“The Stack” una teoría organizacional que podría contribuir a la lucha contra el cambio climático

La evolución del ser humano ha acarreado ciertos riesgos para el Planeta. De hecho, una de las principales razones por las que la sociedad ahora se enfrenta a una de las mayores crisis globales, el cambio climático, fue precisamente por uno de sus mayores avances: la revolución industrial.

Este episodio de nuestra historia fue el primer paso hacia la sobre explotación de los recursos naturales y la emisión desmedida de Gases de Efecto Invernadero. Es precisamente por ello que, cuando los organismos internacionales hablan de objetivos, siempre responden a porcentajes de reducción de emisiones en referencia a los niveles previos a esa fecha.

Por ejemplo, en el Acuerdo de París 2015, uno de los principales objetivos para lograr una sociedad ZEO -cero emisiones-, es: mantener por debajo de 2ºC el calentamiento global de la Tierra con respecto a los niveles pre-industriales.

Sin embargo, la industrialización también nos ha permitido construir un mundo más global e interconectado, culturalmente abierto y con un mejor acceso al conocimiento.

La adopción de nuevas tecnologías y la libre circulación de personas por todo el mundo ha facilitado la cooperación internacional y la adopción de compromisos y retos políticos globales como, por ejemplo, la lucha por la implementación mundial de los derechos humanos.

Y, ¿a dónde queremos llegar con esto? A que el progreso ha sido una amenaza, pero también un trampolín para la evolución del ser humano.

Y en este caso, conocer el modelo “The Stack” podría ayudarnos a combatir el cambio climático y reducir la huella de carbono de la humanidad.

The Stack: el modelo de organización que rige nuestro sistema

“The Stack” es la propuesta teórica del pensador estadounidense Benjamin Bratton para describir el modelo actual de organización técnica para la computación a escala planetaria. Una forma de explicar cómo se organiza, distribuye y funciona el mundo que conocemos.

En su libro, “The Stack: On Software and Sovereignty” establece tres capítulos:

• Los modelos: donde esboza el marco conceptual y la relevancia histórica que existe alrededor de este modelo
• Las capas: detalla la composición de cada estrato
• Los proyectos: especula sobre el futuro de The Stack.

Según Benjamin Bratton, el “Stack” es el modelo que explica la manera en la que se organizan los agentes de las seis capas independientes que componen nuestro mundo; desde la tapa inferior o base, la capa de la Tierra, que abastece energía, agua y materiales al resto del sistema, hasta la superior, el usuario que los consume.

Las 6 capas que componen el Stack según Benjamin Bratton

1. La primera es la capa de la “Tierra”, que como hemos comentado anteriormente, proporciona el sustrato material al Stack.

La Tierra representa las características profundamente físicas de la supercomputación, y pone en primer plano “la geopolítica de los flujos de minerales y recursos de extracción, consumo y descarte”, afirma Bratton en su libro.

2. La segunda capa es la de la “Nube”. Esta incluye las granjas de servidores, las bases de datos masivas, las fuentes de energía, los cables ópticos, los medios de transmisión inalámbricos y las aplicaciones distribuidas.

La Tierra se transforma en Nube a través de la expansión de la infraestructura de plataformas -las redes integradas de cables, satélites, centros de datos y dispositivos de usuario-.

3. La tercera capa es la de la “Ciudad”, lo que define el tejido urbano del Stack. Según describe el propio Bratton en su libro, se trata del “entorno de megaciudades y megarredes discontinuas que sitúan el asentamiento humano y la movilidad en la combinación de envolturas físicas y virtuales”.

Los usuarios concilian su presencia en el “Stack” y sus experiencias con su posición en este plano socio-tecnológico designado como la capa de la ciudad.

Al ser perfilados, registrados, definidos e influidos por su lugar de residencia nacional y su condición de usuarios registrados en múltiples plataformas, los usuarios asumen múltiples ciudadanías superpuestas a la vez.

4. La cuarta capa es la de “Dirección”. Quizá esta es la capa más ambigua de todas y la más difícil de comprender.

Si la capa Ciudad define las zonas jurisdiccionales urbanas mediante la limitación y el cerramiento, la capa Dirección emplea técnicas similares para cuantificar a los usuarios y su actividad.

La capa de dirección hace referencia a la asignación de hipervínculos, direcciones IP y códigos postales, a personas y cosas.

5. La quinta capa es la de la “Interfaz”, que incluye los dispositivos que facilitan la comunicación dentro del Stack. La interfaz “proporciona mediación lingüística e imagística”.

Los usuarios interactúan con el “Stack” (y viceversa) a través de varios canales, aplicaciones y regímenes: estas son las Interfaces, que median entre los individuos y sus “Yo dirigidos”, sus ciudadanías y sus datos.

6. Finalmente, encontramos la capa del “Usuario”, que incluye a los actores que inician la comunicación del Stack.

Es importante tener en cuenta que esta capa implica tanto a los humanos, como a los no humanos, es decir, también incluye a entes o inteligencias artificiales.

Según Benjamin Bratton “El Stack” se activa a través de columnas que describen un bucle de retroalimentación que comienza y termina con el Usuario. The Stack puede trazar el mapa de cada estado del ser de una cosa a la que se dirige: su composición y descomposición material, su progresión a través del espacio cibernético y geográfico, e incluso su residuo después de que haya fallecido.

Según explica la escritora y periodista española Marta Peirano en su libro, “Contra el Futuro”, la clave del Stack son el usuario y la Tierra, que son las capas materiales:

“Sin energía no hay Stack, y sin humanos este no tiene sentido. Dentro del Stack están las capas interiores, cuyo potencial de expansión es infinito. De abajo a arriba, la capa de la Nube computa, la capa Ciudad crea y gestiona, la capa Direcciones adjudica y la capa Interfaces es donde se representa y se interpreta”.

Ahora bien, ¿cómo podría la teoría del Stack ayudar a combatir el cambio climático y frenar la emergencia climática?

The Stack y el Cambio Climático

Tal y como explica Benjamin Bratton en su cuenta de Twitter y en su libro “The Terraforming”, se pueden conseguir intervenciones aplicadas contra el cambio climático a partir del Stack:

“La clave sería forzar nuevas transformaciones en la manera en que las reacciones en cadena y de ensamblaje, que humildemente llamamos “automatización”, organizan las economías de carbono y energía. […] Estas transformaciones podrían tener una influencia mucho más directa en el éxito de la mitigación de lo que jamás podría tener la renovación estrictamente política de la representación legal”.

Sin embargo, Bratton también asegura que “la artificialidad de todo esto no descalifica el diseño o la intervención deliberados. Al contrario, exige un plan”. Es decir, que debemos seguir manteniendo estrategias y mecanismos directos como los Planes de Energía y Clima o los ODS de la ONU, pero deberíamos empezar a ver más allá.

En definitiva, realizar cambios estructurales en las diferentes capas del stack y no solamente en las capas de “Ciudad” o “Dirección”, permitiría modificar la tendencia de nuestra sociedad a la explotación y eliminar de base la dependencia a las tecnologías de carbono.

Introducir el Stack en el debate climático sería, sin duda, un auténtico reto. Y no solamente por la complejidad de su comprensión, sino por la dificultad para su implementación.

Para lograr los objetivos de descarbonización y ser ZEO para 2050 es importante abrazar nuevas teorías, iniciativas e ideas. El Stack es una nueva forma de explicar la manera en la que se organizan los seres humanos y, por lo tanto, puede ser fundamental para lograr cambiar el sistema y activar una transición ecológica real.

 Sin embargo, nunca debemos olvidar que el foco debe ser reducir emisiones.