En los últimos años, las consecuencias del cambio climático se han hecho cada vez más evidentes. El deshielo de los polos, las inundaciones y los fenómenos climáticos extremos, en general, han provocado cientos de pérdidas humanas y de infraestructuras, y las olas de calor y las sequías han puesto en peligro la seguridad alimentaria e hídrica en las zonas y regiones más pobres.
De hecho, se estima que en 2019 más de 356.000 muertes estuvieron relacionadas con el calor. Un estudio de The Lancet revela que los adultos mayores de 65 años y los niños son los colectivos más vulnerables a los efectos de las temperaturas extremadamente altas.
Además, el informe también asegura que, desde 1990, las muertes relacionadas con el calor se han incrementado un 74%. “Se espera que el número de personas con problemas de salud por el calor siga subiendo a medida que aumentan las temperaturas en todo el mundo” aclara el documento.
La subida de las temperaturas a lo largo de las últimas décadas es fruto de la actividad humana. De forma indirecta, las emisiones de CO2 que provocan el calentamiento global del Planeta han puesto a millones de personas en grave riesgo de salud.
Y es que el calor excesivo y sostenido comporta un incremento de la mortalidad y la morbilidad. Especialmente en los grupos más vulnerables mencionados anteriormente y en las personas que por su situación económica o de salud, sufren de forma más directa los efectos del calor.
Debido a la crisis climática, las olas de calor son cada vez más frecuentes
La comunidad climática ya ha alertado de que, debido a los efectos de la crisis climática, las olas de calor cada vez serán más intensas y frecuentes. Actualmente, de media, hay una ola de calor cada cuatro años. Sin embargo, se prevé que en el mejor de los escenarios posibles esta frecuencia se multiplique por 8. Mientras que, en el peor de los casos, la frecuencia se multiplicará por 16.
Además, debemos recordar que la comunidad científica reveló que 2021 había sido el quinto año más caluroso desde que se registran temperaturas a nivel mundial. Pese a los esfuerzos por activar la transición ecológica, las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) siguen creciendo de forma imparable.
Por este motivo, algunas ciudades y gobiernos han activado sus propias redes de espacios de refugio climático para que la población pueda resguardarse del calor.
Un ejemplo de ciudad comprometida con esta causa es el Ayuntamiento de Barcelona. Para este verano de 2022, la ciudad ha ampliado su red de refugios climáticos a más de 200.
Estos refugios se activarán durante la fase preventiva de ola de calor, que en España será del 15 de junio al 15 de setiembre. Estos espacios proporcionan confort térmico a la población, mientras mantienen sus usos y funcionalidades. Deben ser espacios que tengan una temperatura mínima de 26ºC y que estén a menos de 10 minutos a pie para la mayor parte de residentes de la ciudad.
Los refugios climáticos no necesariamente deben ser interiores, sino también pueden ser exteriores, como parques y jardines con una elevada presencia de plantas o con fuentes de agua.
En Barcelona los refugios cuentan con una señalización propia y disponen de una buena accesibilidad, proporcionando áreas de descanso con sillas, agua y seguridad.
Aunque cualquier persona o ciudadano puede acceder a los refugios climáticos, en realidad estos están dirigidos a las personas más vulnerables al calor, como, por ejemplo, los recién nacidos y las personas mayores o con enfermedades crónicas, etc.
Los refugios climáticos ganan terreno en España
El objetivo de los refugios climáticos es reducir la mortalidad asociada al calor y activar medidas adaptativas a los episodios extremos con los que el cambio climático amenaza a la población.
Los primeros refugios climáticos fueron creados en algunas ciudades del sur de Estados Unidos y en París. En España, aunque Barcelona fue pionera en abrir los primeros refugios climáticos en 2020, otras urbes como Vitoria, Sevilla o Málaga le siguieron la pista.
En Madrid, donde aún no se ha creado ningún espacio de este tipo, el partido político Más País trabaja en una nueva propuesta para activar una red de refugios climáticos en la capital.
Los colegios, institutos, bibliotecas, polideportivos, centros de distrito, museos, parques y jardines, monasterios u otros edificios públicos pueden reconvertirse fácilmente en refugios climáticos. Sin embargo, algunos ayuntamientos también están creando recorridos urbanos para llegar a los mismos.
Es el caso de la ciudad de Vitoria, que no sólo decidió abrir salas climatizadas, sino nuevas vías adaptadas que conduzcan a ellas para que, mientras se dirigen al refugio, los ciudadanos no sufran los efectos de la canícula.
Estos trayectos no superan el kilómetro de distancia y cuentan con un sombreado o discurren por zonas con árboles para ofrecer cierto confort térmico.
Aún no existe un plan nacional para impulsar la creación de refugios climáticos
De todos modos, aún no existe un plan estatal que impulse una red nacional de refugios climáticos. La creación de estas instalaciones es, por el momento, una iniciativa que surge a voluntad de los gobiernos municipales.
Sin embargo, des del 2004, España dispone de un plan de prevención ante el calor para reducir la mortalidad. Antes de ese año, por cada grado que se superaba el umbral de ola de calor, la mortalidad crecía un 14%. Ahora la cifra desciende al 2%.
Des del Instituto de Salud Carlos III, Julio Díaz, codirector de la unidad de Cambio Climático, Salud y Medio Ambiente, asegura que “sean refugios, parques, residencias o centros comerciales, todo lo que sean medidas o espacios para limitar la exposición a las temperaturas máximas funcionan y permiten reducir la mortalidad por calor”.
Sin embargo, desde la Plataforma ZEO creemos que la mejor solución para reducir la mortalidad asociada al aumento de las temperaturas no es otra que reducir emisiones y combatir el cambio climático. Porque es tan importante activar medidas de adaptación como de mitigación.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.
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