Pese a que la COP26 haya sido aplazada a causa del COVID19, los compromisos de los países firmantes del Acuerdo París 2015 para ser más ambiciosos con sus Planes Nacionales de Energía y Clima (PNIEC) se mantienen, como también lo hacen los plazos de entrega a la ONU. Esta grave crisis sanitaria no puede convertirse en la excusa perfecta para paralizar todos los avances para la lucha climática que se han conseguido en los últimos años.
La crisis del Coronavirus y la total paralización y confinamiento de la sociedad para contenerlo puede ser, sin duda, un arma de doble filo para el cambio climático. Por una parte, el parón económico y de movilidad global conseguirá que, tras el recuento anual mundial de emisiones CO2, nos hayamos acercado a los niveles que demanda la comunidad científica.
Por otra parte, la mayoría de encuentros y eventos internacionales para discutir o debatir sobre cómo salvar a la Tierra de la emergencia climática se han visto aplazados o suspendidos. Parece ser que los políticos tienen la excusa perfecta: Ahora la prioridad es hacer frente al virus y luego, reconstruir la economía y la sociedad.
El gran reto: La oportunidad de reconstruir una sociedad cero emisiones
Y es precisamente aquí, donde comienza el gran reto: “Ahora tenemos la oportunidad para afrontar una reconstrucción socio económica basada en actividades e inversiones cero emisiones”.
Así lo confirma Tatiana Nuño, la responsable de Cambio climático de Greenpeace. “Después de esta crisis, podemos afrontar una reconstrucción socioeconómica del planeta basada en actividades e inversiones económicas en línea con los objetivos del Acuerdo París 2015”. No superar un incremento de 1,5ºC de calentamiento global – respecto a los niveles preindustriales-, es fundamental para frenar la emergencia climática.
“Ahora tenemos la oportunidad para afrontar una reconstrucción socioeconómica del planeta basada en actividades e inversiones económicas en línea con los objetivos del Acuerdo París 2015”
Tras la pandemia del COVID19, se presenta la ocasión perfecta para construir una “nueva economía” basada en la sostenibilidad y la energía limpia. Es importante no olvidar que, según la mayoría de expertos y activistas ambientales, este 2020 es un año clave para frenar el calentamiento global. Tal y como expone Andreu Escrivà en Info Libre, llevamos años desproveyendo de valor la emergencia climática.
Pone como ejemplo la respuesta institucional y global efectuada ante el Coronavirus frente a la eterna y poco ambiciosa acción climática. “Con la emergencia climática hemos hecho declaraciones de intenciones. Se han propuesto leyes o paquetes legislativos a largo plazo y ha habido algún tipo de acción, algunas más puntuales, otras más sistémicas, pero se ha evidenciado de una forma palmaria como en un caso hemos respondido y en otro no” asegura Escrivà.
“Con la emergencia climática hemos hecho declaraciones de intenciones, pero se ha evidenciado de una forma palmaria como en un caso hemos respondido y en otro no”
Según el divulgador, el problema reside en que múltiples instituciones, administraciones, sectores y empresas han declarado la Emergencia Climática sin acompañarla sin medidas reales.
Construir una nueva “normalidad”
Es por eso que la vuelta a la llamada “normalidad” tras esta crisis sanitaria, puede ser el momento perfecto para articular una transición completa a la economía ZEO y sostenible. Orquestrar y llevar a cabo desde cero la descarbonización de la economía y mantener algunas medidas sociales positivas para el medio ambiente como el teletrabajo -cuando sea posible-, o la limitación de los viajes aéreos, pueden reducir significativamente las emisiones que liberamos a la atmosfera.
Algo que no parece tan imposible teniendo en cuenta las nuevas prioridades y deseos de la sociedad después de vivir este período de confinamiento. Y es que en la actualidad, se ha observado que “Hay muy poca gente que tenga ganas de ir a centros comerciales, o coger el coche, o de viajar muy muy lejos. La mayoría de la gente, cuando les preguntas, expresa deseos muy bajos en carbono y muy altos en contacto humano” recalca Andreu Escrivà.
La sociedad echa de menos actividades muy bajas en carbono
Lo que la sociedad quiere ahora es volver a pasear, tomar algo en la cafetería, un poco de running en un parque o incluso nadar. Este confinamiento, además de poder ayudarnos a ser más ZEO a nivel particular puede ayudarnos a poner en valor otro modelo que prima las relaciones sociales que ahora echamos tanto de menos. Esto significa optar por el comercio de proximidad, buscar experiencias alternativas de viaje locales, vivir más en nuestro barrio que en la oficina…
Tal y como asegura la activista Eliane Brum: “Aisladas en casa, las personas empezamos a hacer lo que no hacíamos antes: vernos, reconocernos, cuidarnos. Justo ahora, cuando se ha vuelto mucho más difícil, parece que es más fácil llegar al otro”. El aislamiento que vivimos estos días, es más un aislamiento físico que un aislamiento social.
El peligro de volver a la antigua “normalidad”
Durante un “coloquio” digital de la activista Naomi Klein, desde su casa en New Jersey, la periodista dejó muy clara la ambigüedad y el peligro de la vuelta a la “normalidad”. Des de su perspectiva, Klein asegura que no podemos permitirnos volver a la “normalidad” cuando acabe esta crisis sanitaria que nos tiene confinados en casa a más de la mitad de la humanidad.
“Lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida”
“Lo normal es mortal. La ‘normalidad’ es una inmensa crisis. Necesitamos catalizar una transformación masiva hacia una economía basada en la protección de la vida” aseguraba a los organizadores de esta charla digital disponible en Haymarket Books. Porque la normalidad es ahora, entre otras cosas, los incendios en Australia y el mayor pulmón del planeta, la Amazonia, o la pérdida acelerada de la Gran Barrera de Coral.
La desaparición de algunos líderes políticos tras el COVID19
Parece que, si para algo ha servido esta crisis, es para mostrar la necesidad de vernos y actuar como una comunidad global. Es por eso que el filósofo y ensayista español Daniel Innerarity asegura que la consideración de que los intereses particulares se pueden conseguir a costa de los demás o de nuestro planeta, va a desaparecer.
“Algunos líderes van a desaparecer del mapa, como Donald Trump, tras la crisis del COVID19”
“Algunos líderes van a desaparecer del mapa, como Donald Trump, tras el COVID19 […] La consideración del ‘América Primero’ también. Se instaurará la conciencia de que realmente nos encontramos en una comunidad global” asegura el ensayista español en una entrevista a Movistar+.
Y es que él mismo contó a la organización Change the Change que “el gran imperativo ético y político es considerar qué efectos tiene lo que hacemos sobre otros y esos “otros” ya no son los seres más inmediatos, los miembros de la aldea, sino potencialmente toda la humanidad”.
Para este experto, el régimen legal internacional es débil y la gobernanza global está muy fragmentada en esta materia. “De alguna manera, este problema es el prototipo de los escenarios complejos de un mundo globalizado: ninguna acción se limita a tener consecuencias en lo local, pero tampoco hay ninguna institución transnacional que pudiera gestionar el asunto desde una perspectiva global” asegura Innerarity.
“El combate contra el cambio climático no se puede hacer sin una gigantesca movilización social”
Aunque gran parte de la acción y la responsabilidad para hacer frente al cambio climático reside en los políticos, la sociedad también tiene un papel fundamental en esta lucha. Con nuestro poder como consumidores, podemos ser el motor de cambio en la economía y a nivel personal, también podemos reducir nuestra huella de carbono con la energía, la movilidad o incluso realizando acciones mientras estamos confinados. Y es que tal y como afirma Innerarity “El combate contra el cambio climático no se puede hacer sin una gigantesca movilización social”.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.