Las calles de Berlín y Baviera se tiñen de rojo, del mismo modo que lo hace el famoso gráfico de barras del cambio climático cuando llegamos al año 1900.

Hoy en día casi todo el mundo recuerda el proyecto Show your Stripes (muestra tus barras), del profesor de Ciencias Climáticas Ed Hawkins. Un alarmante gráfico que revela una gran verdad: en menos de un siglo hemos cambiado la tendencia climática del Planeta. “Los datos muestran una tendencia de enfriamiento lento hasta 1900 y después un calentamiento muy acusado” alertaba Hawkins cuando lo hizo público en 2019.

Precisamente durante ese periodo, es cuando la humanidad comenzó su proceso de globalización e industrialización y, con ello, el incremento de las emisiones GEI que provocan el cambio climático.

La apertura de macrocentros de producción, la urbanización masiva de los núcleos urbanos, la construcción de carreteras y autovías, el transporte de mercancías internacional, etc. Todo este tipo de cambios considerados como “avances” o progresos para la especie humana, anunciaban en realidad, el principio de un problema que implicaría volver atrás o replantear el actual sistema de consumo.

Hemos crecido de manera insostenible, explotando recursos sin tener en cuenta las consecuencias y al mismo tiempo hemos llegado a una situación insostenible: hemos puesto en serio peligro la supervivencia de todas las especies que viven en el Planeta, incluida la nuestra.

Por este motivo, en el marco del Día Internacional contra el Cambio Climático, debemos ser justos y practicar la sinceridad climática, analizando qué es aquello que realmente estamos haciendo para poner remedio a lo que nosotros mismos causamos. Pero, sobre todo, debemos ser realistas, admitiendo qué es aquello que se escapa de nuestro alcance o a lo que no le hemos puesto suficiente empeño.

Empezamos, entonces, por los retrocesos. Y el principal de ellos tiene que ver con la introducción de este artículo: Berlín y Baviera se tiñen de rojo.

Retrocesos: No será posible mantener por debajo de 1,5ºC el calentamiento global de la Tierra

El domingo 16 de octubre de 2022 empezaron las olas de protesta civiles y no violentas en estas dos ciudades alemanas. Se trata de una acción de desobediencia civil convocada por el grupo Rebelión Científica (Scientist Rebellion), una rama del movimiento internacional Rebelión o Extinción formada por climatólogos y ecólogos.

La razón principal de estas protestas es sencilla: con los progresos mínimos conseguidos hasta la fecha y la poca ambición de los Planes Nacionales de Energía y Clima presentados por los países, no será posible mantener por debajo de 1,5ºC el calentamiento global de la Tierra.

Tal y como predice el IPCC y recoge el Acuerdo de París, a partir de 1,5ºC de calentamiento global -con respecto a los niveles preindustriales-, tendrían lugar olas de calor extremas, un incremento del nivel de los océanos y se destruiría entre el 70 y el 90% de los arrecifes de coral del Planeta.

En este sentido, permitir que el planeta se caliente más allá de esa cifra podría ser desastroso para la naturaleza y la humanidad.

Es por eso que bajo el lema “unidos contra el fracaso climático”, más de 100 científicos y académicos de 12 países se han presentado en diferentes organismos institucionales alemanes para exigir al país que reconozca este fracaso institucional y el incumplimiento de los compromisos climáticos.

Muchos se preguntan porque Rebelión Científica ha escogido a Alemania como el país en el que volcar toda la frustración y las protestas. Desde un comunicado oficial emitido por la organización, señalan que el país tiene un importante papel en los procesos de toma de decisiones y es el principal representante de Europa.

Rebelión Científica asegura que el Gobierno alemán podría ser capaz de reajustar la negociación internacional sobre la situación de emergencia climática. De hecho, “la economía alemana se ha beneficiado más que otras de la quema de combustibles fósiles y de la explotación de recursos, pero fracasa en la consecución de sus objetivos climáticos y de protección de la biodiversidad” recoge el comunicado.

Y es que en 2018 el medio británico Carbon Brief lanzó un interesante estudio que puso en jaque el discurso de los países desarrollados de Europa. A través de un gráfico de barras evolutivo, mostró los países con mayores emisiones de CO2 acumuladas entre el año 1750 y el 2018.

Durante más de dos siglos y medio, Alemania, Reino Unido y Estados Unidos se han mantenido entre los cinco países que más emisiones de Gases de Efecto Invernadero generan. Y no fue hasta 1934, más de 150 años después, cuando la Unión Soviética entró en este TOP 5 y hasta 1982, cuando lo hicieron China, Japón y Canadá.

En este sentido, es fundamental que todos los países miren hacia el futuro y se comprometan a reducir emisiones de manera conjunta. Sin embargo, no debemos olvidar que no todos pueden, ni deben aportar por igual, es una cuestión de justicia climática.

Precisamente, los países que más han prosperado a lo largo de la historia son aquellos que más han contribuido al cambio climático. Por este motivo, es lógico que se les pida un mayor compromiso climático y una mayor aportación económica a la causa, que a los países en vías de desarrollo, que al mismo tiempo son los que tienen menos recursos.

Los países del continente africano o del sur de América hace poco más de medio siglo que empezaron su proceso de industrialización y ahora deben buscar vías alternativas y, a priori, mucho más costosas y difíciles de implementar, para poder prosperar y adaptarse a los nuevos objetivos de descarbonización mundiales.

Las naciones que menos han contribuido al cambio climático serán las más afectadas por el mismo

Además, siguiendo el principio de la justicia climática, debemos tener en cuenta que en realidad estas naciones son las que menos han contribuido al cambio climático. Sin embargo, éstas están siendo y serán los territorios que más sufran sus efectos. Es por este motivo, que deberían ser las principales beneficiarias de los fondos de recuperación, adaptación y resiliencia internacionales destinados a la lucha contra el cambio climático.

Por su parte, los países desarrollados deberían ser los que más se ajusten el cinturón en esta lucha, sacrificándose para lograr los objetivos de descarbonización.

Algo que, por el momento, parece que no están haciendo. Esto les ha costado varias sanciones por parte de organismos y entidades independientes y por la comunidad internacional. De hecho, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo está decidiendo si denunciará a los Gobiernos por su pasividad contra el cambio climático.

Estrasburgo tiene sobre la mesa la potestad para emitir una denuncia contra 33 estados. En el listado aparecen todos los países de la Unión Europea y algunos externos como Suiza, Reino Unido, Noruega, Rusia, Turquía y Ucrania. Entre todos ellos, acumulan una parte importante de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) que provocan el cambio climático.

Según la Base de datos de Emisiones para la Investigación Atmosférica Global, en el año 2020 Rusia emitió el 4,66% de las emisiones GEI globales, Alemania el 1,77% y Turquía el 1,13%.

Con todos estos datos y cifras, parece completamente lógico que científicos de todo el mudo se hayan alzado y teñido de rojo las calles de Alemania para alertar a la sociedad de que el tiempo apremia y los gobiernos se mantienen impasibles.

A su parecer, los esfuerzos para resolver la emergencia climática se han quedado en un superfluo “bla bla bla” y si no actuamos de inmediato para cambiar verdaderamente la sociedad, podríamos llegar a una situación de no retorno para la Tierra.

Sin embargo, frente a toda esta preocupación, que desde la Plataforma ZEO también compartimos, queremos señalar que aún estamos a tiempo de evitar superar los 2ºC.

Avances: Aun estamos a tiempo mantener por debajo de 2ºC el calentamiento global de la Tierra

En tiempos de desesperación y desesperanza, la mejor estrategia a seguir para superar el bache es ser positivo. El catastrofismo no nos lleva a ninguna parte y nos paraliza. Es por eso que desde la Plataforma ZEO siempre hemos concebido el cambio climático como una amenaza y una oportunidad al mismo tiempo.

Aunque los datos generales recopilados previamente en este artículo demuestran que lo que estamos haciendo a nivel global no es suficiente, existen algunos progresos a nivel local, regional e incluso particular que aportan cierta esperanza a esta causa.

El lema apoyado por todo tipo entidades científicas, personajes públicos y personajes de referencia debe ser: “Aún estamos a tiempo”. Pero debemos plantearnos seriamente qué deberíamos hacer para poder llegar a ser ZEO -cero emisiones- para 2050.

El tecnócrata Bill Gates recoge en su libro “Cómo evitar el desastre climático” algunas claves para lograr este ambicioso, pero necesario objetivo a nivel global y así poner fin a la situación de emergencia climática que vivimos.

Desde la Plataforma ZEO nuestro principal objetivo es poder disolver nuestra organización en 2050 porque la humanidad finalmente logró descarbonizar completamente su economía, estilo de vida, forma de movernos, sistema alimentario, etc.

Sugerencias para mantener por debajo de 2ºC el calentamiento global de la Tierra por Bill Gates

“Yo soy optimista porque sé de qué es capaz la tecnología y sé de qué son capaces las personas” Bill Gates.

Bill Gates, Tecnócrata y multimillonario

La tecnología y la innovación podrían ser el motor de cambio para lograr la transición ecológica y una Sociedad ZEO.

“Concentrar los esfuerzos de la próxima década a activar nuevas tecnologías, políticas y estructures de mercado, nos permitiría eliminar los Gases de Efecto Invernadero (GEI) de cara al 2050” asegura Bill Gates en su libro.

Los gobiernos y las grandes empresas pueden contribuir a activar esta estrategia realizando incentivos al sector privado para que sea más verde, cambiando las normas y legislaciones para favorecer la proliferación de nuevas tecnologías sostenibles, y construyendo infraestructuras modernas que faciliten la transición ecológica.

Entre las tecnologías que se pueden impulsar se encuentran:

  • Hidrógeno producido sin emitir carbono
  • Biocombustibles avanzados
  • Cemento y acero ZEO
  • Carne y lácteos de origen vegetal o celular
  • Fertilizantes ZEO
  • Fisión nuclear de nueva generación
  • Transmisión de electricidad subterránea
  • Captura de carbono
  • Plásticos ZEO

Todos estos avances son suficientemente baratos para que puedan ser adquiridos por los países que disponen de una renta media.

De hecho, según Bill Gates, los países en vías de desarrollo deberían considerar este tipo de inversiones como una oportunidad para lograr avances científicos que, al mismo tiempo, crearán industrias que supondrán nuevos puestos de Trabajo.

Sugerencias para mantener por debajo de 2ºC el calentamiento global de la Tierra por Naomi Klein

“El principal obstáculo al que nos enfrentamos es la desesperanza, la sensación de que es demasiado tarde, de que lo hemos estado postergando demasiado tiempo y ahora es imposible hacerlo con tan poco tiempo […] pero cuando el futuro de la vida está en juego, no hay nada que no podamos conseguir”

Naomi Klein, periodista y activista ambiental

Para Naomi Klein, la clave para reducir emisiones a nivel global y conseguir una sociedad ZEO es el capital económico: movilizar dinero e invertirlo en la activación de medidas de mitigación, adaptación y resiliencia frente al cambio climático.

El Green New Deal estadounidense, el Plan Marshall de China o el plan Next EU Generation o el Global Gateway de la Unión Europea son ejemplos claros de que es posible articular una transición ecológica real y justa, sin que nadie se quede atrás.

La clave es que este tipo de estrategias y planes económicos

  • Permitan crear nuevos puestos de trabajo
  • Nos ayuden a construir una economía más justa
  • Aprovechen el poder que comporta una situación de emergencia para acelerar cambios y romper con lo establecido
  • Fomenten nuevas alianzas
  • Limiten al máximo las acciones violentas y nos hagan más fuertes frente a la recesión.

El refranero popular siempre nos ha alertado de que “poderoso caballero es don dinero” y nosotros añadimos, “especialmente si está destinado a una buena causa”.

Para activar la transición ecológica son necesarios incentivos económicos que promuevan la adopción de nuevas prácticas, servicios, marcas y productos sostenibles y penalizaciones o sanciones para aquellos lobbys o empresas que quieren perpetuar el statu quo, manteniendo el mismo nivel de emisiones.

En el Día Internacional de la lucha contra el Cambio Climático, muchas empresas, gobiernos y organizaciones saldrán a la calle para reivindicar más acción climática o comunicarán a través de las redes sociales sus avances en esta materia.

Sin embargo, esta preocupación y voluntad no se puede quedar en un día o en un superficial “bla bla bla”. Luchar contra el cambio climático es trabajar a día a día para cambiar nuestro modo de vida y reducir nuestra propia huella de carbono o la de la organización en la que trabajamos.

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