El ser humano lleva planteándose su existencia y cuando será el fin de la misma desde tiempos ancestrales. A lo largo de la historia, se han encontrado múltiples manuscritos que predicen el apocalipsis, popularmente llamado como el “fin del mundo”.
En la Biblia, considerado el libro más leído de todos los tiempos, se habla sobre el apocalipsis en el último libro del Nuevo Testamento. Este libro en cuestión, de carácter profético, recoge una serie de revelaciones y acontecimientos que podrían simbolizar el fin de los tiempos.
El apocalipsis también se predice a través del calendario maya de la Cuenta Larga. Culturalmente, se creía que el 21 de diciembre de 2021 se produciría el final del decimotercer “Baktún”, un ciclo de tiempo que equivale a 400 años, y con este, nos enfrentaríamos al fin del mundo. Sin embargo, pese a que miles de colectivos de conspiracionistas se prepararon ese día para decir adiós a sus seres queridos y despedirse, finalmente no pasó nada.
El escritor y periodista Javier Pérez Campos analiza las teorías de los mayas y de las sectas que las veneran en su libro “2012, los enigmas del Apocalipsis maya”. Según Javier Pérez, “la humanidad tiene ya cierta experiencia en el fin del mundo, tras más de 160 Apocalipsis profetizados – y sobrevividos-. ¿Y qué hemos aprendido de ellos? Absolutamente nada. Al fin y al cabo, el hombre es el único animal capaz de tropezar 160 veces con la misma piedra…”.
El movimiento survivalista
En el último siglo, debido al aumento de accidentes nucleares, la propagación de virus y enfermedades, o la expansión masiva de internet, ha surgido un nuevo movimiento llamado “preparacionismo” o “survivalismo”. Los individuos o grupos que siguen estos movimientos se mantienen preparados ante cualquier emergencia o situación de crisis nacional o internacional.
Son previsores y construyen sus propios búnkers, almacenan suministros, e incluso se convierten en expertos en primeros auxilios o técnicas de supervivencia. Todo ello, con el objetivo de ser autosuficientes y poder sobrevivir en el caso de la propagación de un virus zombi, accidente nuclear, guerra mundial, e incluso la llegada de los cuatro jinetes del apocalipsis.
Sin embargo, no hace falta evocar a catástrofes de ficción o señales futuristas para evocar el fin del mundo. Porque en la actualidad, nos enfrentamos a una crisis mundial que ya está provocando graves impactos en los ecosistemas y en la salud de las personas.
De hecho, la comunidad climática asegura que estas “señales” del fin del mundo están más cerca de lo que pensamos.
El cambio climático podría dar pie a consecuencias catastróficas como los fenómenos climáticos extremos, la escasez de energía, de agua y comida, migraciones climáticas, inestabilidad política, etc. Un sinfín de impactos que podrían dar pie a un auténtico “apocalipsis mundial”.
El último informe del IPCC muestra los efectos permanentes del cambio climático
En el programa “La Rosa de los Vientos” de Onda Cero, dentro de la sección “Señales del fin del mundo”, el periodista Javier Sevillano habla sobre los efectos permanentes del cambio climático en la Tierra.
Sevillano comparte las reflexiones sobre la última revisión del informe del IPCC sobre el cambio climático. El último informe, que fue publicado el 28 de febrero, relata algunos efectos permanentes del cambio climático en la sociedad:
- Al límite de la adaptación
Tanto los seres humanos como los ecosistemas, estamos siendo empujados más allá de nuestras propias capacidades de adaptación.
- Vulnerabilidad al clima
El informe asegura que más del 40% de la población mundial es altamente vulnerable al clima.
Debido al aumento de las temperaturas, el cambio climático está afectando a todos los seres vivos de la Tierra; antes solo eran algunas especies.
- Tiempo de acción limitado.
Actualmente existe un brevísimo lapso de tiempo para prevenir lo peor. En 10 años debemos mantener por debajo de 1,5ºC el calentamiento global de la Tierra, con respecto a los niveles preindustriales.
Y todo apunta, según el estudio, que las medidas y acciones que
están tomando los países para lograrlo no están siendo tan rápidas como deberían.
- Especies que están desapareciendo
El aumento de olas de calor, sequías e inundaciones ya ha superado los umbrales de tolerancia de las plantas y los animales. El incremento de las temperaturas ha provocado la mortalidad en masa de diversas especies.
- Zonas en permanente riesgo
América Central, América del Sur, África y la región del sur de Asia están permanentemente en riesgo.
De hecho, entre el 2010 y 2020, las muertes ocasionadas por sequías, inundaciones y tormentas en estas regiones se multiplicaron por 15.
Aproximadamente unos 1.000 millones de personas están en riesgo.
- Clima extremo
Debido al cambio climático, los ciclones, los huracanes, las borrascas y las inundaciones, están descontrolados, y cada vez son más frecuentes y extremos.
Estos efectos permanentes del cambio climático son realmente alarmantes. Por este motivo, Debra Roberts, co-presidenta del Grupo de Trabajo II del IPCC que ha elaborada el informe, asegura que “a fin de dar respuesta a estos diferentes desafíos, es necesario que todos —los gobiernos, el sector privado y la sociedad civil— colaboren para priorizar la reducción de riesgos, así como la igualdad y la justicia en la adopción de decisiones y las inversiones”.
Desde la Plataforma ZEO creemos que es importante mantener esperanza y activar mecanismos para hacer frente a estas “señales” del apocalipsis.
Pese a que debemos estar preocupados por el cambio climático y sus consecuencias, también debemos ser optimistas: tenemos la oportunidad de evitarlo. Si cumplimos con los niveles de descarbonización acordados por la ONU, lograremos mantener el calentamiento global de la Tierra por debajo de 1,5ºC.
De este modo, cumpliremos con los objetivos del Acuerdo de París 2015 y podremos asegurar la supervivencia del Planeta, y con ello, de todos los seres vivos que habitan en él.
La clave es que todos actuemos lo más y lo más pronto posible en la dirección de reducir las emisiones que provocan el calentamiento del planeta.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.
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