Después de un verano marcado por las olas de calor y la sequía, toca volver a la realidad y a la rutina. Durante las primeras semanas de septiembre, los colegios, institutos y centros de formación de España están abriendo ya sus puertas para volver a acoger a millones de estudiantes en el nuevo curso escolar 2022- 2023.
Tras pasar uno de los veranos más calurosos de la historia, hecho que ha activado las alarmas tanto de la comunidad climática como de los gobiernos y organizaciones internacionales, ahora toca preguntarse: ¿están realmente sensibilizados los colegios frente a esta problemática? ¿Cómo contribuyen a la lucha contra el cambio climático?
Aunque muchos puedan pensar que los colegios solo pueden contribuir a esta causa a través de la divulgación y la concienciación en las aulas, lo cierto es que pueden hacer mucho más.
Desde estrategias de adaptación, las más comunes, hasta acciones para reducir la huella de carbono de estas instalaciones o mecanismos para hacerlas más resilientes.
El Gobierno lanza un nuevo Plan para adaptar los colegios al cambio climático
En este sentido, precisamente pocos días antes de la “vuelta al cole”, el Gobierno de España anunció la activación de un nuevo plan para adaptar los colegios al cambio climático. Según fuentes del Ministerio de Educación, el plan contará con un presupuesto de 200 millones de euros y estará enfocado en preparar a los centros educativos para las próximas olas de calor.
Esta medida de adaptación a la emergencia climática se llevará a cabo de manera coordinada con las diferentes comunidades autónomas. Desde el Ministerio de Educación han informado de que uno de los cambios que se están valorando, es realizar una instalación masiva de aires acondicionados y naturalizar los espacios de recreo, incorporando muchas más zonas verdes en los colegios.
Sin embargo, la mayoría de expertos ambientalistas aseguran que lo más efectivo sería cambiar el modelo constructivo para que los edificios sean resilientes al cambio climático. Tratar de reformar las escuelas aplicando la arquitectura bioclimática y construir los edificios nuevos bajo estos criterios.
Y es que la mayoría consideran que la instalación de aire acondicionado debería ser el último recurso, debido al gran gasto energético que supone.
Sería contraproducente activar una medida de adaptación para la lucha contra el cambio climático que, al mismo tiempo, pudiese generar un aumento de las emisiones – en el caso de que el suministro de electricidad del colegio no fuese de origen renovable-.
“Hacer más verdes los patios de recreo”, la medida con mejor acogida entre la comunidad climática
Por otra parte, la idea de hacer más sostenibles los patios de recreo ha tenido una mejor acogida por parte de la comunidad climática.
De hecho, a principios del verano de 2022, algunos colegios andaluces, murcianos y extremeños construyeron refugios climáticos en estas instalaciones, tanto para los niños, como para la ciudadanía de a pie – que pudieron acceder libremente a los mismos durante los meses de julio y agosto, en los cuáles no hay clases-.
En ciudades como Barcelona, por ejemplo, este verano el Ayuntamiento convirtió 11 escuelas en refugios climáticos, substituyendo parte del asfalto de los patios por zonas verdes, construyendo fuentes de agua y realizando reformas en los edificios para así mejorar su aislamiento.
De hecho, la capital catalana es un ejemplo de ciudad comprometida con esta causa: actualmente es la ciudad de España con una mayor red de refugios climáticos.
Parte de los municipios que llevaron a cabo estas remodelaciones para adaptarse al cambio climático, lo hicieron a través de proyectos financiados con fondos europeos.
Además, durante los meses de mayo y junio, otros colegios han optado por flexibilizar o acortar el horario lectivo, para así evitar que las consecuencias del cambio climático hicieran mella en la salud y el bienestar de los más pequeños.
¿Qué estrategias de mitigación están llevando a cabo los colegios?
Sin duda, la adaptación al cambio climático es una estrategia necesaria a todas las escalas y claramente la mayoría de escuelas están haciendo un gran esfuerzo para aplicarla. Ahora bien, ¿qué hay de las medidas de mitigación?
Precisamente, uno de los focos del nuevo Plan de Adaptación de los colegios al cambio climático del Gobierno de España es hacer más verdes los patios. En este sentido, es importante tener en cuenta que, al plantar nuevos árboles, arbustos y otro tipo de vegetación, también se está llevando a cabo una acción de mitigación.
Y es que la vegetación no solo da sombra, sino que crea microclimas que nos permiten regular la temperatura y la humedad. Y, sobre todo, captura dióxido de carbono y libera oxígeno, reduciendo de este modo el nivel de CO2 de la atmósfera y actuando como un sumidero de carbono.
Además, otra de las áreas desde las cuáles los colegios pueden contribuir a la lucha contra el cambio climático es la movilidad. Es vital que las escuelas promuevan el transporte a pie, en bicicleta o a través de vehículos eléctricos de bajo impacto ecológico – patinetes, motos y coches eléctricos-.
Y es que es una escena muy común ver a los padres dejando a sus hijos en el colegio o esperarlos a la salida aparcados en triple fila. En este sentido, promover alternativas sostenibles, habilitando carriles bici o rutas escolares urbanas seguras, no sólo facilitaría la vida a las familias, sino que también ayudaría a reducir la huella de carbono asociada a estos colegios.
La eficiencia energética en las escuelas: un motor para reducir su huella de carbono
A través de la eficiencia energética, las escuelas tienen un amplio margen de mejora para reducir la huella de carbono asociada a su actividad. Reducir el consumo energético de las aulas puede ser una excelente herramienta de mitigación.
Existen diferentes formas para reducir el consumo energético de los centros educativos:
- Promoviendo su empoderamiento energético. Haciendo a la dirección del colegio partícipe de las decisiones vinculadas al suministro energético y formándoles en este ámbito.
- Reduciendo y optimizando el consumo energético de los centros y mejorando su confort.
- Impulsando proyectos interdisciplinarios de aprendizaje en los centros educativos. Por ejemplo, concienciando a los más pequeños de la importancia de cerrar las luces al salir de clase, pero también sobre la vulnerabilidad energética que sufren algunas familias en riesgo de exclusión social.
- Apostando por un suministro energético 100% renovable y aplicando mejoras técnicas, como cambios en la iluminación, la construcción de galerías para obtener más luz natural, etc.
En Barcelona llevan a cabo todo este tipo de acciones a través del programa Escoles + Sostenibles. Desde 2001, contribuyen a la sostenibilidad desde la educación, reconociendo las escuelas como agentes de cambio en la ciudad.
De hecho, a partir del curso 2017-2018 activaron el proyecto E3 de empoderamiento energético en algunos centros educativos de Barcelona. La prueba piloto tuvo lugar en los institutos Barri Besòs, Dr. Puigvert i Rambla del Prim.
Además, desde algunos colegios ya se está empezando a impulsar el autoconsumo solar fotovoltaico, realizando instalaciones de placas solares en las azoteas para así fomentar la soberanía energética.
De este modo, los colegios se implican de una forma más directa en la lucha contra el cambio climático y, además, reducen su factura de la luz.
Paralelamente, es importante impulsar planes de economía circular, activando sistemas eficientes de reciclaje, o bien menús sostenibles, reduciendo la carne de los menús escolares y apostando por un mayor consumo de vegetales de KM0 o de proximidad.
Otras acciones que pueden ayudar a las escuelas a ser más ZEO son:
- Promover el estudio a través de dispositivos electrónicos, para así reducir el consumo de papel asociado a los libros.
- Optar por la eliminación de los uniformes escolares, que suponen una producción anual extra para las empresas textiles españolas, que genera un gasto de recursos hídricos, tejidos y emisiones extra.
- En el caso de los institutos implementar las clases híbridas, permitiendo la asistencia telemática una o dos veces a la semana
Educación ambiental en las aulasa
Finalmente, la mejor forma que tienen las aulas para contribuir a la lucha contra el cambio climático es la educación ambiental. Y es que, según los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, la enseñanza debe ser uno de los agentes impulsores de la conciencia ambiental, ya que está a cargo de la educación y la sensibilización de las futuras generaciones de políticos, empresarios y dirigentes.
En este sentido, la concienciación sobre la importancia que tienen nuestras acciones en el Planeta puede ayudarnos a modificar positivamente nuestro entorno e impulsar el consumo sostenible. Llevado a la práctica, esto implica introducir contenidos curriculares en los diferentes cursos y desde edades muy tempranas.
Es importante abordar la cuestión del cambio climático en las diferentes asignaturas e, incluso, poder crear una nueva materia dedicada a abordar específicamente este tema.
Porque como bien comentaron en el Foro de Educación de El País de 2019, “la educación medioambiental debe abordarse en todos los niveles de la enseñanza y desde todas las áreas de aprendizaje, pero también de forma concreta y sistemática en todas las etapas educativas”.
Es importante transmitir tanto a los más pequeños, como a los jóvenes y adolescentes, la importancia de ser ZEO -cero emisiones-, para contribuir a la lucha contra el cambio climático.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.
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