Según la FAO, se entiende por resiliencia climática la capacidad que tienen los sistemas y entornos naturales de enfrentarse a los efectos y consecuencias provocadas por el cambio climático.
La resiliencia es que cuando un sistema, comunidad o lugar sufre cualquier tipo de perturbación o catástrofe, sea capaz de responder activando medidas y cambios para evitar riesgos, si este problema vuelve a suceder en el futuro.
Por este motivo, la resiliencia se consigue llevando a cabo un uso estratégico de los recursos naturales, aplicando estrategias y políticas específicas de resiliencia y activando medidas para impulsar la transición ecológica.
La resiliencia debería ser considerada una cuestión de política local
Sin embargo, teniendo en cuenta que los impactos del cambio climático se producen de manera diferente y desigual, dependiendo de la región o zona geográfica que nos encontramos, muchos aseguran que la resiliencia debería ser considerada una cuestión de política local.
Por ejemplo, en países insulares como Samoa, las Islas Salomón o las Islas Fiyi, existirá un mayor riesgo de inundaciones que en un país como Ucrania. Sin embargo, a este último, el cambio climático le impactará de otra forma. Por ejemplo, Ucrania es uno de los países que presenta un mayor riesgo de sequía, ligeramente por encima de 0,8, siendo 1,0 el nivel máximo.
También debemos tener en cuenta que algunas regiones específicas son especialmente sensibles a consecuencias del cambio climático tales como las sequías, las precipitaciones intensas, las olas de calor o las olas de frío. Un ejemplo de ello son las ciudades cercanas al río Ahr, el afluente izquierdo del río Rin.
En 2021 un fenómeno climático extremo impactó en las ciudades de República Checa, Polonia y Alemania
En verano de 2021, algunas ciudades de la República Checa, Bélgica, Polonia, Alemania y de algunas zonas de los Balcanes e Italia sufrieron el azote de un fenómeno climático extremo llamado “Bernd”.
Miles de personas que vivían en estas ciudades perdieron sus casas y ahora se han convertido en migrantes climáticos. Esta depresión atmosférica provocó la muerte de 188 personas y fue catalogada como el peor temporal extremo registrado en Europa en tres décadas.
Ahora bien, ¿a dónde queremos llegar con todo esto?
Los líderes políticos achacaron la culpa de este desastre al cambio climático. Además, aseguraron que debían empezar a preparar mejor estas regiones para evitar situaciones similares en el futuro. ¿Cómo? Con estrategias de resiliencia específicas para las ciudades afectadas.
En el caso concreto del temporal Bernd, las medidas de resiliencia podrían ser: construir diques de contención para prevenir la subida del río, limitar la edificación de viviendas cercanas al río y reubicándolas en zonas de más altitud, desarrollar nuevos sistemas de canalización de agua, etc.
Los ejemplos comentados anteriormente reflejan cómo cada región, ciudad o país, requiere de unas herramientas u otras para poder preservar y mejorar sus condiciones frente a la crisis climática.
¿De dónde viene la palabra resiliencia climática?
La comunidad climática asegura que el concepto resiliencia adaptado a la lucha contra el cambio climático fue utilizado por primera vez durante la firma del Acuerdo de París, en 2015. Y es que precisamente los tres pilares para frenar la crisis climática que recoge el acuerdo son la mitigación, la adaptación y la resiliencia.
Estas son, según la Conferencia de las Naciones Unidas para el Cambio Climático, las tres formas para prepararse y protegerse de las consecuencias de este fenómeno causado por el hombre.
Tal y como apunta la comunidad internacional, ahora el objetivo de la sociedad debe ser la mitigación: conseguir una economía y consumo ZEO –objetivo cero emisiones-, reduciendo a cero las emisiones de CO2 causadas por el hombre. Solo de este modo podremos evitar una situación irreversible para el Planeta y cumplir con los objetivos pactados en el Acuerdo de París 2015. Esto nos permitirá reducir el impacto del cambio climático a largo plazo.
Sin embargo, para protegernos de los impactos del cambio climático a corto plazo es fundamental activar estrategias de adaptación y resiliencia. Ahora bien, ¿qué diferencia existe entre cada una de ellas?
- La adaptación son acciones que se deben realizar para prevenir cambios que puedan producir efectos no deseados.
En el caso del cambio climático, serían las iniciativas y medidas que ayudan a reducir la vulnerabilidad de los sistemas naturales y humanos frente al cambio climático. En este sentido, los países y comunidades deben implementar medidas y prácticas preventivas para evitar daños probables.
Se deben activar acciones a través de la administración ambiental, la planificación y el manejo de los desastres.
- La resiliencia es la capacidad de adaptación de un ser vivo para enfrentar a un agente perturbador o un estado o situación adversos.
En el caso del cambio climático, la resiliencia sería la capacidad de un ecosistema para absorber perturbaciones, sin alterar de manera significativa sus características estructurales y funcionales, pudiendo regresar a su estado original luego de que el factor de perturbación haya cesado.
En este sentido, las sociedades que actualmente están sufriendo las consecuencias del cambio climático, como inundaciones frecuentes, desertificación de suelos, contaminación del aire de las ciudades, síndromes respiratorios y dermatológicos, están mejor preparadas para soportar futuras catástrofes ambientales.
La resiliencia en las empresas
Según el IPCC, la resiliencia es “la capacidad de los sistemas sociales, económicos y ambientales de afrontar un suceso, tendencia o perturbación peligrosa, respondiendo u organizándose de modo que mantengan su función esencial, su identidad y su estructura, y, conservando al mismo tiempo la capacidad de adaptación, aprendizaje y transformación”.
En este sentido, podríamos decir que la resiliencia no solo es aplicable a ciudades o localizaciones geográficas, sino también a las empresas, sistemas agrícolas e incluso comunidades de vecinos.
En este sentido, desde hace años, las empresas trabajan este concepto a través de la “gestión de riesgo”. El informe “Thriving through the transformation” publicado el World Business Council for Sustainable Development refleja la importancia de la resiliencia climática en el sector privado.
El documento insiste en la importancia de que las empresas se preparen para hacer frente las consecuencias del Cambio Climático, mediante medidas de adaptación y de resiliencia.
Entre algunas directrices, el informe recoge una solución para impulsar la transición ecológica del sector privado: la posibilidad de obtener un triple dividendo en términos de pérdidas evitadas, beneficios económicos y beneficios sociales y medioambientales.
Además, The World Business Council for Sustainable Development asegura que existen tres pasos claves para impulsar la resiliencia al cambio climático en el ámbito empresarial:
- Desarrollar y mantener esfuerzos de mitigación ambiciosos (reducción de emisiones).
- Adaptarse para garantizar la continuidad del negocio frente a los riesgos físicos relacionados con el clima.
- Evaluar las conexiones, dependencias y valor para la sociedad y la naturaleza.
Desde la Plataforma ZEO estamos seguros de que la mitigación es el mejor camino para conseguir frenar el cambio climático. Por este motivo, debemos ser cada día más ambiciosos a la hora de reducir nuestra huella de carbono en el Planeta, tanto a nivel personal como desde las empresas y los gobiernos.
Paralelamente, es fundamental impulsar nuevos planes de adaptación y resiliencia, especialmente en aquellos países o regiones en vías de desarrollo, que disponen de un menor número de recursos para enfrentarse a la emergencia climática.
Licenciado en Ingeniería Industrial, especialidad en Organización, por la UPC. Presidente de la Asociación para el Desarrollo de la Casa Bioclimática desde su creación en 2003. Presidente del Comité de Representación de la plataforma ZEO (Zero Emissions Objective), para frenar el Cambio Climático.
Cargando…
