Los meteorólogos y científicos ya han alertado de que este 2021 será uno de los veranos más calurosos de la historia.

Según Meteored, durante los próximos meses, en España el calor será sofocante. Y es que, a lo largo de este periodo, se podría producir una entrada de aire tropical continental procedente de África. A ello se le sumaría el propio calor de la península ibérica, que actúa como un minicontinente.

Este organismo estatal asegura que, debido al cambio climático, “podríamos tener algunas olas de calor intensas con una duración algo más larga de lo normal”. Es importante recordar que sólo en nuestro país, cada año mueren 1.300 personas a causa de las olas de calor – a esta cifra debemos sumarle 1.100 muertes más a causa de las olas de frío-.

La comunidad climática prevé que las temperaturas y fenómenos climáticos extremos aumenten en las próximas décadas, si no reducimos las emisiones GEI y hacemos frente al cambio climático.

En este escenario, resulta totalmente comprensible esperar que las familias, comercios y negocios españoles elijan el aire acondicionado como medio para protegerse de estas altas temperaturas y climatizar las viviendas y los espacios de trabajo y ocio.

Se trata de la opción más cómoda, pero sin duda, la menos económica y con un impacto ambiental asociado a la producción de esta electricidad que consumimos.

Este mes de junio de 2021 han entrado en vigor las nuevas tarifas de la luz que han aumentado un 41% en los tramos de horarios donde más electricidad se consume. Hasta ahora, la electricidad tenía el mismo precio en todas las horas del día, pero ahora existen tres tramos diferentes: las horas pico, las horas llano y las horas valle.

La diferencia de precio entre horas pico y horas valle llega a ser casi 3 veces mayor. Sin duda, un factor a tener en cuenta a la hora de consumir electricidad.

El aire acondicionado contribuye al cambio climático 

Un informe publicado por la Agencia Internacional de la Energía pronostica que para el 2050, el número de unidades de aire acondicionado en el mundo aumentará de 1.600 a 5.600 millones.

Debemos tener en cuenta que los aires acondicionados consumen electricidad (en mayor o menor medida según el uso que le demos), utilizan gases refrigerantes perjudiciales para la atmosfera y provocan el efecto “isla de calor” en las grandes ciudades. Es decir, el aire acondicionado contribuye al calentamiento global de la Tierra.

Ahora bien, si queremos protegernos del calor y no generar un gran impacto medioambiental mientras lo hacemos, debemos analizar las diferentes soluciones sostenibles a nuestro alcance. Además, estas mejoras también nos permitirán ahorrar en la factura de la luz. En este artículo vamos a analizar 3 opciones:

  1. Soluciones bioclimáticas
  2. Trucos low cost
  3. Autonomía fotovoltaica

1. Soluciones bioclimáticas

Las soluciones bioclimáticas están basadas en la arquitectura bioclimática, una vertiente de la arquitectura que tiene el objetivo de crear edificios de elevada eficiencia energética y adaptados al clima en el que se construyen. De hecho, la arquitectura tradicional estaba siempre muy ligada al clima del entorno, pero a partir de los años 50, con la entrada de sistemas de calefacción y refrigeración, se ha optado a menudo por criterios estéticos frente a los criterios climáticos. Esto acaba repercutiendo en el bienestar térmico de los usuarios del edificio y en el consumo, a veces desmesurado, de energía para la climatización.

Los criterios bioclimáticos con mayor mejora en el edificio, serán aquellos que podremos seguir en el momento de diseñar y construir el edificio. El principal es la propia orientación de la vivienda y utilizar la vegetación y la topografía de la zona a nuestro favor. De esta forma, podremos climatizar y enfriar de forma natural nuestro hogar

En un país caluroso como España, hay que evitar las grandes superficies acristaladas en las orientaciones este y oeste, ya que suponen una entrada de radiación solar muy elevada y indeseada en verano. Las grandes ventanas tienen que estar en la cara sur, con protecciones solares tipo salientes o toldos que nos protejan del sol en verano.

Una buena solución para climatizar el hogar de forma sostenible en verano es jugar con las sombras y evitar que el sol incida directamente en el mismo:

  • Reducir la reflectividad de las superficies exteriores cercanas a las ventanas expuestas al sol durante el verano. Existen paredes que hacen rebotar la radiación solar, haciendo que entre en nuestra vivienda. Una buena solución es que tenga un color más oscuro o vegetación que evite que la radiación rebote.
  • Utilizar la topografía del terreno, la vegetación o las estructuras para crear sombra en verano. Hay que proteger las aperturas de este y oeste, siempre que sea posible, des del exterior. Además, si optamos por carpinterías con lamas, estas deben ser verticales, no horizontales
  • Utilizar materiales reflectantes en superficies expuestas al sol de verano. De este modo las paredes no acumulan la radiación solar y no se calientan durante el día. Un ejemplo de ello lo vemos en los pueblos andaluces o baleares con sus casas tradicionales siempre blancas.
  • Aplicar dispositivos de sombra para los acristalamientos expuestos al sol. Al este y el oeste por el exterior, y con lamas verticales, preferiblemente orientables. En el sur pueden ser con lamas horizontales, ya que el sol es más vertical, y también mejor orientables. En la cara norte no será necesario, por lo general, proteger las ventanas.
  • Utilizar voladizos o aleros que nos permitan tener abiertas las ventanas para desviar hacia el interior de la casa los vientos de verano, pero sin que entre la radiación solar.

Estas son algunas de las soluciones bioclimáticas que puedes aplicar en tu hogar para lograr una protección natural del calor del edificio. Las medidas siempre tendrán mejor resultado si se llevan a cabo en el diseño del edificio.

Aún así, siempre es posible actuar en las ventanas, por fuera, con protecciones, y en las paredes más expuestas (este y oeste) con aislamiento térmico en el interior, que evite que el calor acumulado en las paredes acabe entrando por la noche en el edificio.

2. Trucos low cost

Existen algunos trucos y acciones más sencillas que pueden ayudarnos a protegernos de las olas de calor en verano y climatizar la vivienda de forma sostenible.

Toldos o persianas alicantinas

El primero es la instalación de toldos y/o persianas alicantinas en las ventanas. Éstas son protecciones solares exteriores que permiten la entrada de luz natural, pero evitan la entrada de la radiación solar directa.

Pintar el techo de la azotea de blanco

En segundo lugar, pintar el techo o la azotea de tu vivienda de color blanco. De esta forma conseguimos que la radiación solar que incide durante todo el verano se refleje y no caliente el techo. Esto mejora mucho la temperatura interior del techo de la vivienda. Si además podemos incluir aislamiento, con un trasdosado interior del techo con lana de roca y pladur, la mejora en confort térmico será mucho mayor.

Cerrar persianas y viviendas durante el día (si no estamos en casa)

Es importante remarcar que, si por la mañana nuestra vivienda está a una temperatura correcta, alrededor de los 25ºC, si ésta sube durante el día es porque está entrando radiación exterior. Si conseguimos minimizar esta entrada de energía, la temperatura en el interior se mantendrá mucho más tiempo baja. Tendremos confort a coste zero. Por lo tanto, será una buena opción cerrar las persianas y ventanas durante el día (si no estamos en casa), y abrirlas durante la noche. Así reducimos la temperatura de la casa y logramos un mayor enfriamiento una vez se ha ido el sol.

Ventilación natural cruzada

Otro recurso gratuito de climatización es la ventilación natural cruzada. Para conseguirla es necesario abrir las ventanas distribuidas en las diferentes fachadas de la casa para así renovar el aire. De esta manera, se obtiene una corriente de aire que rebaja la temperatura (si fuera estamos a menor temperatura), o bien que mejora la sensación térmica. Si tiene aire en movimiento alrededor, el cuerpo humano tiene una sensación térmica de hasta 2ºC menor de la real.

Pulverizadores de agua

Existe un recurso que funciona correctamente en climas calurosos secos (no húmedos como los de la costa): el uso de pulverizadores de agua, aspersores o fuentes en las que circule agua para enfriar las zonas cercanas a la vivienda. Un ejemplo de este caso lo vemos en la arquitectura bioclimática tradicional, en concreto, en los patios andaluces.

Iluminación LED

Por último, hay que tener en cuenta las denominadas cargas internas de la casa. Aquellos consumos de energía que generan calor y hacen aumentar la temperatura. El caso más habitual es la iluminación, aunque por suerte cada día tenemos más luz LED. Una halógena o bombilla incandescente convierte el 90% de su consumo eléctrico en calor, los fluorescentes el 50%, mientras que los LED sólo el 10%. Además de la iluminación tenemos la televisión, la nevera y otros aparatos eléctricos que acaban generando calor.

3. Apostar por la autonomía fotovoltaica.

Si vais a instalar aire acondicionado, desde Plataforma ZEO os recomendamos que lo hagáis de forma conjunta con una instalación de autoconsumo fotovoltaico. De este modo, la electricidad que se consuma en el equipo de aire acondicionado se estará generando con la instalación fotovoltaica y quedará equilibrado.

Al fin y al cabo, los días de mayor demanda de electricidad para el aire acondicionado coinciden con el momento de mayor producción de electricidad de la instalación fotovoltaica. Cuanto más sol hace, más calor, y al mismo tiempo, más electricidad generan las placas.

El autoconsumo fotovoltaico puede ser individual, si tenemos la suerte de disponer de una vivienda unifamiliar con cubierta disponible. Pero si vivimos en un edificio plurifamiliar, también podemos pensar en el autoconsumo compartido, con todos los vecinos. La actual normativa lo permite y es viable.

Si conseguimos producir nuestra propia electricidad, el sobrecoste de consumo para usar el aire acondicionado puede ser cero. Hay opciones que permiten reducir el coste de implementación del autoconsumo, como las compras colectivas. Además, son sistemas que tienen bonificaciones, como la desgravación en el IBI de la vivienda durante los primeros años. A partir de 4000€, podemos disponer de instalaciones de suficiente capacidad para una vivienda de 2500 kWh de consumo eléctrico anual.

Además, hoy en día, ya es posible recibir una compensación por el excedente energético que producen tus placas solares durante el día. La electricidad que se produce pero que no se consume en el momento, se inyecta a la red, y después, mensualmente esta energía se abona en la factura de la luz forma automática.

De esta forma, tu factura se ve reducida y tu instalación de autoconsumo no requiere de baterías para conseguir que esa energía producida cuándo no hay consumo en el hogar y que sobra, se pueda consumir en otro momento.

Y si en tu caso no es posible instalar autoconsumo fotovoltaico, otra forma de reducir al máximo el impacto ambiental de tu sistema de climatización eléctrico es cambiar el suministro energético a una comercializadora 100% renovable. La factura de la luz reflejará el consumo eléctrico del aire acondicionado, pero al menos te asegurarás que la electricidad consumida ha sido producida por instalaciones de energía renovable que no tienen impacto sobre el cambio climático.

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