plan es convertir los puntos verdes en Centros de Aprovechamiento

 

Dentro de las acciones comprendidas dentro del Plan se incluyen talleres de cocina de aprovechamiento y de consumo responsable o la elaboración de guías prácticas para reducir el desperdicio en los hogares. También la propuesta de transformar el punto verde en un Centro de Aprovechamiento de los alimentos o iniciar proyectos de reducción de desperdicio en instalaciones como hospitales o escuelas y dar más cabida a iniciativas prácticas como las de  ‘Somos gente de provecho’.

¿Cuáles son las causas del desperdicio alimentario?

1. La incitación al consumo masivo por parte de la industria

Antes que intentar combatir el desperdicio alimentario es importante saber las causas que lo producen. Una de ellas es que el mercado alimentario incentiva la sobreproducción de alimentos para generar un mayor beneficio. Las grandes superficies fomentan la compra masiva con las ofertas, los 2x1, los días sin IVA…  Aunque reducir la pérdida y el desperdicio de alimentos y el Hambre Cero sean dos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) más valorados en las empresas del sector alimentario, muchas de ellas siguen sin planes específicos para abordar este problema.

2. Las exigencias del consumidor

Aún así somos los consumidores, los que nos hemos vuelto demasiado exigentes y rechazamos comprar alimentos que no tengan las características ideales de una fruta u hortaliza “bonita”, cuando las características nutricionales son las mismas. Para evitar el despilfarro en esta primera fase de la cadena alimentaria, “sería preciso vender las manzanas a un precio más equitativo introduciendo más formas y calibres”. Para conseguirlo, Theodoridi asegura que es necesaria mucha concienciación: “dar a conocer al consumidor cómo afecta su decisión al comprar fruta y verdura imperfectas”.

3. La desvalorización de los alimentos

Por otra parte, parece que los alimentos tienen cada vez menos valor. “Para el sistema de consumo, el alimento es un producto más, pero no debería ser así” asegura Theodoridi. “Consumimos sin darnos cuenta de todo el trabajo que hay detrás de estos alimentos; el precio es tan bajo que parece que no nos preocupa tirarlos a la basura a la mínima”.

Según un Estudio sobre el Desperdicio alimentario en los hogares en España, los hogares son responsables del 42% de la comida que acaba en la basura. De los alimentos que lanzamos, alrededor de un 80% son productos no elaborados y un 14% de productos elaborados (sobras). Un 13% de los hogares que tiran platos cocinados lo hacen incluso desde la propia cazuela, un 22,5% lo hacen desde la nevera -tuppers o platos con restos de alimentos-.

La mayoría de residuos orgánicos no acaba convirtiéndose en compost

Solamente un porcentaje muy bajo de alimentos que lanzamos a la basura es compostado. Las emisiones de metano que generan estos alimentos que entran en la cadena de reciclaje y acaban olvidados en los vertederos, son una de las grandes fuentes de emisiones GEI del sector de los residuos. Según la FAO el compostaje en casa podría evitar hasta 150 kg de residuos orgánicos al año por hogar. Combatiendo el desperdicio alimentario, podríamos evitar una huella de carbono anual de 3.300 millones de toneladas de CO2.

 

Además es importante tener en cuenta que desaprovechando alimentos también se pierde dinero. Cada español pierde al año unos 250€ a causa del desperdicio alimentario en su hogar.

Enseñar a reaprovechar alimentos: Hacia el residuo cero, también orgánico

La medida más ZEO -cero emisiones-, para combatir el desperdicio alimentario es aprovechar al máximo los alimentos. A través de la concienciación de la sociedad y sus hábitos de consumo, pero también estableciendo Planes de Acción Institucionales que regulen las malas prácticas. Ser el máximo zerowaste en la alimentación es una medida imprescindible para cumplir los objetivos de reducción de emisiones que marca la Unión Europea para 2030.

Desde sObres Mestres, un restaurante pop-up en Barcelona, Nikoletta organiza cenas temáticas con alimentos frescos que rescata del mercado y de los huertos a través de Espigoladors. sObres Mestres organiza cenas inspiradas en gastronomías del mundo en las que se utiliza sólo vajilla reutilizable y se invita a los comensales a que se traigan recipientes para llevar las mermas y materias primas no utilizadas en las propias cenas. 

“Tanto en las cenas como en el catering, ofrecemos una variación de platos en pequeñas porciones y las personas pueden repetir lo que les gustó más. De esta manera evitamos el desperdicio” comenta Theodoridi.

sObres Mestres también realiza talleres de aprovechamiento. “Enseñamos a cocinar alimentos frescos de diferentes maneras. Damos ideas para generar el mínimo de residuos cocinando y adoptar nuevos hábitos, mientras aconsejamos sobre cómo conservar mejor los alimentos” explica Nikoletta.

 

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