En el último libro de Bill Gates, “Cómo evitar el desastre climático”, el tecnócrata y multimillonario establece cinco niveles o ámbitos de actuación a través de los que el ser humano genera Gases de Efecto Invernadero (GEI). Con cada acción que llevamos a cabo, generamos una cantidad específica de emisiones de CO2. Aunque como se puede ver a continuación, la huella de carbono de algunas de ellas es mucho mayor que otras.
¿Qué cantidad de gases GEI emiten las cosas que hacemos?
Producir cosas (cemento, acero, plástico) –> 37%
Enchufarnos (electricidad) –> 27%
Hacer crecer cosas (plantas, animales) –> 19%
Movernos (aviones, camiones, barcos de carga) –> 16%
Protegernos del calor y el frío (calefacción, refrigeración) –> 7%
A lo largo de las últimas décadas, la mayoría de artículos sobre la crisis climática se han centrado en el papel de la producción eléctrica y los combustibles fósiles en el cambio climático.
Por eso muchas personas asumieron que la generación de electricidad era la principal culpable de este fenómeno global. Sin embargo, tras observar este cuadro podemos comprobar que el área que más contribuye al cambio climático es la “producción de cosas y materias primas”.
Descarbonizar el sector de la construcción debería ser una de las prioridades de la acción climática
Por este motivo, uno de los focos de la acción climática y la transición ecológica debe ser la construcción. Este sector no puede quedar al margen de la ambiciosa, pero necesaria meta de descarbonización establecida por el Pacto Verde Europeo y el Fit for 55: reducir un 55% las emisiones para 2030 y lograr la neutralidad climática para 2050.
Y es que, según el último informe Fundamenta 45, se estima que el sector de la construcción genera cerca de un 30% del total de emisiones GEI (Gases de Efecto Invernadero).
Este cálculo incluye datos de emisiones de todo el ciclo de vida completo de los proyectos de construcción. En este sentido, se incluye el consumo de materias primas, el uso de maquinarias pesadas y su producción, el transporte de los materiales, los residuos generados durante todo el proceso y su posterior tratamiento, la contaminación de aguas, materiales adicionales y aislantes, etc.
La construcción comercial y residencial representa un 38% de las emisiones GEI globales
Según el “Informe del estatus mundial de edificios y construcción” de 2020, elaborado por la Alianza Global para los Edificios y la Construcción (GlobalABC), el sector de la construcción comercial y residencial representa el 38% del CO2 emitido a la atmosfera, genera el 30% de residuos sólidos y el 20% de la contaminación de aguas.
Este estudio realizado en colaboración con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), indica que la mitad del CO2 expulsado a la atmósfera está relacionado con la construcción de edificios a lo largo de todas sus fases: construcción, uso y posterior demolición.
Inger Andersen, directora ejecutiva del PNUMA, aseguró que “cambiar el sector de los edificios y la construcción hacia una vía (de emisión) baja de carbono, ralentizará el cambio climático y generará importantes beneficios para la recuperación económica”. Por eso Andersen subrayó que debería ser un área prioritaria para todos los gobiernos.
Debemos tener en cuenta que la construcción es uno de los mayores consumidores de materias primas. Solamente el sector del cemento es responsable del 5% de las emisiones CO2 globales. Por cada tonelada de cemento que fabricamos se emite 1 tonelada de CO2 a la atmósfera.
Además, para producir hormigón, el material de construcción más utilizado en todo el mundo, la industria utiliza 1.6 billones de toneladas de cemento. Por no hablar de la huella de carbono generada por la utilización de maquinaria pesada o del transporte de materiales al lugar de edificación, que supone entre el 7 y el 8% de las emisiones generadas por el sector.
A finales del año 2020, ficemem, la Agrupación de fabricantes de cemento de España, hizo pública la Hoja de ruta de la industria cementera española para alcanzar la neutralidad climática en 2050.
Según recoge el mismo documento, firmado por la ministra del MITECO, Teresa Ribera, “el sector del cemento, por el gran impacto que tiene en el ámbito de las infraestructuras y la edificación, está estratégicamente posicionado para dar respuesta a los desafíos de descarbonización”.
La industria cementera ha elaborado una hoja de ruta para lograr su descarbonización
Apuntan al hormigón como el elemento central que puede ayudar a realizar la transición a una construcción y edificación más verdes. Y es que el hormigón es un material de construcción disponible a nivel local que cuenta con una huella de carbono menor a la del cemento.
Pese a que hay otros materiales más sostenibles como el bambú, la madera o el corcho aglomerado, el hormigón es un material durable y resistente. Este es capaz de hacer frente a la mayor severidad de las condiciones meteorológicas y desastres naturales (inundaciones, movimientos de tierra, terremotos…).
Por eso el hormigón desempeña un papel fundamental a la hora de combatir y prevenir las consecuencias negativas del cambio climático, protegiendo a las personas, los edificios y el entorno.
Además, tal y como recoge el documento “este material es 100% reciclable para su utilización en nuevos hormigones. En su fabricación se utilizan también residuos de otras industrias, convirtiéndose en un material esencial en el camino hacia la economía circular.”
¿En qué consiste la nueva Hoja de Ruta?
La asociación Oficemem ha basado la estrategia de esta nueva Hoja de Ruta en el “Enfoque de las 5Cs”. Esta línea de acción requiere de la colaboración de toda la cadena de valor: “Clínker, Cemento, Hormigón1, Construcción-(re) y Carbonatación”, para convertir en realidad la visión de la neutralidad climática.
Para cada una de estas 5Cs se identifican las áreas en las que se puede reducir significativamente las emisiones; las tecnologías clave que les permitirán hacerlo y los apoyos necesarios, especialmente económicos, para poder impulsar esta transformación.
Estas son algunas de las medidas y cambios específicos que la industria cementera desarrollará en los últimos años, para así poder reducir su impacto en el medio ambiente y su huella de carbono:
- Gracias al uso de materias primas descarbonatadas, la industria podrá reducir un 5% de las emisiones de CO2 de proceso para 2030 y un 8% de para 2050.
- La industria cementera alcanzará el uso de un 45% de combustibles alternativos para 2030 y un 70% en 2050, de los que un 40% sean biomasa. Esto supondrá un ahorro total del 6% de las emisiones de CO2 en el sector.
- Para 2050, el uso de las diferentes tecnologías de captura de carbono reducirá las emisiones de CO2 en la producción de cemento en un 37%.
- Gracias a la digitalización, la mejora del diseño de la mezcla y los nuevos aditivos, se podría reducir la cantidad de cemento en el hormigón en torno a un 5% en 2030 y a un 10% en 2050, sin reducir las prestaciones
Según lo establecido en el Acuerdo de París, el sector cementero se ha fijado el objetivo de reducir sus emisiones en un 43% en 2030 a lo largo de toda su cadena de valor. El mismo objetivo que ha establecido la oficemem en su “Hoja de ruta de la industria cementera española para alcanzar la neutralidad climática en 2050”.
Sin duda, las acciones y medidas concretas recogidas en esta hoja de ruta auguran un buen camino hacia la transformación verde del sector cementero. La elaboración y desarrollo de este documento puede servir de ejemplo y de guía para otras industrias, como la del acero o la del plástico, para impulsar su transición hacia una producción ZEO -cero emisiones-.
Graduada en Periodismo por la UAB con mención en Sociedad y Cultura. Anteriormente publicando para La Vanguardia en ámbitos de RSC, Empresas, Alimentación y Salud. Máster de Comunicación&Marketing Digital en INESDI y Responsable de Comunicación de PlataformaZEO.
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